Jueves 18 de abril 2024

“Juguete Arlterado”

Redaccion Avances 21/08/2022 - 15.00.hs

La obra de teatro “Juguete Arlterado” (Otra sucia historia de amor), de Luis Sáez, se introduce en el imaginario construido por Roberto Arlt. En la puesta actúa el pampeano Omar Lopardo.

 

Mariángeles Sanz *

 

Luis Sáez se introduce en el imaginario construido por Roberto Arlt, el de los submundos de seres desencantados, marginales, con una imperfección que los atraviesa en el cuerpo o en el alma, o en ambos a la vez, y construye una pieza dramática que retoma el final de “El juguete rabioso” para darle a la traición de Astier, un sentido diferente, más humano, menos aferrado a la búsqueda que Arlt trabajó desde la concepción de la maldad innata del hombre, y lo hace desde su antítesis, el amor. Porque Silvio traiciona por amor, en la firme convicción del machismo que atravesaba la época desde el tango, en la afirmación de que “si no es mía, no es de otro”.

 

En un espacio habitado por la neblina, un artefacto escénico funcional, que es entre secuencia y secuencia manipulado por los mismos actores, nos va llevando desde el sucucho del Rengo, a la cárcel, mientras la calle, y la casa del ingeniero la van construyendo los personajes desde la magia de la palabra. Un vestuario que nos ubica en el tiempo del relato, la década del 20 al 30. “El Juguete Rabioso” se editó en 1926, hace que la descripción de los hechos en las voces de sus protagonistas nos lleven a esos momentos en que la mirada aguda del escritor describía desde su desangelada percepción, seres y situaciones alejadas del sistema, por fuera de la ley, en los márgenes de una sociedad que ponía en el poder del dinero su deseo más intenso, su única fuente de placer. Época de inmigrantes, e hijos de inmigrantes, Arlt lo era, trabajadores, pero también de hombres feroces capaces de todo con la finalidad de hacerse “la América”. Falsificar dinero, pergeñar inventos imposibles, prostituir mujeres, delatar y vivir con la culpa por toda la vida. “Aunque pasen mil años no podré olvidarme de la cara del Rengo” ¿Qué será de él? Dios lo sabe.” Desde esa afirmación, la culpa convierte a Silvio en un hombre que busca desesperadamente un perdón, en el texto del dramaturgo Sáez, porque su conciencia lo convierte en un personaje acuciado, oscuro, tan expresionista como fuera posible ser.

 

La textualidad de Luis Sáez deja escapar nombres propios como el del Astrólogo, personajes de otros trabajos del autor y los entreteje en su propia narrativa dramática, de manera que en el rompecabezas de las obras que constituyen la pieza, vayan adquiriendo una nueva significación. Las actuaciones de Omar Lopardo, y Jorge Taiana,  de la muy buena mano de la dirección de Fernando Alegre, tienen una consistencia en su dialéctica rea, que nos traslada como “un cross a la mandíbula”, hacia ese mundo cargado de fracasos y sordidez. Brillantes trabajos, para componer a esos seres atribulados, por el deseo, la necesidad, la duda, el horror, el amor y la venganza.

 

Que el Teatro del Pueblo tenga esta pieza en su nutrida cartelera, que Roberto Arlt esté en sus escenarios, revisionado, leído desde una mirada diferente y certera a la vez, no es una casualidad, sino una consecuencia de una trayectoria, la del propio Arlt y la de Luis Sáez. El segundo porque se inició como dramaturgo en el escenario del viejo Teatro del Pueblo fundado por Leónidas Barletta, el primero porque varias de sus obras conocieron la relación con el público en sus salas. Nada es casual sino una sinfonía de circunstancias que hacen que la música y el teatro se reúna siempre en una misma melodía.

 

* Blog Luna Teatral

 

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