El gobierno reforzó la seguridad
El Gobierno de Francia reforzó ayer la seguridad en los lugares "sensibles" de la región de Rhone-Alpes, al este del país, donde el viernes tuvo lugar el atentado de tintes salafistas que se cobró la vida de un empresario y causó daños materiales en una fabrica de gas.
Al tiempo, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, salió al paso de las críticas que algunos sectores de la oposición han vertido sobre el Ejecutivo en el sentido de que no combate el terrorismo en el país con suficiente determinación.
Al término de un Consejo de Defensa reunido por el presidente francés, Francois Hollande, el segundo en dos días, con el que el Gobierno quiere demostrar que está movilizado en la lucha contra el terrorismo, Cazeneuve indicó que nunca Francia ha estado sometida a un nivel tan elevado de riesgo de atentados, pero defendió las medidas tomadas por el gabinete para combatirlo.
En concreto, el titular de Interior se refirió a la ley aprobada la semana pasada y que refuerza la capacidad de los servicios secretos para intervenir conversaciones y la información que circula por internet.
Según Cazeneuve, quien compareció tras la reunión que mantuvo con Hollande y sus colegas de Defensa, Exteriores, Justicia y Ecología y Transportes, ello es clave para perseguir a los extremistas, incluidos a los de baja intensidad, como Yashim Salhi, principal sospechoso del atentado del viernes.
Este empleado decapitó a Hervé Cornara, su jefe, antes de tratar de hacer saltar por los aires una planta química de Saint-Quentin-Fallavier, a pocos kilómetros de Lyon, tercera ciudad en importancia del país.
Arrestado cuando trataba de abrir garrafas de acetona para provocar una gran deflagración, Salhi pasó la jornada en dependencias de la Dirección general de seguridad interior de Lyon y se mostró poco cooperativo, según medios locales.
Allanamientos.
La casa de Salhi fue allanada, pero la policía no encontró en el lugar ni armas ni explosivos, según el diario Le Parisien, al tiempo que la cadena BFMTV aseguró que el arma encontrada en poder del presunto atacante era de juguete.
Asimismo, su esposa y hermana permanecieron detenidas, mientras que un cuarto arrestado fue liberado el viernes por la noche.
Los investigadores buscan determinar el móvil del crimen, aunque la hipótesis de un atentado salafista sigue siendo la privilegiada.
Así se desprende del hecho de que Salhi colocó banderolas con inscripciones islamistas junto a la cabeza de la víctima, que colgó en la verja de protección de la planta química que trató de volar. Esta es la primera decapitación registrada en Francia.
Según la cadena M6, Salhi se hizo un "selfie" (autofoto) con la cabeza de la víctima que envió por WhatsApp a un número canadiense, posiblemente ubicado en Siria.
Por ahora, el ataque no fue reivindicado, sin embargo, la presencia de banderas donde estaban escritas los textos de profesión islámica rodeando la cabeza de la victima sobre la reja perimetral de la fabrica, recuerda a la puesta en escena del Estado Islámico, que se adjudicó la autoría del atentado en Túnez.
Además, los investigadores franceses intentan determinar si Salhi se apoyó en eventuales cómplices, en Francia o en el extranjero, ya sea en la realización del ataque o en la preparación del mismo.
Los servicios secretos ya habían vigilado a Salhi entre 2006 y 2008 por sus vínculos con medios islamistas radicales, que volvieron a detectar de forma puntual entre 2011 y 2014.
Entretanto, las autoridades no revelaron detalles de la autopsia realizada ayer a la victima, que deberá determinar si el cuerpo fue decapitado después del deceso del director comercial de la empresa estadounidense Air Products. (Télam)
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