Postal del Atuel: cascadas en el oeste
En unos campos al norte de La Puntilla, el agua excava su propio cauce y forma ollas y pequeños saltos de agua. El ingreso del Atuel a territorio pampeano no se interrumpe desde mediados del año pasado.
La continuidad del escurrimiento del río Atuel en territorio pampeano -lleva casi un año y medio sin cortarse- permite imágenes bucólicas y casi impensables para este maltratado curso de agua. Es el caso de un arroyito que atraviesa el campo "La Vasconia", cerca del paraje La Puntilla, que forma pequeñas cascadas en su búsqueda de regresar al cauce principal. El dueño del establecimiento piensa sembrar seis hectáreas de maíz en octubre que planea regar con agua del río Atuel.
El campo La Vasconia está ubicado en territorio pampeano, a unos 15 kilómetros del límite con provincia de Mendoza. Pertenece a Carlos Lucero, quien también administra otro establecimiento muy conocido en la zona, y lindero con el suyo, que se llama La Buena Fe.
Fue Lucero y su hija Mariana quienes subieron las fotografías del arroyo y las cascadas a la red social Facebook, socializando este agradable paisaje del oeste pampeano.
El arroyo y las cascaditas son producto del corte del río, pero también de su reactivación, explicó Lucero en una comunicación telefónica con LA ARENA desde su casa en el campo La Buena Fe. "Como a veces pasa mucho tiempo sin que venga el río, el cauce se llena de vegetación, tamarindos y yuyos, y un poco de arena", comentó. "Entonces cuando vuelve el agua y como no hay cauce bien definido, se hace bañado". Esto es lo que pasó en el campo de su vecino, aguas arriba. Allí el curso se desdibuja y el agua busca para todos lados. "Este arroyito que se ve en las fotos está a unos 100 ó 200 metros del cauce principal", contó el campesino. "Viene desde arriba haciendo bañado, cataratas y saltos, y la verdad que es muy lindo", confesó.
Lucero se encontró con este paisaje cuando fue a recorrer esta parte del campo y descubrió el proceso erosivo que ha generado ese hilo de agua. "Hace unos años atrás se habían formado otras, que eran más grandes todavía. (Juan Pablo) Morisoli tiene lindas fotos", recordó.
En baja.
El campo donde se produce la dispersión del río se llama "Las tres víboras" y pertenecía a un hombre de apellido Castellini. "Estamos a unos 15 kilómetros del límite con Mendoza y también a unos 15 kilómetros de La Puntilla", detalló Lucero.
El río Atuel ingresa a La Pampa en este momento con unos 5 metros cúbicos por segundo, aunque ya empezó a bajar. "Ahora es la temporada cuando Mendoza 'levanta' el agua. Ya debe haber bajado 30 centímetros", detalló.
El ingreso del Atuel a La Pampa no se ha interrumpido desde mediados del año pasado, situación que ha entusiasmado a Lucero y lo ha convencido de encarar en pocas semanas un nuevo emprendimiento productivo, no en La Vasconia sino en La Buena Fe. "En octubre voy a hacer maíz. Ya tengo seis hectáreas preparadas", le contó a LA ARENA. "Voy a aprovechar que está viniendo el río. Voy a levantar el agua con una bomba".
Lucero confía en que el río seguirá llegando y que su emprendimiento no quedará a mitad de camino, como le ocurrió en otras oportunidades. "La idea es cosecharlo y ver cómo nos va. Si sigue el río, después voy a hacer alfalfa", se entusiasmó.
Azud.
Hace muchos años, su espíritu emprendedor los llevó a encarar un proyecto aún más grande. Hizo un precario azud en el cauce del río Atuel con el cual levantaba el nivel del agua y la derivaba hacia un terreno donde regaba decenas de hectáreas. El experimento resultó un éxito y perduró durante un par de años.
Pero un otoño Mendoza largó más agua que la habitual y el azud no resistió tanta correntada. Cerca de la casa de La Buena Fe aún se ven los restos de aquel intento.
"Yo tengo 65 años y hace 42 años que estoy en La Buena Fe. He dejado mi vida en este lugar de la provincia", dice Lucero con voz tranquila y tono orgulloso. "Ahora en el campo quedamos mi señora y yo, porque los hijos se fueron para el pueblo. Pero los fines de semana vienen con los nietos porque les encanta andar a caballo, con las chivas y entre las vacas".
-¿Cuántos nietos tiene, Lucero?
-Creo que 17, responde el hombre, riéndose por no acordarse el número preciso de su progenie. "Ojalá que a alguno de ellos les guste el campo y siga acá", se esperanzó.
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