La magia de Studio Ghibli
Esta nota tiene el propósito de analizar una selección de películas del estudio de animación japonés Studio Ghibli, especialmente dirigidas por uno de sus fundadores, Hayao Miyazaki. Las películas seleccionadas son Mi Vecino Totoro (1988); El Viaje de Chihiro (2001); y El Increíble Castillo Vagabundo (2004).
Tomás Villarreal D’Atri *
La elección se debe a ciertos tópicos escogidos para analizar específicamente y que sirven para responder nuestra pregunta, que básicamente es ¿qué vuelve especial al cine de Studio Ghibli? Nos enfocaremos en temas como la tendencia del director a elegir protagonistas femeninas con roles muy marcados; y el énfasis puesto en la naturaleza, la tradición y la religión, como forma de resistencia ante el mundo moderno.
Conociendo a Studio Ghibli.
Comenzaremos describiendo brevemente la historia de Studio Ghibli, el famosísimo estudio de animación japonés, quizá el más reconocido a nivel mundial después de Disney.
Fue fundado en 1985 por Hayao Miyazaki, Isao Takahata y el productor Toshio Suzuki, luego del éxito de la primera película de Miyazaki Nausicaä del Valle del Viento, estrenada un año antes con el mismo equipo que luego formaría el estudio.
Hasta la actualidad han producido películas de forma casi constante, hubo un período en que Miyazaki se retiró y se alejó del estudio, pero luego volvió y en 2023 estrenó El Niño y la Garza, su película más introspectiva donde, entre varios temas, homenajea al cofundador y amigo muy cercano Isao Takahata (fallecido en 2018), quien además fue director de varias obras maestras de Ghibli (La tumba de las Luciérnagas, Recuerdos del Ayer, El Cuento de la Princesa Kaguya, por citar algunas).
A lo largo de su historia han realizado películas, cortometrajes, comerciales para televisión, colaboraciones para videojuegos o con otras productoras, pero mayormente son reconocidos por sus films que han trascendido mundialmente y que se volvieron parte de la cultura popular. Con una filmografía de 23 producciones originales, algunas de las más conocidas son Mi Vecino Totoro (1988), La Tumba de las Luciérnagas (1988), Porco Rosso (1992), La Princesa Mononoke (1997), El Viaje de Chihiro (2001), El Increíble Castillo Vagabundo (2004), Ponyo y el Secreto de la Sirenita (2008), El viento se Levanta (2013) y muchas más.
Las películas de Ghibli tienen un estilo muy marcado y definido que supieron mantener a través de los años, si bien hay unos pocos casos de producciones que poseen animaciones alternativas -caso de Earwig y la Bruja (2020) que es animación digital 3D-, se definen por ser animaciones hechas totalmente a mano por los artistas que trabajan en el estudio. Por lo que cada “fotograma” es una obra de arte en sí, a las que luego se les añaden retoques digitales.
Si bien, como mencionamos anteriormente, no todas las películas son de Miyazaki, él desde el inicio fue el que impuso su particular estilo de dibujos, tonos, y colores en las películas, lo que las vuelven tan características y reconocibles en gran parte del planeta. Tal es así que, con el boom de los generadores de imágenes de las IAs, no hace tanto se volvieron virales las imágenes con “estilo Ghibli”, como para dimensionar el impacto cultural de este estudio de animación.
Aunque se suele comparar a este estudio nipón con el tanque industrial de Disney, hay una clara diferencia en los tamaños de estas productoras. Ghibli siempre prioriza una lógica laboral sumamente acotada de unos pocos artistas dentro de los estudios, trabajando arduamente y lo más artesanalmente posible, bajo el tutelaje de sus directores, para mantener la elevada calidad en animación que mencionamos. Esto lleva a que no se apuren los tiempos de producción de sus películas, por ejemplo El Chico y la Garza tardó aproximadamente siete años en realizarse. Menciono esto para tratar de entender por qué considero que los films de Ghibli poseen una mayor calidad y profundidad, tanto argumentativa, como en animación, en comparación a otros estudios.
Sobre las películas.
En Mi vecino Totoro (1988) nos encontramos con dos hermanas pequeñas, Satsuki y Mei, quienes se mudan a una casa en medio de un campo con su padre para estar cerca de su madre enferma, que se encuentra internada en una aldea cercana. En este nuevo hogar descubren que el bosque que los rodea está habitado por criaturas mágicas que solo ellas pueden ver, entre ellas Totoro, un espíritu guardián y protector de la naturaleza.
El Viaje de Chihiro (2001) comienza con la mudanza familiar de una niña de 10 años llamada Chihiro; en el camino entran por error en un mundo oculto plagado de monstruos, brujas y espíritus, donde los padres de la niña se transforman en cerdos.
Chihiro debe adentrarse en este mundo extraño para poder salvar a su familia y volver al mundo humano.
El Increíble Castillo Vagabundo (2004) inicia con Sophie, una joven que es víctima del hechizo de una bruja malvada que la deja atrapada en el cuerpo de una anciana.
En la búsqueda por romper este hechizo se cruza con un castillo ambulante cuyo dueño es Howl, un joven mago con el que entablará una relación, además de cruzarse con otros personajes que se volverán sus amigos durante la aventura.
Personajes femeninos.
En este texto, donde se busca comprender qué vuelve tan únicas y especiales las películas de Studio Ghibli, analizaremos cómo crea Hayao Miyazaki a sus protagonistas femeninas y el rol que ocupan en dichos films.
No es un dato menor afirmar que Miyazaki tiene una preponderancia en elegir a protagonistas femeninas en sus producciones, de hecho, las tres que tomamos para este escrito tienen a niñas y jóvenes como personajes principales. Lejos estamos de afirmar que las protagonistas femeninas en animaciones sean algo fuera de lo común, al contrario, tenemos miles de ejemplos si pensamos en la vasta filmografía de Disney con sus princesas.
Lo que destaca en el estudio japonés es el rol que tienen las mujeres, donde no se muestran como personajes débiles que deben ser salvados por un hombre o que no puedan valerse por su cuenta para el día a día. Si bien los roles de género suelen aparecer marcados -por ejemplo mujer que limpia, cocina, atiende-, estos sitios no son la zona de confort de las protagonistas, y de hecho tratan de escapar de esa vida en búsqueda de otras aventuras. Esto lo vemos en El Increíble Castillo Vagabundo, cuando Sophie sufre una maldición que la hace abandonar su trabajo de ayudante en una tienda de sombreros artesanales, en dónde se hallaba atrapada y sin un claro proyecto a futuro. Ella encontrará su felicidad en los amigos que hace durante la aventura y en el amor recíproco que encuentra en Howl.
En el caso de Mi Vecino Totoro, las hermanas Satsuki y Mei son el eje central de toda la película, donde tienen que adaptarse a un nuevo hogar, una nueva aldea, y sin la presencia de su madre. El padre de las niñas juega un rol más bien secundario, ya que son ellas las que van desarrollándose como personajes, tocando temas como la hermandad, la maduración, la pérdida. Si bien se reproducen también cuestiones patriarcales, como por ejemplo que el padre no limpia la casa, sino que contrata a una señora mayor para que limpie y cuide a sus niñas, las hermanas nunca se quedan en la zona de confort y prefieren salir a conocer el mundo.
También se observa claramente esto en El Viaje de Chihiro con el personaje de Haku. Al principio se lo muestra como un mentor y guía para Chihiro, cuando ingresa a este nuevo mundo totalmente desconocido y sobrenatural, pero luego que conocemos la historia de este muchacho y todo el sufrimiento y opresión a la que es sometido, va a ser la protagonista quien lo ayude y lo termine liberando. La relación entre ellos es de igual a igual, se complementan y ayudan el uno al otro para que sus personajes se desarrollen. Si bien al inicio pareciera haber una cuestión romántica en este vínculo, finalmente eso no llega a nada ni es lo importante de la película.
En un artículo denominado La Lucha Cinematográfica entre Oriente y Occidente. Studio Ghibli versus Disney (2020) de Vicente Monleón Oliva, el autor afirma: “Ya que estas mujeres se presentan empoderadas e independientes de los hombres, no necesitan experimentar un amor romántico de cariz heterosexual con un varón que las salve; ellas mismas disponen de medios para liberarse sin ayuda de un igual. Por ello, las relaciones entre estas y sus opuestos en sexo se limita a la amistad”.
El avance capitalista.
Es una cuestión sabida que Miyazaki siempre se ha pronunciado como una persona antibélica, ecologista, crítico con el avance feroz del capitalismo en las sociedades, y esto queda claramente plasmado en su filmografía. Primero, que suele retratar escenarios muchas veces ambientados en otras épocas, como en Mi Vecino Totoro o en El Increíble Castillo Vagabundo, que parecieran ser los años de su niñez. O en otros casos como El Viaje de Chihiro, en que están en un tiempo contemporáneo, pero que al inicio la protagonista ingresa a un mundo oculto que es una analogía directa al Japón tradicional y lleno de referencias a la religión sintoísta.
El sintoísmo, junto con el budismo, son las dos religiones más importantes de Japón. En el sintoísmo es de vital importancia vivir en armonía con la naturaleza y con el resto de la sociedad. Para alcanzar la purificación y el equilibrio, tenemos que actuar de forma bondadosa con los demás y con nuestro entorno. Se veneran a los Kami, que son algo así como los espíritus de nuestros ancestros, pero también hay Kami de la naturaleza -ríos, árboles, animales-, todo lo que forme parte del entorno natural del planeta.
El viaje de Chihiro es la película más clara en la que vemos la influencia del sintoísmo. Literalmente Chihiro al inicio de la película entra a este mundo de los Kami y todo su viaje tiene el propósito de purificar su espíritu con las enseñanzas y aprendizajes que reciba allí, y volver finalmente a su mundo siendo una mejor persona. El film está plagado de críticas al avance humano contra la naturaleza, por ejemplo en el caso de Haku, un niño-dragón que es atado y sometido por la bruja que controla ese sitio, hasta que Chihiro recuerda su verdadero nombre y puede liberarlo. Ahí nos enteramos que él en realidad era el espíritu de un río, que quedó seco y las personas edificaron sobre él.
Es interesante la interpretación final que realizan los autores James Boyd y Tetsuya Nishimura (2004) sobre la influencia sintoísta y de la cultura tradicional japonesa en la película. Ellos concluyen que: “la historia también afirma que hay algunos valores culturales japoneses básicos que deben reconocerse como puntos de vista valiosos en el viaje de la vida. Nuestra interpretación es que Miyazaki está reafirmando aspectos de la tradición japonesa conservada en el pensamiento y las prácticas sintoistas que puedan servir como fuentes transformadoras de confianza y renovación tanto para jóvenes como para mayores.”.
En Mi Vecino Totoro podemos entender que Totoro, y este grupo de animalitos que lo siguen y tienen habilidades protectoras sobre el bosque son también los Kami de la naturaleza. La abuela que cuida a las hermanas les cuenta al inicio que solo los niños pueden ver a estas criaturas mágicas, que cuando uno crece ya deja de verlas. Podemos interpretar esto como que en la niñez es cuando tenemos el espíritu más limpio y puro, y que a medida que crecemos este se va corrompiendo por la misma sociedad y el mundo en el que vivimos.
En El Increíble Castillo Vagabundo hay una crítica constante a la guerra, analogías directas con las Guerras Mundiales y el sin sentido que conlleva tanta destrucción y muerte innecesaria. Howl es un joven mago cuya ambición por poder lo llevó a meterse con personas oscuras hasta que literalmente terminó entregando su corazón en pos de mejorar sus habilidades. Calcifer es el fuego que moviliza su casa, que es el castillo ambulante, y que al final nos enteramos que en realidad era un demonio que custodiaba el corazón de Howl. El personaje de Sophie, la protagonista, logra que Howl sienta amor por ella y hacia el final hará que recupere su corazón y vuelva a purificar su espíritu (corrompido por los horrores del mundo moderno).
Para concluir.
Desde muy chico me han llamado especialmente la atención las películas de Miyazaki porque, acostumbrado a ver las películas animadas de Disney, encontraba algo muy distinto y fascinante en los films de Ghibli y que no sabía poner en palabras. Era una mezcla de imágenes espectaculares que parecían salidas de un cuadro, escenas terroríficas, y no entender del todo lo que estaba sucediendo en algunas partes. Con el tiempo comprendí que, en primer lugar, tenemos que comprender que las culturas y las religiones orientales son totalmente distintas a las occidentales, pero que además, el director tiene una impronta muy particular que busca plasmar en la mayoría de sus películas y lo vemos en algunas características en común.
Me refiero a tópicos como el respeto por la naturaleza; la historia, la cultura y las creencias de un Japón tradicional (probablemente más asociado a la época de la niñez de Miyazaki) que el director busca recuperar y poner en valor; la preponderancia por protagonistas femeninas con personalidades fuertes. Todo esto envuelto en escenarios de fantasía y apuntados a públicos de todas las edades.
Las películas de Ghibli en mi opinión son mucho más que películas infantiles, la animación en Japón es el medio audiovisual más importante históricamente, y particularmente el Studio Ghibli nos ha dejado verdaderas obras maestras. Hayao Miyazaki nos interpela con sus producciones, sus historias nos cuenta sobre su forma de ver el mundo, sus preocupaciones, sus deseos. Nadie que haya visto alguna de sus obras queda indiferente. Por esto y mucho más, considero que ya tiene su asiento asegurado entre los directores más importantes de la historia.
* Profesor de Historia. Colaborador
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