Lunes 29 de abril 2024

Aprender sin barreras

Redacción 29/07/2015 - 03.52.hs
Un grupo de niños y adolescentes sordos e hipoacúsicos aprenden a hablar inglés, una manera de superar prejuicios. "Venimos porque nos gusta saber otras cosas además de la escuela", afirmó Luna.
Luna, Martina y Tomás nacieron sordos. Los tres pasaron por distintos tratamientos hasta que llegaron a la operación para tener sus implantes cocleares. Franco tiene audífonos. Y los cuatro juegan y se divierten mientras pronuncian en inglés las imágenes de animales, lugares de la casa o distintos miembros de una familia que la "teacher" les muestra en una lámina.
"A mí me gusta venir a las clases porque es lindo aprender cosas nuevas, lo más difícil es leer y seguir a la profe cuando habla en inglés, pero la pasamos bien", contó Luna, que charla con todos mientras se desarrolla la clase.
Los chicos y chicas concurren a Oires, un lugar que trabaja en la rehabilitación auditiva desde bebés hasta adultos. El año pasado surgió la posibilidad de incorporar la enseñanza del Inglés como una forma de desarrollar e incentivar el habla de niños y adolescentes sordos e hipoacúsicos, una experiencia que resulta provechosa para todos.
"En un momento los papás de Luna vinieron de Buenos Aires, donde ella hacía un tratamiento, y nos dijeron que les habían recomendado que estudiara el idioma inglés. Nos preguntaron y medio que entramos en pánico porque no sabíamos dónde podía ser ya que los institutos y academias tienen una perspectiva un poco más comunicativa y gramatical, así que como estímulo sería mucha carga, sobre todo en el arranque", explicó Carola Rodríguez, profesora en Educación de Sordos.
La experiencia comenzó como una prueba piloto, con un taller, y este año se consolidó con clases más formales, pero con una apuesta hacia lo lúdico en la manera de enseñar y aprender, según explicó Romina Cheme Arriaga, la profesora de Inglés a cargo del taller.
"Está bueno porque es entretenido, charlamos y nos reímos y es lindo aprender inglés porque podemos hablar en otro idioma", señaló Tomás.
"Además hay muchas películas o canciones que son en inglés, entonces si sabés el idioma podés saber qué dicen. Y también nos sirve para la escuela", agregó Martina, que junto a Luna esperan la hora de las fotos para posar y lucirse ante el lente.
El taller se basa en la comunicación y no en la pronunciación. Además funciona de manera integrada con el resto de las actividades de rehabilitación de quienes concurren a Oires. "El objetivo es que el aprendizaje de la lengua extranjera esté en un marco, con un propósito, que es lo comunicacional, por eso buscamos evitar que sea una carga extra a lo que ya tienen con la escuela, las clases de apoyo, la visita al consultorio. Se direcciona hacia un aprendizaje mediante el juego", resaltó la fonoaudióloga Analía Bárcena.
¿Qué es lo más difícil de aprender otro idioma?
"Lo más complicado es pronunciar bien. A veces no le entendemos lo que dice la 'seño', pero igual tratamos de estar concentrados para aprender. El año pasado hicimos una obra de teatro con títeres, que fue todo hablado en inglés y salió re bien", dijo Luna mientras preparaba el video en una notebook para mostrar esa representación.
Los chicos y chicas hablan con naturalidad de su sordera. "Cuando era chiquito mi abuelo se dio cuenta de que no escuchaba nada así que me llevaron al médico. Después me pusieron el implante coclear y pude empezar a escuchar", recordó Tomás.
Esa u otra discapacidad, en muchos casos, funciona como una barrera en el crecimiento de quien la tiene. En este caso, los chicos y chicas sordos están exentos de la materia Inglés en las distintas escuelas a las que concurren. "Una de las cosas que pasan es que los niños sordos pueden quedar exentos de Inglés, porque se supone que no pueden aprenderlo y no es obligatorio, entonces nos planteamos por qué si sabemos que sí pueden aprenderlo" indicó Carola. "El común de la gente pone un techo a ciertas situaciones y a veces el marco legal hace que te acostumbres, '¿si son sordos como van a aprender a inglés? Estoy exento entonces ni siquiera lo intento'. Y se los exime cuando ellos lo pueden hacer tranquilamente. Se trata de sacarles ese techo", agregó.
Y queda claro en el video de la obra teatral con los títeres, en el juego que propone Romina con las láminas o cubos con imágenes o en las respuestas en inglés de sus nombres y edades. "Es lindo cuando te das cuenta de que decís algunas palabras y los demás te entienden, que aprendiste, eso te da más ganas de seguir estudiando", comentó Martina.
Franco estudió el idioma anteriormente, pero ahora tiene un entusiasmo diferente. "Acá me gusta más, se hace más entretenido porque jugamos y hacemos cosas divertidas para aprender", afirmó. Y Tomás ya se entusiasma para hablar "en chino o en italiano, estaría bueno", y se ríe junto al resto de su ocurrencia.
Las últimas fotos se hacen en la vereda. Después de una toma de todos juntos, Luna y Martina se sientan en el piso, espalda contra espalda, como dos modelos profesionales, y le piden al fotógrafo que haga su trabajo. Posan contentas y enseguida todos se despiden. "¡Good bye!" exclama Martina y sonríe pícara. El aprendizaje, queda claro, se cumple. Y lo más importante, se cumple sin barreras.

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