“Algún día iba a volver a buscar mi río”
Cuando alguien esté leyendo estas líneas Sylvia Zabzuk estará en la ruta, regresando para radicarse en su tierra misionera. Deja La Pampa después de más de 30 años de llegar para ver qué pasaba… Y se fue quedando porque aquí resultó adoptada por su condición de buena gente y la gran artista que es.
“Cuando surgió la posibilidad de venir a La Pampa vine a conocer, averigüé por los trabajos en las escuelas, qué ambiente artístico había y me pareció bueno... me gustó y me quedé. Me fui quedando, quedando, quedando y así pasaron 30 años”, dice casi con asombro.
Pero tenía “siempre la sensación que algún día iba a volver al río... Tira mucho el río en la vida de una persona que ha nacido en el monte, cerca del agua. Y como digo en broma, aquí el Atuel está tardando en llegar... así que sí, me voy a buscar mi río”, dice y se adivina un dejo de tristeza en sus palabras.
Su llegada.
Y rememora Sylvia: “Llegué a La Pampa en el ‘93. Buscaba nuevos horizontes, tenía muchas ganas de descubrir nuevos lugares y de aventurarme… porque tengo sangre inmigrante en mis venas, de parte de mis abuelos tanto maternos como paternos, así que eso creo me empujó a salir a buscar una nueva vida”.
Antes de venir a Santa Rosa estuvo bastante tiempo en Buenos Aires. “Había ido a estudiar y no me sentí cómoda; hasta que apareció la posibilidad de venir y me gustó tanto que pasaron tres décadas. Es que La Pampa me ofreció todo”, agrega con cierto asombro.
Sylvia se iba a convertir con el paso del tiempo en una referente de la música en nuestra provincia, y si bien aquí le abrieron las puertas ella también entregó su arte… y su alma.
Integrada a nuestra gente.
“Lo que puedo decir es que aquí crecí como artista, como cantante, como compositora, como guitarrista, como gestora cultural. Desde que vine me recibieron muy bien, como por ejemplo El Bardino (Julio Domínguez). Me acuerdo que el primer lugar al que me acerqué fue a Coarte, ese espacio, esa cooperativa cultural que había en la calle Pellegrini”.
Y sigue. “Más tarde el primer artista con quien hice música aquí y por quien tengo inmensa gratitud por siempre es Mario Figueroa. Hicimos un dúo que se llamó Contragolpe, y estuvimos un par de años trabajando juntos y disfrutando de hacer música... música de fusión con raíz folclórica.
De La Pampa al mundo.
Y luego vino todo lo que vino: “La grabación de mis discos, y desde aquí salir a tocar a distintos lugares de la provincia, del país y también del mundo
como Rusia, Colombia, Bielorrusia, Chile, Brasil, Cuba y Estados Unidos”.
Sostiene que “en definitiva La Pampa posibilitó esa expansión de mi arte. Desde aquí también traje a muchos artistas, hice muchas colaboraciones con músicos de otras provincias, de La Rioja, de Catamarca, de Córdoba, de Entre Ríos, del Sur. Entonces, no tengo más que gratitud en mi corazón por tanto, tanto, tanto que me dio La Pampa… por empezar a abrirme las puertas y reconocerme como artista, y como docente también”.
Sylvia, la docente.
Es que en esta condición de docente desarrolló una labor muy fuerte e hizo muchas relaciones. “En estos días que me estaba yendo muchos y muchas se han enterado, y lo cierto es que tuve una vuelta muy amorosa de muchísima gente, incluso de quienes ni pensaba, y algunos que se acercaron a través de un mensajito a contarme lo que había significado nuestro encuentro a través de la docencia en su vida”.
Y sigue: “Por eso es que me voy con las valijas llenas, las valijas del corazón por supuesto. Repleta de amor, de cariño… me voy, pero por supuesto que quiero volver, porque aquí transcurrieron 30 años de mi vida, un tiempo de intensa entrega a través del canto, a través de la docencia. Misiones es mi tierra, pero mi otra raíz es La Pampa y dejo muchos amigos, muchos afectos, por los cuales quiero estar volviendo siempre. Así que la huella ‘De ida y vuelta’ me va muy bien en este momento”, afirma.
La despedida.
Hace unos días, en su despedida, actuó en la Sala de Arte Escénico en General Pico, donde presentó “Lairalá”, su último álbum discográfico. Son nueve canciones creadas y trabajadas durante la pandemia, con una poética profunda acompañada delicadamente por la guitarra. “Cada canción es una ventana a través de la cual comparto un paisaje interior, aromas, emociones, imágenes que han calado hondo en mí. Cada una de ellas refleja mi experiencia de ‘ser-en-el-mundo’; y lo quise plasmar así, con la sencillez de la voz y la guitarra, dos dimensiones sonoras austeras y profundas a la vez”, dice la autora.
En La Porfiada.
Un día antes de esa actuación en General Pico fue su despedida de Santa Rosa. En La Porfiada, en una velada muy especial, repasó canciones de sus cinco trabajos discográficos. “Fue muy grato ver hermosa gente que fue a emocionarse… Creo que el vínculo que me va a unir con La Pampa para siempre es la canción, la canción como mensaje, la canción como entrega, la canción como un territorio de búsqueda personal, la canción como identidad, la canción también como lazo…”.
Encontrarse con uno mismo.
Y agrega Sylvia: “Han sido muchísimas personas que han venido a mi estudio con el planteo: ‘Yo quiero cantar, yo ansío cantar, es algo que tengo guardado hace mucho tiempo, no he podido hacerlo, o quiero explorar mi voz’, me han dicho más de una vez. Y bueno, la canción es como ese empuje que desarrollamos en las clases con cada alumno, que sirve como lanzamiento hacia adentro del ser... la persona que trabaja su voz forzosamente se encuentra consigo misma porque el proceso del trabajo vocal es sumamente rico, es revelador de quién es uno. Así que la canción también ha sido eso, una mano que se da para que alguien pueda encontrarse consigo mismo, con la alegría de ser y con la profundidad de ese ser”, razona.
Profeta en su tierra.
Sylvia Zabzuk ha dejado una huella profunda, y no le será posible olvidar. Sonríe y admite: “Claro que espero volver a cantar por aquí, y me esperanzo conque se pueda, porque son grandes la distancia y está todo esto de la crisis económica. Pero la realidad es que mi intención es estar viniendo siempre… ahora lo que me espera es estar cerca del verde y del monte, y la posibilidad también de poder entregar allá en mi tierra lo que he entregado aquí. Siento que tengo esa deuda, y vamos a ver si puedo ser profeta en mi tierra… Eso estaría por verse”, señala.
“Me voy, pero creo que sólo será un hasta luego…”, concluye.
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