Viernes 20 de junio 2025

Una historia de amistad verdadera

Redacción 30/07/2017 - 22.05.hs

Miguel y Carlos son dos amigos que hacía más de 60 años no se veían. El viernes se reunieron en Santa Rosa y, a pesar de la edad, del tiempo y las distancias, no han perdido la chispa y el cariño mutuo que sienten el uno por el otro.
La amistad es un valor que, valga la redundancia, es invaluable. Se dice que los amigos son la familia que uno mismo puede elegir, aunque a veces, por circunstancias de la vida misma, los amigos deciden tomar rumbos distintos y se separan, pero los años jamás lograrán que se olviden las experiencias compartidas. Hay veces que la amistad se pierde en el tiempo por diversas cuestiones pero aunque pasen los años, si existe la oportunidad, los amigos volverán a reencontrarse para traer al presente aquellas anécdotas del pasado. Así es la historia de la amistad entre Miguel y Carlos. Uno de ellos fue docente de una escuela rural y el otro, algunos años menor, fue alumno de dicha escuela. La convivencia en ese establecimiento educativo hizo que entre ellos surgiera una amistad tan fuerte que, tras más de 60 años, volvieron a encontrarse.
Miguel Pedro Casas tiene 92 años. Su vida siempre estuvo ligada a la docencia. En el año 1948 abandonó su Toay natal para ir en busca de nuevos horizontes y llegó a Cutral Có donde fue maestro de una escuela rural en una zona muy desfavorable de Neuquén. Allí dio clases a varios niños, en su mayoría hijos de puesteros y peones rurales. "En aquel entonces (Miguel tenía poco más de 20 años) aquellos lugares, Plaza Huincul, Cutral Có, no eran lo que son ahora. Era todo muy chiquito, había otras vivencias, otras costumbres, todo más tranquilo", recordó nostalgioso. Allí conoció a Carlos "Lito" Tapia. Un chiquillo que por aquel entonces era alumno en la escuelita donde trabajaba Miguel y tenía apenas 12 años. Ahora, que tiene 79 años, viajó en colectivo y el viernes arribó a Santa Rosa para reencontrarse con su viejo amigo tras más de 60 años sin verse.

 

"Encuentro emotivo".
Hace dos años que "Lito" quería venir a La Pampa a reencontrarse con su viejo y querido amigo. El tema era que no podía dar con su paradero porque lo buscaba en Toay. Finalmente encontró el domicilio de Miguel en Santa Rosa. Tras varios diálogos por teléfono, Carlos partió de Cutral Có el jueves por la tarde. Viajó en colectivo durante unas 12 horas y llegó a la capital pampeana en la madrugada del viernes. Como Miguel no podía ir hasta la terminal local, un amigo, Miguel Sosa, fue a recibir al huésped. "Una vez que vengo, el tipo estaba durmiendo. ¿Podés creer?", dijo Carlos con una gran sonrisa y aseguró que "este fue un encuentro muy emotivo y muy alegre". Y aquella sonrisa fue creciendo con los minutos y con las anécdotas que les llevó horas de charlas. Estuvieron hasta casi las 5 de la mañana del viernes trayendo al presente aquellas viejas andanzas del pasado. "Cuando lo vi, lo encontré igual. Pero más viejo", bromeó Carlos.

 

"Nos criamos juntos".
Miguel vive en Villa Tomás Mason. Allí se encontraba el viernes durante la tarde junto a su amigo Carlos. Ambos recibieron a un equipo de LA ARENA y compartieron la alegría de haberse reencontrado luego de tantos años. Entre anécdotas y risas, recordaron las salidas a cazar martinetas. Los viajes en un antiguo Ford A, que nunca los dejó a pie a pesar de haber transitado por caminos imposibles de ripio y barro. "Nos criamos juntos, pero él no fue mi maestro y, a pesar de las diferencias en la edad y en los roles que cada uno ocupaba dentro de la escuela, él era más que nada mi compañero de fechorías de salir a cazar, experiencias muy lindas", contó Carlos, quien mantiene vivos aún los recuerdos de aquellos años compartidos. Incluso recordó que en sus épocas de alumno mantenía relación amistosa con los otros docentes y directivos de la escuela. Como era criado en el campo, colaboraba en la cocina, era ayudante. "La escuela rural es otro mundo", aseguró. Tanto le gustaba que se fue a vivir a la escuela.
Miguel recordó que su partida hacia otro establecimiento educativo "fue el primer distanciamiento". Luego Carlos se mudó. Se fue a Cutral Có para terminar sus estudios. "Y así fueron pasando los años", explicó. Lo llamativo es que fueron más de 60 años los que estuvieron sin verse y la emoción inexplicable en el rostro de Miguel posiblemente sea la muestra de que la amistad verdadera existe.

 

'
'