Efecto Milei: 629 empresas cerradas o en conflicto
La industria nacional se encuentra en el medio de una crisis económica profunda, con más de 600 casos de conflictos, cierres y despidos de personal que muestran el deterioro real de la economía.
En los últimos dos años, con el gobierno de Javier Milei, los cierres de empresas, despidos y suspensiones se multiplicaron exponencialmente. El impacto dio de lleno en la industria y en la actividad económica regional.
El Destape dio cuenta de un relevamiento federal que da cuenta de que no se trata de hechos aislados o sectoriales, el deterioro alcanza a casi todas las provincias y expone un escenario de fragilidad que no para de crecer para empresas grandes, pymes y comercios.
El panorama que expone un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) refleja una situación extendida y persistente. En los últimos dos años hubi 629 conflictos laborales y cierres de empresas en todo el país. La cifra da cuenta de la magnitud de la crisis productiva actual. Los casos relevados incluyen despidos masivos, suspensiones, quiebras, cierres definitivos, retiros voluntarios y procesos de venta, atravesando sectores industriales, comerciales y de servicios.
La provincia de Buenos Aires concentra la mayor cantidad de conflictos, con 168 casos, seguida por Santa Fe, Córdoba, CABA y La Rioja, aunque ninguna región quedó al margen del deterioro.
Industria y producción, los más afectados.
Con un gobierno que no habla de producción y que apuesta a la apertura de las importaciones, la industria aparece como uno de los núcleos más golpeados por la crisis económica.
La actividad textil, la papelera, la automotriz, la metalúrgica y la alimenticia, registran fuertes caídas de producción y pérdida de empleo. Empresas históricas de muchas de las provincias redujeron turnos, paralizaron plantas o directamente cerraron sus puertas, afectadas por la caída del consumo, el aumento de costos y la pérdida de competitividad.
En regiones como La Rioja, Catamarca, Tucumán y Chaco, el impacto sobre la industria local se tradujo en conflictos prolongados y pérdida sostenida de puestos de trabajo, con consecuencias directas sobre las economías regionales.
Más allá de las particularidades sectoriales, el denominador común es el ajuste sobre el empleo. En provincias como Santa Fe, Córdoba y Mendoza, se multiplicaron los esquemas de suspensiones y retiros voluntarios como estrategia para sostener empresas en crisis. En otras, como Corrientes, Misiones y Entre Ríos, los cierres definitivos marcaron el pulso del deterioro de la actividad económica. El sector comercial tampoco escapó a la tendencia: supermercados, restaurantes, hoteles y servicios vinculados al turismo registraron despidos y riesgos de cierre, especialmente en ciudades medianas y pequeñas.
El mapa federal también expone el impacto diferenciado en las economías regionales. El sector maderero, la construcción y la pesca aparecen entre los más afectados en provincias como Misiones, Chubut y Santa Cruz. En algunos distritos, solo estos sectores explican miles de despidos acumulados en los últimos meses, agravando un escenario social ya complejo.
La pérdida de empresas no solo reduce empleo: debilita cadenas productivas completas y limita la capacidad de recuperación de la actividad económica en el mediano plazo. La crisis no responde a hechos aislados ni coyunturales. La combinación de caída del consumo interno, apertura importadora, presión de costos y restricción financiera conforma un escenario adverso para la industria y el entramado empresarial en su conjunto.
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