Miércoles 07 de mayo 2025

Ojo por ojo

Redacción 11/02/2013 - 04.20.hs

Entre la historia y la leyenda, la lucha que protagonizaron a fines del siglo XIX en Estados Unidos los Hatfield y los McCoy ha sido abordada recientemente en una serie televisiva.
En cada país hay alguna historia de Montescos y Capuletos. En Estados Unidos, se podría decir que el drama de Shakespeare, con todos sus ingredientes, y sobre todo la sangre, se hizo realidad en el enfrentamiento entre dos clanes: los Hatfields y los McCoys. Una rivalidad que comenzó al término de la Guerra Civil americana y que pudo, según lo que se sabe, desatar una segunda guerra civil entre dos estados del sur. Rencillas legales y familiares, malentendidos y romances imposibles conforman esta historia real.
El conflicto se desarrolló entre 1878 y 1891, entre los condados y estados de Kentucky (tierra de los McCoy) y Virginia Occidental (lugar de los Hatfield), en los montes Apalaches, en el área de Tug Valley, separados apenas por un río, el Tug Fork. Algunos consideran que finalizó en 1901, cuando terminaron los juicios entre las familias y firmaron la paz, otros dicen que recién en 2003, cuando los descendientes de ambos clanes arribaron a un armisticio final de manera simbólica.

 

Un éxito en la actualidad.
Recientemente, la historia, teñida de leyenda, se popularizó nuevamente a través de un western que logró varios premios, nominaciones y elogios de la crítica: "Hatfields & McCoys". Fue la vuelta del actor Kevin Costner a los primeros planos después de quedar relegado tras ganar un Oscar con su salto del cine a la televisión. Costner, que hizo de jefe de los Hatfield y también fue productor, y Tom Berenger obtuvieron el Emmy a actor principal y de reparto respectivamente. Costner también logró el de mejor actor en los Globo de Oro, relegando en la terna al otro protagonista de la historia, Bill Paxton, que se había puesto en la piel del jefe de los McCoy. La serie fueron tres capítulos de una hora y media y fue récord de audiencia en la historia de la TV cable en Estados Unidos, con 14 millones de espectadores sintonizándola en el verano de ese país a través de History Channel. En Argentina se pudo ver hace pocos días a través de Space. La serie intenta retratar ambos lados objetivamente: no hay buenos ni malos, y es cuidadosa en los detalles históricos. Fue filmada en Rumania, por los paisajes naturales de montaña, y tardó treinta años en llegar a la pantalla porque ninguna cadena quiso abordar el libreto. Los galardones y el ráting conseguidos decidieron a sus productores a realizar una secuela, la cual se centrará en los descendientes de ambas familias.
El éxito fue asombroso. Los libros de historia sobre las dos familias se dispararon a la lista de los más comprados en Amazon.com, y según la oficina de turismo de Pike County, Kentucky, la gente llamaba en promedio dos veces por minuto para pedirles que saquen folletos de los sitios históricos de las riñas y los visitantes han aumentado en el pueblo.

 

Diferencias de familias.
Los patriarcas de ambas familias eran William "Devil Anse" Hatfield (personaje de Costner en la serie) y Randall McCoy (personaje de Paxton), eran amigos y pelearon juntos en la Guerra Civil en el ejército del Sur. Cuando la guerra se dio por perdida y las bajas en las fuerzas confederadas se volvieron incontables, Devil resolvió abandonar la lucha en 1863 y volver a casa, en West Virginia, ante la sorpresa de Randall, que no entendió su decisión y menos su falta de fe tanto en Dios como en la causa del ejército del Sur. Mientras Devil desertó, Randall fue tomado prisionero por los yanquis durante varios años.
Otros cuentan que el conflicto entre ambas familias surgió cuando Harmon McCoy, que había luchado en el bando de la Unión, fue asesinado por los "Logan Wildcats", una de las numerosas milicias que se encargaban tanto de cuidar los territorios de la confederación como de acabar con los desertores. Los Wildcats eran, en su mayoría, Hatfields y uno de sus líderes era Jim Vance, tío de Devil. Cuando Randall volvió a casa y se enteró de esta muerte, no dudó en acusar a Hatfield del crimen, aunque éste le aseguró que en aquella época se encontraba enfermo.

 

Por un cerdo.
El hecho sería el disparador para una enemistad que fue creciendo con el tiempo y que sumó asesinatos, resentimientos, venganza y odios irreconciliables que alcanzarían dimensiones desproporcionadas. Y que serían adobados con una mezcla de alcohol y armas. Los McCoy empezarían queriendo vengarse pero, al ver que no podían asesinar a sangre fría, decidirían llevar el enfrentamiento al terreno legal: primero, reclamando los terrenos en los que los Hatfield tenían su empresa maderera, y luego, yendo a cuestiones mucho menores, como pelear por quién era el propietario de un cerdo en 1878. Como resultado de un juicio así que perdieron los McCoy, los hijos de Randall asesinaron a Bill Staton, pariente de ambas familias pero cuyo testimonio inclinó la balanza hacia los Hatfields. Dicen que este hecho sería la gota que derramó el vaso en la guerra entre ambos bandos. Y ni que hablar cuando, tiempo después, el romance entre integrantes de ambas familias contribuyera a encrespar los ánimos mucho más, una historia de amor destinada a terminar como Romeo y Julieta.

 

De la paz a la guerra.
Es también el relato de una rivalidad que le dio forma a una nación y creó una leyenda. Ya que en ambos casos, y la serie así los muestra, los Hatfield y los McCoy representan imágenes muy diferentes de cuestiones como el capitalismo norteamericano, la sociedad, el honor y la moral, la religión y la fe.
Apenas separados por el río Tug Fork, el clan Hatfield se instaló en Virginia y el clan McCoy en Kentucky. El primero se dedicaba a la industria maderera y, por ello, estaba en mejor situación económica dado que podía vender su producto a fabricantes de muebles y constructores de casas. Los McCoy, en tanto, eran granjeros, lo que hacía que su economía fuera más inestable. Esta diferencia de actividad también fue semillero de celos y envidias, que luego se alimentarían con los conflictos ya mencionados, entre los que la cereza de la torta sería el romance entre Johnse Hatfield y Roseanna McCoy, hijos de Devil Anse y Randall respectivamente. Ella quedó embarazada y los padres de ambas familias decidieron que se separaran. Producto de esto, los hermanos de Roseanna quisieron matar a Johnse, pero fue salvado por Roseanna.
Desde ese amor prohibido hasta fusilamientos salvajes cargados de una brutalidad extrema, esta historia real que podrá tener -o no- mucho de leyenda dio lugar a un western áspero, en el que los conflictos se solucionan con emboscadas y disparos, y las victorias se celebran en el burdel. Esta guerra entre clanes no sólo transformó a dos familias para siempre, sino también a las regiones en las que vivían porque, según iban aumentando las hostilidades, amigos y vecinos fueron tomando partido por unos u otros, llevando a ambos estados al borde de otra guerra civil.

 

Muertos y más muertos.
En 1882, el hermano de Devil Anse, Ellison Hatfield, fue herido de 26 navajazos y de un tiro por los tres hijos de Randall McCoy durante una pelea con la otra familia. Apresados en Kentucky, sin embargo no serían juzgados en ese estado, sino que una partida encabezada por Devil Anse los secuestraría y los fusilaría al no recuperarse de sus heridas y fallecer Ellison.
Ante estas muertes, los Hatfield fueron acusados. Como evadían en Virginia Occidental las órdenes de arresto, los McCoy pusieron precio a su cabeza ofreciendo recompensas. El 1º de enero de 1888 los McCoy recibieron un nuevo revés en la conocida como masacre de la noche de Año Nuevo, al asaltar los Hatfield su hogar encabezados por Jim Vance. Le prendieron fuego a la casa y murieron en el asalto dos hijos de Randall y fue herida de gravedad en la cabeza su esposa Sarah. Ese mismo mes, Vance sería asesinado por una partida de McCoys encabezados por un caza recompensas y el día 19, las dos familias y sus partidarios, se enfrentaron en la conocida como batalla de Grapevine Creek.
Varios de los Hatfield fueron capturados y su caso llegaría a la Corte Suprema de EEUU, que acabaría decidiendo que podían ser juzgados. Siete fueron condenados a cadena perpetua y Ellison Mounts, quien tenía problemas mentales, sería encontrado culpable de la masacre de Año Nuevo y colgado el 18 de febrero de 1890. Allí terminaría el conflicto armado entre las dos familias, aunque no las diferencias que se mantuvieron durante décadas.
Fue tanto el odio que existió entre las familias Hatfield y McCoy a finales del siglo XIX en Estados Unidos, que con los años su antagonismo se convirtió en una expresión popular que significa una "rivalidad férrea". Con el tiempo la expresión se quedó en el imaginario popular, aunque la historia real de lo que sucedió en las familias se fue desdibujando. Hasta hora.

 

Los que se ocuparon
Dado el peso de esta historia, es lógico que la miniserie de Costner no sea la primera en ocuparse de este enfrentamiento familiar y que se haya enquistado en la cultura popular del sur norteamericano. En 1923, la comedia Our hospitality, protagonizada por Buster Keaton, se basó en él para contar la historia de los Canfield y los McKayfeud. Disney elaboró el corto The Martins y coys (1946) como caricatura del conflicto. La película Roseanna McCoy (1949) relató el romance entre quien da nombre al film (encarnada por Joan Evans) y Johnse Hatfield (Farle Granger). En 1975, se estrenó en televisión la película Los Hatfields y los McCoys. Y hasta las animaciones de TV se inspiraron en el tema: el capítulo 18 de la cuarta temporada de Los Picapiedras, titulado The Bedrock hillbillies, se basó en esta lucha, y en un episodio de Scooby-Doo, los Hatfields vivían en la cabaña de los McCoys obsesionados por el fantasma de la vieja bruja McCoy, ejecutada por brujería años atrás.

 


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