Sabado 27 de abril 2024

“Con su leve sonrisa”

Redaccion Avances 29/10/2023 - 15.00.hs

La veterinaria y doctora de la UBA Isabel Gigli publicó su primera novela de ficción y en Caldenia te acercamos una reseña sobra la obra.

 

Gisela Colombo *

 

Con su leve sonrisa es una novela breve que inaugura la carrera de escritora de ficción de Isabel Gigli, veterinaria y doctora por la Universidad de Buenos Aires, cuyo trabajo doctoral fue realizado en el Instituto de Biología y Medicina Experimental. Desde hace años se desempeña como docente de la UNLPam. Sus publicaciones previas (que las hubo) corresponden a papers y textos científicos.

 

Quizá en ello le va el rigor y la objetividad con que relata una historia sutilmente tensa y hasta atemorizante, aunque sin estridencias. En su prosa no rebasan nunca los oropeles estilísticos, los calificativos, las descripciones minuciosas ni recursos retóricos y plásticos.

 

La ficción narra un periodo de la vida de una académica que vende todo y parte hacia una Universidad siciliana, trazando el viaje de vuelta emprendido por su padre desde su Italia natal hacia la aventura americana.

 

La universidad en cuestión la contrata para una labor que ella misma tarda en conocer. Conforme va avanzando la historia sabremos qué debe hacer, cuáles son las internas respecto al proyecto y cómo se explican las intrigas del mundo universitario.

 

Atentados y hasta muertes van mezclando la cotidianidad de los catedráticos, laboratoristas y estudiantes con una historia oscura. El asunto estará ligado a los subsidios que ofrece la Unión Europea para mejorar el nivel de la educación italiana. Pero el resultado es la trenza que se trama con hilos de la corrupción universitaria y las sogas de la mafia y la política.

 

El envilecimiento y este sistema mafioso que ha tomado cada rincón de la sociedad ha sido reflejado por innumerables obras cinematográficas entre las que prevalece la emblemática “El Padrino”, de Francis Ford Coppola. El mismo envilecimiento que, desde Sicilia -y perfectamente documentado- se ha exportado al mundo.

 

La protagonista, que es a la vez narradora, seguramente abriga un interés genuino en la verdad que late bajo las alfombras de Palermo. Una seguidilla de hechos sospechosos y violentos habría despertado la curiosidad de cualquiera. Algunos de esos sucesos llegan como rumores o noticias pasadas y otros, en cambio, irrumpen ante sus ojos, en tiempo presente.

 

Sin embargo, contrariamente a lo que sucede en una novela tópica, el personaje en ningún momento decide embarcarse en una investigación que no sea aquélla que le ha destinado la universidad y postula que las ovejas sicilianas provienen de África. Su actitud es la de alguien que se limita a lo que se manifiesta a sus ojos o llega a sus oídos. De alguien que ni siquiera considera la posibilidad de inmiscuirse en un tema que la intriga, porque tiene la convicción de que no debiera incumbirle. Más que eso: tampoco se abre a confidencias para que los agentes locales puedan volcar sus inquietudes en ella. Esta actitud es, quizá, el elemento que mayor verosimilitud le concede al relato.

 

No hay heroísmo convencional del que exhiben las obras del cine o la literatura. En cambio, se hace presente una sensatez y humildad que determina la credibilidad del discurso, de la protagonista y de cada hecho relatado.

 

La clave.

 

Por otra parte, la polémica que plantea la voz narrativa respecto a sus papeles alternativos y diversos de “turista” o de “extranjera inmigrante” podría ser la clave de su actitud.

 

Un tema importante que sondea la obra, más allá del argumento, es el de la diferencia de acogida que experimentan los turistas y quienes viajan para radicarse ahí. La aspereza de trato se manifiesta mucho más clara en esta última condición de “extranjeros”.

 

“Ser extranjero es vivir en el presente: el pasado es olvidado y el futuro es incierto. En cambio, el turista tiene un pasado que lo acompaña y un futuro que lo espera. A medida que me convertía en turista, volvía el recuerdo de mi padre y del viaje que hicimos juntos a su pueblo.”

 

Tal cosa sostiene la voz narrativa. En la medida en que la académica se deja atrapar por el turismo, su curiosidad crece y se pierde un poco la sensación de riesgo. No solo por los kilómetros que pone entre la sede de los peligros y ella. También porque el turismo difunde situaciones pasadas que suelen retratar un mundo que ya no es. Prejuicio que aquí no termina de ser cierto.

 

Pero a medida que vuelve a Palermo y se reconoce a sí misma desde su función de “Extranjera”, crece el temor. Tal vez también la conciencia de que ser foráneo no da derecho a criticar e intervenir libremente en la discusión de los ciudadanos y sus autoridades. De allí deriva la suma prudencia.

 

En ello ya se adivina con qué postura se identificará el personaje finalmente. Será ésa la que dicte su actitud frente a la corrupción, el terror y la competencia desleal que se traduce en una conducta criminal impredecible y generalizada.

 

Omertá.

 

La relación entre los personajes que rodean a la protagonista y los vínculos con ella misma también están signados por una desconfianza de base. Los silencios juegan un papel fundamental.

 

Quien esté familiarizado con la “Omertá”, sabrá que la ley del silencio es un código de honor siciliano que prohíbe dar información sobre las actividades delictivas del crimen organizado conocido históricamente como “Cosa Nostra”. Esta práctica es muy difundida en casos de delitos graves en que interviene la mafia, la política o la justicia, donde los testigos o implicados se ven conminados a permanecer en silencio por evitar represalias fatales. Porque en la cultura de la mafia, extendida prácticamente a la cultura popular, romper el juramento de omertá es punible con la muerte.

 

El emblema de esa actitud que está en cada personaje del entorno, es la figura de la Signorina.

 

“Signorina” es una solterona formal y comedida que se desempeña en el claustro como autoridad.

 

Una mujer que sabe callar porque el dolor de la omertá se le ha revelado joven, y en carne propia.

 

Ella, que es omnipresente, conoce el laberinto subterráneo de la sociedad siciliana. Ese silenciamiento y las intrigas son el eje de la historia, pero jamás escapan de su fachada, porque nunca terminan de conocerse.

 

No parece baldío el título que recibe la obra en virtud de que el silenciamiento encuentra su mejor expresión en la sonrisa de este personaje que parece saberlo todo. Lo antiguo y lo actual.

 

“Con su leve sonrisa”, Signorina se convierte en una versión de la sonrisa de la Gioconda, enigma irresoluble que obsesiona hasta hoy a los críticos, y es, sin dudas, lo mejor del arte italiano.

 

* Docente y escritora

 

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