Jesús "Beto" Naval, ¿un bon vivant?
En la ciudad, en esta y en casi todas de características parecidas a la nuestra, hay personas que son tipificadas por el resto de la gente de una manera especial. Y si no que lo diga nuestro personaje de hoy , que se ríe abiertamente de esa situación. Es que a Jesús Alberto Naval, "Beto" para todos, "El Loco" Naval para muchos, es -¿o era?- alguien que rompía el molde de una juventud todavía pacata, quizás medrosa, algo retraída. Era un tipo distinto a la mayoría de los jóvenes de su tiempo, cuando transcurriendo el primer lustro de los años '60 llegó a afincarse a Santa Rosa desde su General Acha natal.
De entrada la muchachada lo empezó a calificar como "el caquero" Naval. Algo así como el canchero, el pituco, el pibe que a lo mejor despertaba algunas broncas simplemente por eso de mostrarse "un poco" distinto. El pelo peinado hacia atrás, "a la gomina", pantalones oxford (botamanga ancha) o los jeans gastados -de los primeros-, saquitos con dos botones, camisas de cuellos anchos, y las corbatas con el nudo bien finito, al momento de ir al secundario. Al Comercial a la tarde al principio, y después en el Nacional por la mañana.
Pero más allá de la impresión inicial -era nada más que un pibe de 13 ó 14 años cuando llegó a Santa Rosa, donde ya estaba instalada su hermana Sofía Gladis, La Negra-, con su particular forma de ser fue ganando amigos. Atrás había quedado General Acha, donde seguían sus padres, María Paidón -fallecida hace un par de meses- y su papá Jesús Francisco Naval, dedicado a la explotación agropecuaria.
¿Vago yo?
Hoy, a tantos años de aquellos momentos. "Beto" se ríe despreocupado de lo que diga la gente. "Se que hay gente que cree que soy un vago, que nunca trabajé... porque me ven aquí, en La Capital cuando me ven. ¿Y qué querían que hiciera cuando venía del campo?, no me quedaba en mi casa, me venía aquí al centro y me veían en La Capital, pero siempre laburé. Desde muy joven mi padre me fue dando responsabilidades y administré los bienes de mi familia. Mi papá tuvo campo, barraca, veterinaria, camiones, y me enseñó de todo un poco para que pudiera manejarme en la vida. A la vez jugaba a la pelota a paleta, al fútbol aunque era malo, y corría en bicicleta. ¿Se acuerdan de Juan Carlos Lavand? Bueno, el me ganaba siempre, y después se pasó al atletismo", cuenta con esa verborragia que lo identifica.
"¿Qué otras cosas hice? Muchas, tuve comercios, uno cuando tenía 17 años con el Toto Funes que se llamaba 'Isidoro Cañones' -cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia-, donde vendíamos ropa; pero también en otras partes del mundo. Relacionado con la gastronomía estuve en Ibiza, España; en Curitiba, en Brasil. También tuve negocios en Marbella, en Torremolinos, en Málaga... Y un emprendimiento muy lindo era la fábrica de ropa de cueros que monté en Cutralcó, donde diseñábamos y vendíamos para todas partes. 'El Estribo' se llamaba, pero ¿viste como es este país? Nos agarró una de esas típicas crisis y al diablo con todo".
I
Inquieto.
Ni falta hace decirlo, pero "Beto" se define como "un hombre exitoso" al que no le gusta "la rutina de la vida" y siempre anduvo tratando de hacer algo "distinto". Dice ser "un tipo inquieto, y de tanto andar aprendí a tener lo que se dice calle. No juego, antes sí me gustaba pero aprendí y no lo hago más, y ya te dije que no fumo y aunque probé de todo, ¡de todo eh! -enfatiza- siempre fui un tipo sano, ¿me entendés? Fui muy feliz de verdad, y hoy... Hoy estoy peleando la paz", dice y se sonríe, mientras atiende el teléfono celular y promete una reunión con alguien para el día siguiente. "Ahora administro un campo y tengo departamentos en Buenos Aires, donde vivo. Estoy muy tranquilo, bien y quiero devolverle a mi provincia algo de lo que tanto me dio, y por eso me volqué a la política". Intentó con Pueblo Nuevo, fue candidato a gobernador, pero después se acercó al entente Mofepa-Pro y fue candidato a diputado. Ahora señala que está con el movimiento productivo que propone Eduardo Duhalde, y entiende que "hay cosas que se pueden hacer para mejorar esta provincia". Y se entusiasma cuando habla de La Pampa, y también de Santa Rosa... "es una ciudad que tiene mucho para soñar, y para concretar, de linda gente, donde todos podemos estar en todos lados. Unos con un poco más, otros un poco menos, pero no hay grandes divisiones en la sociedad. Pero se necesita un gran empujón", razona.
Emancipado.
"Cómo sería de jovencito cuando empecé a laburar que mis padres me emanciparon ante el juez de menores. Así que me tengo que reír de los que dicen que no hice ni hago nada", cuenta Naval mostrándose comprensivo con los que creen otra cosa. "Eso sí, tengo que decir que siempre fui un privilegiado, porque nunca me faltó nada".
En su "locura" no podían faltar los deportes de alto riesgo, y eligió para eso el paracaidismo primero -cuando hizo el servicio militar-, esquí y el automovilismo. "Pero quedate tranquilo que no soy ningún loco. Me fue bastante bien con el automovilismo, fue parte de mi vida, pero nunca tomé alcohol, y diría que tuve muy buenos límites. No se puede ser loco para correr en auto, porque si vas despacio no clasificás, y si vas demasiado rápido te matás. Necesitás equilibro y organización", revela.
"Beto" Naval corrió entre 1974 y 1987, en Turismo Nacional y TC 2000. Con un Fiat Iava y una Coupé fuego, y la verdad no me puedo quejar. En Turismo Nacional fui segundo en Catamarca y ocupé el mismo puesto en la Vuelta de la Manzana; salí tercero en Las Flores, y fui quinto en el Gran Premio del '75 en la primera etapa. Y ni hablar de cuando iba ganando aquí en Santa Rosa, y terminé cuarto porque se me reventó una cubierta. Eran años fantásticos y tenía muy buen apoyo, con la Peña 'Yarará', donde estaba el Rulo Sabaidini, que al principio apoyaba a Orlando Farías. Pero hubo otros que me ayudaron mucho, muchachos como 'Zoquete' Espósito, 'Chango' Casarrota, 'Quiti' Inaudi, 'Coco' Walls, René Fité, 'Facha' Cantero, 'Toto' Funes, Julián Pico, 'Lalo' Errecarte, 'El Percha' Córdoba, 'Bicho' Larrea, Carlitos Amado, Federico Berhongaray... eran tantos que ahora me puedo olvidar de mencionar a alguno, pero me acuerdo de todos, eh...".
Por un instante se pone más reflexivo y admite: "Es cierto, Dios me dio muchas cosas, y se que a todo no les toca y por eso soy un agradecido de la vida. Y por eso quiero devolverle a mi provincia algo de lo que recibí".
"¿Isidoro? Nada que ver".
No se victimiza "Beto", y por el contrario acepta que no tuvo en la vida grandes decepciones, sino más bien todo lo contrario, y que ahora anda tratando de procurar la paz, junto a su compañera Andrea Clavio, con quien vive en Olivos, Buenos Aires. "¿Mi hijo? Gonzalo Sebastián se llama, tiene 24 años y se está abriendo camino solo, está en Córdoba y hace promociones para Marlboro y Cinzano, tiene cocheras. Lo veo permanentemente y se va acomodando en el camino de la vida", completa.
"Beto" Naval, vestido con jean, camisa del mismo tono, abierta en el pecho dejando ver una cruz plateada, habla y gesticula. Con esa voz ronca que lo distingue enfatiza, exalta, destaca, que nunca fue un vago, más allá de la apariencia, y que por el contrario desde los 17 trabajaba y a los 21 administraba los bienes familiares por mandato de su padre.
"¿Isidoro Cañones? ¿A vos qué te parece? No, no es así", asevera. Frívolo, con aires de "bon vivant", play boy de esos tiempos, Isidoro Cañones, padrino de Patoruzú, reflejaba al típico chanta porteño, pero la creación de Dante Quinterno era, en el fondo, un personaje querible. Igual, "Beto" no quiere saber nada de que lo comparen con él. "Yo laburo y siempre lo hice", dice sonriente sin aceptar el parangón.
¡Qué van a ser subversivos!
Él y sus amigos cuentan anécdotas, una detrás de otra. Se acuerdan de momentos, de escenas, de situaciones que les tocaron en tantos años de transitar los caminos, de ir y venir por el país, y por qué no de andar por el mundo. A veces, es cierto, resultan difíciles de creer algunas versiones, pero ellos las cuentan como si fueran verdades absolutas.
"Beto" Naval recuerda que alguna vez, cuando le tocaba correr una carrera de TC 2000 en Pigüé, provincia de Buenos Aires, sucedió algo que hace que uno se pregunte si realmente sucedió, al menos de esa manera. Pero bueno, aquí va.
"Resulta que 'Lalo' Fumagalli y 'Repollo' Richi viajaban un viernes para acompañarme los tres días que íbamos a pasar allá por la carrera de autos. Iban en un Torino, y se les ocurrió pasar por mi campo (en cercanías de Quehué) para llevar dos corderos que íbamos a comer en Pigüé. Acomodaron todo en el asiento de atrás y ahí los llevaban...", cuenta.
Y sigue: "Bueno, cuando pasaron para el lado de la provincia de Buenos Aires se encontraron con una fila de autos y un control policial. Era plena época de la dictadura y había controles por todos lados buscando subversivos... ¿qué hacemos con los corderos? fue lo primero que se preguntaron. Bueno, creo que fue a 'Repollo' al que se le ocurrió: los acomodaron un poco, los sentaron en el asiento de atrás y les 'encajaron' los dos cascos para manejar el auto de carrera que llevaban con ellos. El asunto fue cuando se les acercó un 'milico' a pedir documentos. ¿Y esos que van atrás?, dudó el policía... no, con esa cara qué van a ser subversivos", parece que los subestimó el uniformado... ¡y los dejó pasar! ¿Qué no me creen, pregúntenle a 'Repollo' y al 'Lalo', pide como si fueran dos testigos de fierro.
Otra. Previo a una carrera se alojaban en el Hotel Nogaró, en San Juan. "Beto" acomodaba sus cosas y, en un sillón, 'Lalo' Fumagalli -¡cuándo no!- leía tranquilamente un diario: "Fijate Beto, se mataron dos sandinistas...", dijo con tono de conocer lo que pasaba en Nicaragua, y sobre los seguidores del líder de la resistencia de ese país contra el ejército de ocupación estadounidense.
La respuesta no se hizo esperar: "¡Dejá, que se jodan!!!, quién los manda andar escalando montañas...". 'Lalo' lo miró y prefirió no responder.
En la misma época se corría también en el interior del país, y Beto andaba nervioso en el lobby del hotel, y le reclamaba a 'Lalo' que subiera con él así se iban a descansar. Fumagalli, al parecer muy interesado en las noticias que se pasaban por la tele se había quedado enganchado con los actos del 25 de Mayo, uno de los cuales recreaba lo que había sucedido en 1810. La escena "mostraba" a French y Berutti repartiendo escarapelas entre la gente agolpada frente al Cabildo... "Dejá, vamos a dormir. Después te explico quiénes eran esos dos", fue la conclusión de Beto para su compañero mientras el "Pata" Barreix, testigo de la escena. no podía dejar de reírse.
Artículos relacionados