Viernes 03 de mayo 2024

Bodegón de vanguardia

Redacción 17/06/2023 - 00.15.hs

Peacock se erigió en una propuesta diferente a la hora de salir a cenar en Santa Rosa, un restó con alma de bodegón que sorprende por la originalidad en platos tradicionales pero con ingredientes de distintas culturas gastronómicas.

 

“Sin ser pretenciosos, tomamos platos tradicionales y le ponemos un poco de lo nuestro, sumamos esos viajes y experiencias vividas para compartirlas en nuestra carta. Vinos, tragos y aperitivos completan una experiencia única”, dice la presentación y se ajusta exactamente a lo que dicen los dos socios y amigos, que tras poner en marcha la decisión de abrir una nueva oferta gastronómica en la ciudad encontraron una tercera pata que les cambió el concepto inicial.

 

“Somos amigos desde la infancia, fuimos juntos al colegio y después cada uno siguió otros caminos porque en mi caso me fui a Buenos Aires a estudiar Publicidad y él estudió la carrera de Contador en la UNLPam”, explica Joaquín Sánchez (31) al presentar a Franco Frontoni (31), los encargados de ‘Peacock’, el restaurante que abrió sus puertas hace ocho meses en pleno centro santarroseño (Quintana 123, reservas al WhatsApp 2954-541879) con una propuesta diferente.

 

“En 2018 pusimos en marcha una consultora, que es Grupo Mill, en la que nos dedicamos a gestión y comunicación integral de empresas, ahí somos diez personas que trabajamos y la idea del restaurante se me ocurrió hace un año y medio más o menos y mi viejo me dio una mano para ir delineando la idea. Enseguida le ofrecía Franco sumarse y nos embarcamos en esto que hoy es Peacock”, resume Joaquín sobre ese ‘bodegón de autor’ que ofrece distintas variantes y que tiene una sola traducción de su nombre en inglés: pavo real. “Nos gustó porque mientras íbamos remodelando el salón teníamos claro que iba a ser verde y a tener ese tono industrial inglés, así que de ahí sacamos eso de peacock, nada más que por eso”, revela.

 

“Somos una empresa y tenemos ese concepto, nos gusta la idea de generar cosas, de generar trabajo, es algo que nos satisface, que nos llena, y con esa idea hicimos lo del restaurante. El objetivo era ofrecer algo que no esté en Santa Rosa, platos distintos, con tapeo, con 12 etiquetas de vermut, 12 etiquetas de gin, que sea una experiencia con ese concepto de bodegón pero que se diferencie en el ambiente y en la carta”, completa Franco.

 

El chef.

 

Una vez que el proyecto ya estaba bien avanzado y a punto de concretarse, se produjo un cambio que modificó ese rumbo inicial. “Conocimos un poco de casualidad a Julián y él nos trajo ideas de todo tipo, encontramos una joya así que nos encolumnamos con sus propuestas”, contaron.

 

Julián Burgos tiene 33 años pero acumula una tan extensa como rica carrera de chef de alta gastronomía internacional, alguien que primero probó con los mandatos de estudiar alguna carrera tradicional o lo que le dictó un test vocacional hasta que admitió cuál era su verdadera vocación: la de habitar ambientes entre ollas, platos y sartenes.

 

“Primero me fui a estudiar Comunicación Social a Córdoba pero no me gustó, volví y me anoté en Abogacía en la UNLPam, pero habré estado dos meses. Siempre quise ser cocinero y finalmente me decidí a hacerlo porque estudié un año acá y como quería algo más me fui a Buenos Aires, al Instituto Argentino de Gastronomía”. Allí comenzó el gran derrotero de Julián porque empezó a trabajar en distintos restaurantes porteños y luego se fue tres meses a España por unas pasantías de la mano del chef Martín Berazategui.

 

“Cuando volví a Buenos Aires trabajé un tiempo más y de ahí me fui a Brasil. Estuve en la ciudad de Vitoria trabajando en ‘Soeta’, que está considerado entre los mejores restaurantes de ese país. Ahí me di cuenta de que iba en serio lo de la alta gastronomía y cuando esa etapa terminó estuve en el Faena Hotel y de ahí me fui España, al País Vasco. Unos amigos iban a abrir un restaurante, me sumé y estuve casi seis años en Ardisia, un pueblito que es un sueño porque está en un monte, hay un caserío grande y nosotros estábamos en una casa como la del Parque Luro. En el primer piso estaba el restaurante, en el segundo vivíamos y en el tercero había un salón de juegos. Éramos muchos jóvenes, muchos empleados también y funcionó muy bien”, resalta Julián.

 

“Medio que de un día para el otro decidimos cerrar y listo, algo típico de la edad porque la gente no podía creer que cerráramos. A mí me gusta mucho el País Vasco, sobre todo el vínculo que tiene que ver con la gastronomía, cómo viven la cocina. De ahí me fui a Cataluña y cuando llegó la pandemia volví a Santa Rosa”, completó el cocinero que a fines de 2020 comenzó con su emprendimiento “Animal Cocinero”, conservas y comidas envasadas al vacío congeladas.

 

“Armé una cocina muy linda en el garaje de mi casa y hacía las conservas y las comidas además de caterings y eventos. Después conocí a los chicos y me metí a full con Peacock”, apunta Julián que en los mediodías prepara viandas que se despachan desde ese bodegón céntrico.

 

Novedoso.

 

Peacock abre de miércoles a sábado en horario nocturno y el menú es apto para personas con celiaquía. Este fin de semana extra largo también abrirán domingos y lunes y ofrecerán propuestas especiales de tapeos porque el 16 de junio se celebró el Día Mundial de la Tapa, ese plato que es una de las mayores tradiciones de la gastronomía española.

 

“Como toda propuesta nueva, lleva tiempo que la gente la conozca y se adapte. Por ahí entran y te preguntan si hay pizzas o milanesas o algo de parrilla, y no es nuestra propuesta. Hace ocho meses que abrimos y estamos aprendiendo y vamos a aprender mucho más. Nos gusta la idea de ponernos objetivos, trabajar con la idea de empresa y en este caso el que conoce todo y sabe es Juli, así que nosotros delegamos y está muy bueno moverse de esa manera”, sostiene Franco.

 

En Peacock trabajan diez personas en total y la ambientación del lugar ofrece una calidez ideal para disfrutar de buenos momentos. “Nos llevó mucho tiempo remodelar todo pero lo hicimos con paciencia porque queríamos que se ajuste a lo que buscábamos, afortunadamente lo logramos y el objetivo es crecer y expandirnos”, coinciden los socios y amigos desde una mesa de Peacock, que se despliega con todo su encanto de aromas y sabores. Una experiencia para compartir y deleitarse.

 

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