Un taller de soluciones
Desde hace 35 años “La Casa del Embrague” es una referencia a la hora de reparar dispositivos claves de los vehículos. De la mano de Fabio Feininger, el taller recibe trabajos desde toda la provincia y también funciona como tienda de repuestos.
En medio de la charla, los empleados le piden al “patrón” que desembolse las flamantes remeras que todavía están prolijamente dobladas. Porque aunque las manchas de aceite, grasa o líquidos de frenos conforman el paisaje natural de un taller mecánico, todos quieren lucir pulcros en las fotos. Fabio se apura a repartirlas y en pocos segundos todos están listos para los retratos que hoy ilustran estas páginas con el marco de las máquinas, las herramientas y los cientos de repuestos que sirven de escenografía para un lugar donde se concretan soluciones.
Todo ese panorama se encuentra en “La Casa del Embrague”, un lugar que supo ser pionero en el rubro y que desde hace 35 años se mueve bajo el mando de Fabio Feininger (58), nacido y criado en el mismo barrio donde tiene su local y taller (en la calle Gobernador Duval 325 de Villa del Busto, en Santa Rosa).
“Nací y viví siempre por acá. Fui a la Escuela 4 y terminé en la Escuela Técnica de Eduardo Castex donde recibí el título de técnico electromecánico. Al principio entré a trabajar con Guillermo Wiggenhauser que se dedicaba a arreglar embragues de autos así que ahí fui aprendiendo todo el oficio. Y cuando ese taller cerró, yo seguí y ya hace 35 años que llevo en este rubro. Antes estaba en la esquina de Duval y Estrada y solo era un negocio comercial, hasta que me especialicé y me concentré en la reparación. Después hicimos este local y fui armando todo el taller”, explica Fabio en la charla con LA ARENA.
Camiones, tractores, autos, camionetas. Fabio recibe todo tipo de embragues y frenos y cumple con todas las características que se esperan: repara con garantía de calidad, de manera rápida y con buen precio. Por eso todo el tiempo llegan trabajos no solo de Santa Rosa sino de toda la provincia, de localidades que sí o sí deben recurrir a su taller para una tarea tan específica y que no se encuentra en lugares más pequeños.
Pionero.
“Fuimos los primeros respecto al taller y luego vino Embragues del Sur y después Frenos El Vasco, somos tres y nos llevamos bien, siempre hablamos. Un embrague de tractor se hace en el día por ejemplo, porque se utiliza para trabajar, y en el caso de los autos ya tenemos la placa y el disco armado para que el cliente no tenga que esperar. Se lo recambia y listo, ya puede seguir en la calle”, resalta Fabio que trabaja junto a tres empleados, todos con muchos años de trayectoria.
“Uno de los empleados, Alberto Giménez, está desde que abrí, hace 35 años. Gustavo Fernández desde hace 27 años y Alberto González hace 16. Y ahora a un hijo de Giménez lo estamos poniendo en carrera, enseñándole todo lo que se hace acá. Le gustan los fierros, le gusta trabajar así que le está metiendo. Ya es otra generación que se viene y nosotros seguimos”, describe Feininger con una sonrisa mientras recorre las distintas áreas del taller, todo un mundo por descubrir en el que abundan las máquinas y la tecnología como la reguladora de placas, la arenadora, la máquina reguladora de embragues, dos máquinas rectificadoras de campanas y disco de frenos, una prensa neumática, compresores grandes, una plancha, remachadora, hornos, un compresor a pistón. El metal domina la escena y toda la aspereza de ese elemento se relaja con los chistes y risas del equipo de trabajo de La Casa del Embrague.
Flexibilidad.
“Por supuesto que todo se fue modernizando y fuimos incorporando una tecnología muy diferente a cuando arrancamos. Uno se va actualizando con el mecanismo, antes era con balancín y ahora todo es hidráulico. Nosotros laburamos todas las marcas y ofrecemos la posibilidad de pagar con cheques y con las tarjetas del Banco Pampa. Sabemos que son números altos, sobre todo en los transportes de gran porte que requieren un gran presupuesto, y nos ponemos flexibles porque no estamos ajenos a cómo está la situación económica”, subrayó Fabio que es padre de dos mujeres y un varón y que tiene un gran pasado como futbolista.
“Empecé en Sarmiento, acá en el barrio, luego pasé a All Boys y me fui un tiempo a San Martín de 9 de Julio, hasta que volví a All Boys en un equipo en el que estaban el ‘Mula’ Aymú, Luis Arbinzetti, ‘Cococho’ Rodríguez, Phagouapé, el ‘Topo’ González, entre otros. Yo jugaba de lateral, de 4 o de 6. Fue una época muy linda”, remarca Fabio mientras recuerda sin melancolía pero con cariño. “Hoy juego al paddle alguna vez a la semana para salir un poco de la rutina, pero a mí me gusta estar en el taller, es un trabajo que me gusta. Cuando salgo de viaje a los cuatro o cinco días ya quiero estar de vuelta”, agrega con sencillez.
‘La Casa del Embrague’ abre de lunes a viernes, por la mañana de 8 a 12.30 y por la tarde de 16 a 20. Además de la reparación, también vende repuestos. Un servicio completo para que quien se acerca al mostrador, encuentre lo que busca: soluciones.
“Hacemos los trabajos de manera rápida, es fulero quedarse parado, sobre todo para quien usa los vehículos o transportes para trabajar. Hoy el problema es conseguir los repuestos, a veces cuesta, por eso se puede llegar a retrasar un poco el laburo, pero si son transportes trato de sacarlo urgente. Tenemos una clientela desde hace muchos años y por supuesto que siempre tratamos de responderle de la mejor manera”, resalta alguien que no pone frenos cuando le llega un trabajo. Aprieta el embrague, pone primera y sale andando.
Artículos relacionados