El trabajo silencioso de Rosa
Desde hace dos años, Rosa Isabel Balquinta lleva adelante una escuela de fútbol para chicos a partir de los 5 años. Nenes y nenas de distintas edades practican este deporte en una de las canchas del complejo Sipos, también conocida como cancha Charito.
"Doy fútbol porque me gusta, y porque los chicos del barrio Matadero lo necesitan", dijo Rosa en la fría tarde de ayer, en donde más de 20 jugadores disputaban un picadito.
Rosa, mamá de seis hijos, no cobra sueldo, ni recibe subsidio, sin embargo de lunes a viernes deja por un momento los quehaceres domésticos para dirigirse a la cancha que le prestan para cumplir con su labor: enseñarles a chicos y chicas lo mucho o poco que sabe del deporte más popular de los argentinos.
"Hace unos días una mamá fue a mi casa para pedirme que le recibiera a su hijo, porque anda todo el día en la calle. Y acá lo tengo, jugando, como tantos otros. Si cuento a todos, debo tener más de 45 varones y 15 mujeres", comentó Rosa, que dejó de dirigir por un momento para recibir la visita de la Sub Dirección de Promoción Comunitaria de la Municipalidad, que se interesó por el trabajo que Balquinta desempeña en solitario y total silencio.
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