Sabado 31 de mayo 2025

Como de la familia

Redaccion Avances 20/02/2022 - 15.00.hs
Santiago Canevaro, científico del CONICET.

El libro de un sociólogo del CONICET que refleja de manera sencilla el complejo universo del trabajo doméstico. Santiago Canevaro hilvana un centenar de historias para desentrañar el vínculo entre empleadores/as y empleadas.

 

Redacción *

 

Cuando el científico del CONICET Santiago Canevaro comenzó la etapa de indagación de su tesis doctoral, centrada en la relación entre empleadas domésticas y empleadores y empleadoras, se sintió más cerca de ser un psicólogo que un sociólogo: una vez que mencionaba el tema a quienes iba a entrevistar, las personas le contaban sus experiencias de una manera torrencial, casi catártica, sin necesidad de que les hiciera preguntas. “Era increíble: todos los empleadores y empleadoras tenían algo para contar. El tema los movilizaba, percibía un apasionamiento. Además de contarme su experiencia, me saturaban con preguntas, consultas, pedidos de sugerencias respecto a cómo actuar ante ciertas circunstancias, o buscaban aprobación en mí para justificar sus acciones. Ahí me di cuenta que era un tema que atravesaba de un modo muy especial la vida cotidiana de las personas”.
El resultado de ese trabajo de campo, que realizó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y le llevó ocho años de más de cien entrevistas en profundidad, análisis de materiales y observaciones, se transformó en el libro “Como de la familia” (Prometeo, 2020): el destilado de un estudio original y riguroso acerca del modo en que se articulan las relaciones de desigualdad, los intercambios afectivos y los sentidos de la relación de trabajo entre empleadores y empleadoras y empleadas domésticas.
En las casi 300 páginas del libro, Canevaro apunta su brújula socio antropológica directo al corazón de un tema tan presente como invisibilizado: despliega historias de empleadores como de empleadas, narradas de un modo simple y entretenido, como si fueran fichas de un rompecabezas que permiten al lector comprender en profundidad no solo la dimensión científica, sino también la complejidad humana detrás de esta modalidad de empleo tan común en la clase media.

 

La propia experiencia.
Lo que motivó a Canevaro a poner la lupa sobre este tema también fue su propia experiencia: en sus inicios como sociólogo del CONICET, mientras se abocaba al estudio de poblaciones de jóvenes migrantes, le llamó la atención el modo en que las madres de esos jóvenes hablaban de sus empleadores. “Escuchar a esas mujeres migrantes me recordó a esas mujeres que trabajaban en mi casa o en la de mis familiares cuando yo era chico: nací en Corrientes, y a los seis años me vine con mi mamá a vivir a Capital. Como ella me criaba sola, siempre tuvimos empleadas domésticas en casa”, recuerda. “Patricia, que era la trabajadora doméstica de una de mis tías, venía de vacaciones con nosotros. Yo jugaba con ella al fútbol, hablábamos mucho y hasta un día la salvé de haberse ahogado en el mar. Esas experiencias me trajeron una sensibilidad que articulé con una discusión más conceptual, y crucé con los estudios migratorios, de mujeres y de identidad que venía realizando”.
Canevaro decidió entonces ahondar en ese universo que le era propio desde una posición novedosa: no quería estudiar solo a las y los empleadores, tampoco a las empleadas domésticas. Eligió situarse en el medio y escudriñar, desde su lugar como científico, los vínculos que se forjan entre ambas partes. “Hablo en femenino porque el universo de empleadas es totalmente feminizado. En el caso de empleadoras, si bien hay un porcentaje de hombres, la mayoría de las que se hacen cargo de la relación son mujeres”, aclara el científico. “La innovación de mi tesis y del libro fue también lo más difícil: situarme en la relación entre las partes, ni en uno ni en otro lado. Metodológica y éticamente no quería invadir la relación, así que decidí no entrevistar a las dos partes de una misma relación, es decir, nunca trabajé con las mismas empleadoras y sus empleadas. Indagué en historias de empleadoras, por un lado, y en empleadas por el otro, intentando encontrar nodos comunes de tensión y conflicto, y cómo se resolvía para un lado y para el otro. Así empecé a ver que las dos partes hablaban de lo mismo desde distintos lugares, de problemas, de su resolución, y de cómo lo evaluaban”.
A medida que recreaba las historias tanto de las empleadas como de las y los empleadores, el científico comenzó a detectar que tanto unas como otros utilizaban las mismas palabras, cargadas de emocionalidad, para referirse a sus experiencias: decían haberse sentido “desilusionadas”, “traicionadas”. “Esas palabras me hicieron pensar que ahí no había solo un vínculo laboral: había tramas afectivas”, recuerda el científico. Ese hallazgo traía implícito el desafío: ¿cómo abordar, desde la ciencia, un universo estallado de emociones?

 

Momento aleph.
Canevaro se propuso registrar los modos de convivencia entre empleadores y empleadoras y empleadas para desenmarañar ese caos, analizó las maneras en las que se estructura el poder dentro de dicha relación, indagó en los modos en los que una empleada doméstica ingresa a trabajar en una casa y, en el momento más epifánico de su tarea, descubrió que la ruptura entre empleadas domésticas y sus empleadores era una especie de momento aleph que le permitía vislumbrar las características de cómo había sido toda la relación contractual. “El momento del conflicto era lo más interesante, porque ahí yo podía iluminar valores en tensión, modelos de domesticidad que se ponían en duda, y también de armonía e idilio. Cuando descubrí eso, sentí que encontré el hilo conductor trasversal a todas las historias”.

 

El poder del afecto.
Ya desde el título, en el libro se explicita que el afecto y la desigualdad serán los ejes vertebrales de su relato. “El nombre Como de la familia surgió de tomar lo afectivo como algo que dicen los dos sectores, tanto las empleadas como los empleadores. Es algo que me decían mucho, podía ser ‘yo la sentía como de la familia, pero me hizo un juicio’, o también de parte de algunas empleadas, que en las entrevistas remarcaban ‘no me tratan como una trabajadora, me siento más que eso’. El título se inscribe en una discusión sobre la modernidad: es querer todo el tiempo no reconocer que es un trabajo”.
Como de la familia está dividido en tres partes. En la primera, ordenada bajo el rótulo “Ingreso”, se indaga en las redes que permiten a una mujer insertarse en el mundo laboral de las empleadas domésticas y también en el momento en el que los sectores de clase media porteña deciden emplear a una trabajadora doméstica. También en los modos, por ejemplo, en los que se consolida el salario de una empleada doméstica.
En la segunda parte, titulada “Gestión”, el sociólogo analiza las disputas, negociaciones y acuerdos que se producen entre empleadoras y empleadas cuando lo que está en juego es la organización de las áreas de limpieza y de cuidado de niños. 
En el tercer apartado del libro, titulado “Finales”, aparecen historias que recrean distintas modalidades de disolución en el vínculo entre empleadoras y empleadas, “dos sujetos próximos en el espacio, pero distantes socialmente”, tal como los define Canevaro. 

 

* CONICET
 

 

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