Adiós “Pelado” González
Sobre el fin de la semana anterior se produjo la infausta noticia del fallecimiento de José Alberto González. “Pelado” como lo conocían sus amigos –que eran muchos-, sufría de una afección cardíaca de la que se trataba desde hacía tiempo.
Era hijo de una familia de Villa Tomás Mason (el grupo vivía frente a las vías del ferrocarril, casi en la intersección con Raúl B. Díaz). Su padre Tito y su tío Pantaleón González fueron reconocidos controladores de granos, aquellos que con una herramienta extraían muestras de las bolsas de arpilleras para analizar su calidad, bolsas que luego los obreros irían acomodando hacia lo alto de las estibas.
“Pelado” González se crió en un ambiente donde el turf y el escolazo –el juego de dados y barajas- era común. Y allí, entre hombres grandes, aprendió del código orillero, esa manera de comportarse que tenía que ver con la lealtad y el valor de la palabra. Normas que se debían respetar más que si se tratara de un compromiso firmado en un papel.
Hizo la primaria en la Escuela 4, y más tarde el secundario en el Colegio Comercial de Santa Rosa.
Con el tiempo ingresó a trabajar en el Instituto de Seguridad Social, hasta que se fue al ladito nomás. En el Banco de La Pampa se desempeñó como un eficiente empleado durante muchos años, hasta llegado el momento de su jubilación.
Era una persona inteligente y muy ocurrente, dueño de un espíritu jovial que -no obstante- no lo despojaba de un espíritu crítico que exhibía a cada momento.
Su deceso.
Lamentablemente una afección cardíaca lo mantenía un poco retraído. No salía mucho, pero igual estaba siempre atento a la realidad que nos rodea.
En los últimos meses algunas circunstancias –el conocer sobre la enfermedad de algún amigo muy querido- y la realidad de estos tiempos tan complicados le provocaban una angustia muy especial.
Todo eso fue influyendo en su estado de ánimo. Desdichadamente el jueves anterior se produjo su deceso, que enluta a la familia que conformaban con su esposa Betty, su hija Gaby, su nieto Gianluca, y el amplio círculo de amistades que supo granjearse por su hombría de bien.
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