Miércoles 07 de mayo 2025

Los Mapuche en Gral Acha

Redaccion Avances 18/08/2024 - 12.00.hs

La matanza perpetrada por Julio Argentino Roca durante la llamada Conquista del Desierto, no logró eliminar a la totalidad de los pueblos originarios que vivían en nuestras tierras. En La Pampa aún existen 33 comunidades.

 

Gabriela Velázquez y Diego Aguirre *

 

“Ni el olor a indio va a quedar”, exclamaba Julio Argentino Roca en sus discursos propagandísticos antes de su gesta al “desierto”. Una matanza, seguida de prácticas de exterminio y desarticulación contra las sociedades de los pueblos indígenas de pampa, patagonia y el chaco, y décadas de invisibilización y marginación en la sociedad argentina. Aun así, Roca se equivocó. Los “indios” resistieron, más de cien años han pasado de la llamada “Conquista del desierto” y los pueblos indígenas continúan luchando por sus derechos.

 

Según datos del Consejo Provincial Aborigen (CPA), en la provincia de La Pampa existen 33 comunidades indígenas, la mitad de ellas con personería jurídica y gran parte del resto transitando su tramitación. El pueblo ranquel es pionero en el proceso de re-emergencia y re-organización comunitaria (desde la década de 1990 al presente se han conformado 27 comunidades ranqueles en diferentes localidades), mientras que la trayectoria del pueblo mapuche, en comparación, es más reciente dentro del movimiento indígena pampeano. Tal es así que en la provincia hay una comunidad que se reconoce Günün a Küna / mapuche y 5 mapuche. Dos de estas últimas se encuentran en la localidad de General Acha: la comunidad Ñancufil Calderón -Ñancufil: “águila negra” en mapudungun- y la comunidad Julio Calderón. En esta oportunidad, invitamos a conocer más sobre ellas a partir de la voz de sus integrantes: las lonkos (jefes de las comunidades) Guillermina Gómez y Eloisa Calderón, y el werken (mensajero) Jorge Aiech.

 

Ñancufil Calderón.

 

La comunidad mapuche Ñancufil Calderón cuenta con personería jurídica desde 2015, pero sus integrantes han participado en el movimiento indígena de La Pampa desde mediados del 2000, acompañando los reclamos de otras comunidades. “Mis antepasados vivieron en todo el Valle Argentino… mis antepasados: indios y mapuche”, afirma la lonko Guillermina Gómez, preocupada por la necesidad de visibilizar a su pueblo.

 

En el libro conmemorativo del 130 aniversario de General Acha, las y los investigadores Claudia Salomón Tarquini, José Carlos Depetris y Micaela Delrio afirman que Ñancufil Calderón era hijo de Manuel Namuncurá, sobrino de Ceferino Namuncurá. En ese sentido, Guillermina, en tanto bisnieta de Ñancufil, se reconoce como descendiente de Calfucurá y tiene el respaldo de las fuentes de los blancos para hacerlo.

 

Francisco Ñancufil Calderón fue un cacique mapuche y uno de los capitanejos de Manuel Namuncurá hasta finales de la década de 1870. Hacia 1900, residía en General Acha y logró la concesión de tierras para él y su grupo a la vera del río Salado-Chadileuvú a partir de la cual se fundó la Colonia Pastoril Los Puelches. Con el paso del tiempo, la confluencia de tres factores hizo que la población de esa zona migrara para sobrevivir: en primer lugar, la desertificación de los suelos afectados por la disminución del caudal del río Chadileuvú- Curacó por la obra los Nihuiles en Mendoza, sobre el río Atuel. En segundo lugar, el aumento del control estatal sobre tierras antes consideradas marginales y en las que muchos se habían asentado con permisos precarios. Por último, con el pasar de los años, las parcelas fueron insuficientes para todos. De esta manera, algunas familias regresaron a General Acha entre finales de la década de 1940 y mediados de 1950, mientras que otras se trasladaron a distintas localidades de La Pampa o de provincias vecinas. Por ejemplo, muchos jóvenes se fueron a Ingeniero Huergo, Río Negro, donde se instalaron como productores de manzanas.

 

Un camino que inicia.

 

El pasado 6 de julio de 2024 se conformó la comunidad Julio Calderón en una reunión en la vivienda de su lonko, Eloisa Calderón, en la cual participaron referentes de los pueblos indígenas en La Pampa y funcionarios del CPA. Eloisa afirma que la iniciativa de conformar la comunidad era de su padre, Julio, fallecido en 2022, quién “siempre nos inculcó que somos mapuche”, nos cuenta la lonko recordándolo. Sin embargo, aún están en proceso de construcción de su árbol genealógico para lo cual trabajan en conjunto con el werken de la Ñancufil Calderón, Jorge Aiech.

 

Julio Calderón nació en 1943 y vivió toda su vida en General Acha. Tuvo 15 hijos con doña Angélica Casimira García Yaupi y, según testigos de la localidad, fue una persona humilde y dedicada a ayudar al prójimo desde su lugar como pastor en la Iglesia Cristiana. En el año 2022, el Concejo Deliberante local lo incorporó al Registro de Personajes Destacados de la ciudad por su gran aporte a la sociedad achense.

 

Eloisa afirma que tienen como objetivo no solo cumplir el sueño de su padre de ser reconocidos como indígenas y ayudar a la comunidad, sino además enseñar antiguas prácticas mapuche.

 

Ambas comunidades coinciden en la necesidad de luchar por la visibilidad del pueblo mapuche en La Pampa y cuentan con proyectos en desarrollo. En el caso de la Ñancufil Calderón, planean continuar con las plantaciones en las tierras que poseen en Quehué. Allí tienen invernaderos con plantas de aloe vera para la elaboración de productos derivados, como jabones y cremas. Además, cuentan con unas hectáreas, ya de su propiedad, en el Valle Argentino, “donde estaba la escuelita hogar”, -allí, también tienen plantaciones de aloe vera y frutales. En esta última propiedad, a la vera de la ruta nacional 152 entre General Acha y Padre Buodo, la comunidad proyecta construir oficinas donde funcione un punto informativo sobre el pueblo mapuche y la historia de la Ñancufil Calderón, además de talleres sobre su cultura. Desde la Julio Calderón están pensando actividades para realizar junto con la iglesia evangélica en la que participan. Eloisa subraya la necesidad de “ayudar a los hermanos mapuche a reconocerse. En Acha hay un montón de mapuche, pero no lo dicen”.

 

El compromiso con la construcción de una sociedad plural e inclusiva nos invita a dar voz a los actores sociales marginados, aquellos que tras décadas de violencia física y simbólica aún hoy continúan su lucha. Los integrantes de las comunidades que presentamos están en proceso de reconstrucción de la identidad de su pueblo, y han comenzado por afirmarse a sí mismos como mapuche. Es el primer paso para revertir aquel proceso de exterminio, asimilación e invisibilización que inició con la conquista. Entre otras cosas, por ejemplo, hubo que negar la enseñanza de la lengua a los más jóvenes por miedo. Las consecuencias son notorias, pero no irreversibles. Hoy en día, nuestro país cuenta con legislación y mecanismos estatales que defienden a los pueblos originarios. Pero más importante aún, existe una tradición de lucha y solidaridad entre los pueblos indígenas para lograr sus reivindicaciones. Los caminos están abiertos, hay que transitarlos.

 

* Profesores y estudiantes de la licenciatura de Historia, UNLPam

 

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