Impunidad en alta mar: seis muertos más en ataque a lanchas
La “guerra contra el narcotráfico” del presidente estadounidense, Donald Trump, ya no distingue fronteras ni rostros. El domingo, buques estadounidenses abrieron fuego contra dos lanchas en el Pacífico oriental y dejaron seis muertos. Con ellos, ya son 76 las víctimas desde que comenzó la ofensiva naval en septiembre. Hasta ahora, no hay una sola prueba que los vincule al narcotráfico.
Página 12 informó que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció el operativo en la red X como quien informa un trámite cumplido: “Los seis murieron. Ninguna fuerza estadounidense resultó herida”. No dio nombres, ni edades, ni nacionalidades. Solo la etiqueta de siempre: “transportaban narcóticos”. Sin ninguna prueba.
Donald Trump justificó los ataques con una carta al Congreso en la que declaró a Estados Unidos en “conflicto armado” con los cárteles latinoamericanos. El documento le da cobertura legal para ordenar bombardeos en aguas internacionales sin aprobación ni control judicial.
Embarcaciones.
El medio publicó que desde el Pentágono, repiten que las embarcaciones eran “operadas por organizaciones terroristas designadas”. Pero nadie sabe quiénes eran. Ni los nombres de los supuestos grupos ni los de las víctimas figuran en los partes oficiales.
La ofensiva se concentra en el Caribe y el Pacífico, justo cuando crece la presencia naval estadounidense frente a las costas de Venezuela. Desde Caracas denuncian que el operativo busca desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro más que combatir el narcotráfico. Mientras tanto, los cuerpos aparecen dispersos, "flotando" entre versiones "oficiales".
Cambio de gobierno.
Los ataques del ejército estadounidense en aguas del Caribe y el Pacífico contra pequeñas lanchas —cuyos tripulantes abatidos son acusados, sin pruebas, de ser narcotraficantes— se volvieron casi cotidianos desde que comenzaron, el 2 de septiembre. Mientras tanto, Venezuela denunció que la presencia militar de Estados Unidos cerca de sus costas forma parte de un plan para propiciar un cambio de gobierno. Por eso, ha realizado ejercicios de preparación de sus tropas para defenderse ante un posible ataque directo. La tensión en la zona es alta, aunque persiste la incertidumbre sobre si se mantendrá así o hasta dónde llegará la estrategia estadounidense.
Rebeca Monsalve, escritora e investigadora formada en Comunicación Social en la Universidad Bolivariana de Venezuela, dijo al medio citado que en este punto es más que evidente que no es una operación antidrogas aunque esté disfrazada como tal.
"Es una campaña de control hemisférico donde vemos una versión actualizada de la Doctrina Monroe y en la que la región vuelve otra vez a ser tratada como el patio trasero de Estados Unidos", apuntó, en referencia a la doctrina propuesta en 1823 por el presidente estadounidense James Monroe, quien sostenía la idea de "América para los americanos", en rechazo a la intervención europea en los asuntos del continente americano.
Resistencia.
"Venezuela está en el centro de esa estrategia porque simboliza la resistencia al poder estadounidense en esta parte de la región, en parte por sus alianzas con con potencias emergentes como Rusia y China que hacen contrapeso a Washington, pero también por su propio peso energético y político", consideró la investigadora. "Esta ofensiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está dejando un mensaje al continente de que quien se aparte de la línea de Washington se arriesga a ser criminalizado o atacado, pero al mismo tiempo es también una movida riesgosa porque muestra de alguna manera los límites de ese poder: cada nueva agresión está generando rechazo tanto en la región como también hay sectores dentro del mismo poder político estadounidense que no están de acuerdo, no tanto porque realmente les importe lo que ocurre aquí, sino porque tocan intereses políticos para ellos escalar a un conflicto militar", explicó.
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