Nueve de cada diez familias argentinas tomaron deuda
Los hogares argentinos se endeudan con bancos, financieras, prestamistas informales y billeteras virtuales, sin embargo, cada vez lo hacen menos para algún tipo de inversión a largo plazo, un viaje o compra de mayor magnitud ya que -por lo contrario-crece el endeudamiento para financiar gastos corrientes que permitan sobrevivir en el día a día.
Según El Destape, diferentes investigaciones alertaron sobre una problemática que, si bien no es nueva, tomó dimensiones que van más allá del ámbito privado: 9 de cada 10 familias argentinas se endeudó en el último año -incluyendo créditos bancarios, préstamos con familiares y deuda con tarjetas de crédito- las que llegan a representar más de la mitad del total de las deudas. A su vez, el 54% se destinó solo a comprar alimentos. Todo ello afectó drásticamente el patrimonio de las familias y las posibilidades de dar respuesta a necesidades del presente así como para planificar el futuro.
Alquiler.
En relación, para no ser pobre, una familia necesitó más de un millón de pesos: el costo de la Canasta Básica Total (CBT) para una familia tipo de cuatro integrantes, alcanzó en marzo pasado los$ 1.374.360, de acuerdo con estimaciones privadas. Se suma a esta realidad, que incluye bienes y servicios con un costo cuatro veces superior a un salario mínimo, la urgencia creciente de llegar a pagar un alquiler.
Tras la desregulación del mercado inmobiliario con el DNU 70/2023, el 64,6% de los inquilinos del país contrajo deudas y el 48% se atrasó en el pago de las mismas, esto pese a que ya destinan casi la mitad de su salario a cubrir tales necesidades habitacionales.
“Si bien hay hogares que pueden haber salido de la pobreza debido a que sus ingresos llegaron a superar el valor de la CBT, ante la fuerte pérdida sufrida debieron recurrir a otros recursos más allá de sus ingresos corrientes, mediante estrategias que pueden deteriorar su situación patrimonial. Por otra parte, incluso aunque sus ingresos les hayan permitido salir de la pobreza, no necesariamente recuperaron el nivel de consumo previo”, analizaron desde el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP).
Consumo privado.
Pese a la desaceleración de los precios minoristas, el impacto del ancla salarial y la política cambiaria, generaron un deterioro continuo en el poder adquisitivo de los hogares. El consumo privado mantuvo en todo el 2024 una tendencia contractiva (el consumo per cápita de leche fue el más bajo de los últimos 34 años y el de carne vacuna quedó en el nivel más bajo de las últimas tres décadas.) a la vez que, según anticipó la consultora Scentia dicha performance se sostuvo en el inicio de este año (se contrajo 10,6% en enero y 9,8% en febrero, anotando 14 meses consecutivos a la baja).
En esta coyuntura, si bien el ingreso laboral es la principal fuente de recursos, no sorprende que sea cada vez más chica la proporción de personas que se vean obligadas a recurrir a otras fuentes de recursos para intentar llegar a fin de mes. En lo concreto: 41,4% de las familias debió utilizar sus ahorros para enfrentar gastos cotidianos (cinco puntos más que en 2023) en tanto que el 86% está endeudada (53,6% es deuda a través de cuotas con tarjetas de crédito, 18,1% pidió préstamos a familiares o amigos y cerca del 13,8% utilizó créditos de bancos o financieras). (El Destape)
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