Sabado 27 de abril 2024

El auténtico Vairoleto

Redaccion Avances 21/01/2024 - 09.00.hs

Un Vairoleto por otro, que resulta, para Bustriazo, el auténtico Juan Bautista. En este artículo, el autor rememora parte de lo que fue la filmación del poema “El Encuentro”, de Juan Carlos “Pinky” Pumilla.

 

José Depetris *

 

A finales de la década del ‘90 surgió, entre otros emprendimientos, el proyecto de filmar el cuento de Juan Carlos “Pinky” Pumilla, titulado “El Encuentro”. El texto narraba el encuentro entre Juan Carlos Bustriazo Ortiz y Juan Bautista Vairoleto en el boliche de Chacharramendi. A ese lugar lo había intentado asaltar Vairoleto. Todavía en las paredes están los agujeros de los balazos del Winchester y también las troneras para disparar desde adentro del edificio.

 

El cuento fue la base para el corto ficcional, del que participaron el propio autor, Elisabeth “Lizzy” Rossi, y artistas locales. Yo mismo hacía teatro. Se sumaron al equipo técnico Eduardo Pérez, Fabián Muñoz Docampo, también Osvaldo Stefanazzi y Bustriazo Ortiz, como actores.

 

Me cupo interpretar al periodista sagaz que tenía la data de que se iba a producir en ese lugar, en algún momento, el encuentro entre Vairoleto y Bustriazo; entonces había viajado unos días antes para registrar el acontecimiento.

 

¿Se imaginan las locaciones hace 35 años atrás y en medio del desierto? Chacharramendi no era lo que es hoy, y menos en cuanto a los medios de comunicación, a tecnología. Entonces, desde varios días se encontraban filmando, entre ellos, Miguel García, que estaba empezando la revalorización y la restauración de la pulpería.

 

Nos tocó viajar con los actores en una camioneta doble cabina, las que tenía en ese tiempo el gobierno de la provincia. También iban “Pinky” y Raquel. A lo último pasamos a buscar al intérprete de Vairoleto; pero interpuso algunos pretextos porque no podía acompañarnos.

 

Nos preguntábamos en la camioneta ¿qué hacíamos?, ya que el resto de los participantes estaban en el pueblo y no había celulares como ahora. Así que viajamos igual. Hicimos una entrada en General Acha, a visitar a don José Massolo, porque sabíamos que tenía un grupo de teatro. Hacía el típico teatro de los pueblos del interior. En la charla lo consultamos si algunos de sus actores daba con la talla y el rol de Vairoleto. Tenía también un boliche, y mientras limpiaba los “estaños” nos decía: “Vairoleto no tengo ninguno”, además de hacer gesticulaciones con las manos y el rostro.

 

Ante la negativa de hallar un actor que reemplazara al que había quedado en Santa Rosa, seguimos con la peripecia; nos metimos aún más en el desierto. Y yendo por el medio de La Pampa, ya había salido el sol, divisamos a un “paisanito” afirmado en una tranquera, de bombacha prendida en los tobillos, boina y alpargatas, haciendo dedo para Acha. A coro nos dijimos: “ahí está Vairoletto”. Frenamos y nos bajamos todos. El paisano reaccionó y agarró el bolso que tenía a los pies como para defenderse, ante nuestra detención compulsiva y urgente. Lo saludamos y le empezamos a contar nuestra aventura (o desventura); mientras él se miraba la punta de la alpargata y se afirmaba aún más a la tranquera. Supongo que se diría: “y estos lunáticos”. Le fuimos dando algunas precisiones más -igual no se podía ir a ningún lado-, estaba atrapado entre la tranquera, la camioneta y nosotros.

 

-¿Sabe?, -dijimos y apuntamos con los dedos... Vamos para allá, para el Oeste.

 

El paisano seguía la dirección que indicábamos, que se perdía en el horizonte.

 

-¿Usted escuchó hablar del boliche de Feito?

 

-Pero claro que sí, sí!, -respondió, convencido.

 

-Ahí anduvo Vairoleto a los tiros, -adosamos con misterio. -Estamos por filmar una película con esa historia...

 

-¿Sobre Vairoleto? -medio timidón acota el paisano.

 

-Sí, sí, un encuentro ficticio entre el bandolero y Bustriazo Ortiz.

 

De inmediato repregunta:

 

-¿Y Bustriazo va a estar ahí?

 

-Sí, sí, nos está esperando.

 

Envalentonado y sin vacilar nos interroga:

 

-¿Y yo que tengo que hacer?

 

-Lo que diga el director- sencillito aducimos.

 

No lo dejamos dudar y arrancamos…

 

 

La cuestión que resultó el mejor actor. Andaba a caballo como un jinete matrero. Sabía manejar el Winchester como ninguno. Armaba cigarrillos con una sola mano. Era espectacular. Se llamaba Mauro Ginés Godoy, de General Acha, murió prematuramente.

 

Esa jornada, fue extraordinaria. Pasó de todo. Cuando llegamos me dice Bustriazo: “-Curá” (por Depetris, piedra), “-Curá, lo trajiste a Juan Bautista”. Él le decía Juan Bautista, no Vairoleto. Sí, le confirmaba yo, es el actor que reemplazó al otro que no pudo viajar. Pero Bustriazo insistía: “-Curá. Es Juan Bautista. Mirá su estampa. Es Juan Bautista”.

 

* Investigador. Colaborador.

 

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