"Cacho" Campo fue intendente tres períodos en Pico, diputado y vicegobernador
Hay quienes dejan su impronta por donde van, y que tienen la virtud de no creerse más que nadie. "Cacho" es querido, por lo que hizo y por buena persona. Y no hay reconocimiento más importante que ese.
MARIO VEGA
Fue tres veces intendente de General Pico, y también vicegobernador de la provincia, y no obstante Luis Campo sigue siendo la persona campechana, llana, de hablar bajo y pausado que siempre fue. Desde que era empleado de Correos, o como cuando oficiaba como mozo de algún bar acompañando a su padre en ese trabajo.
No se la creyó nunca Cacho... y se le agradece al hombre. Porque en estos tiempos entre tanto "cacatúa que sueña con la pinta de Carlos Gardel", no se le subieron los humos a la cabeza. Y vaya si está bueno que así sea.
Es un hombre público, porque ocupó cargos relevantes, pero además tiene la sencillez de un vecino más de su ciudad, General Pico; aunque también supo vivir en sus épocas de estudiante de Ciencias Económicas muchos años en Santa Rosa. "Fui muy feliz en esta ciudad...", resume Cacho sentado a la mesa de una céntrica confitería capitalina.
Un hombre solidario.
Porque no sólo fue un funcionario comprometido con su tarea, sino que compartió -y lo sigue haciendo- las cosas habituales de la gente común. Sin sentirse en un nivel superior, ni nada que se le parezca.
Por estos días estuvo en Santa Rosa por un trámite mínimo, si se quiere, pero que pinta de cuerpo entero al personaje. Hace algunas semanas se publicó en LA ARENA la historia de un joven que trabaja haciendo ladrillos, y que corría pruebas pedestres -y las ganaba todas- con viejas zapatillas que arreglaba con pegamento. Sí, no tenía calzado adecuado. Esta semana Luis Campo -que leyó la nota- estuvo en Santa Rosa y dejó pago en un céntrico negocio un par de zapatillas para que el pibe pudiera seguir compitiendo, en mejores condiciones. No conoce al muchacho, y el atleta tampoco sabe quién es Cacho Campo, que tuvo esa actitud sin pretensión de que alguien se entere.
La familia.
Hijo de Zulema Luisa Piñero-Baraona de Quemú Quemú, que "fue empleada doméstica, hacía costuras para terceros y obviamente oficiaba de ama de casa; y de Alberto Campo-Camperi, de Eduardo Castex), trabajador en Fundición Lacentra, más tarde fue empleado de Correos como auxiliar y también mozo de bar. Papá era ahijado de Vairoletto... Mi abuelo Alejandro era muy amigo de Juan Bautista, e incluso el libro de Chumbita 'La última frontera' sobre él menciona a mi abuelo...", sostiene Cacho.
Aún le duele a Cacho el fallecimiento de su hermano Alberto Rubén, ocurrido a los 35 años. "Era contador y mi socio... y también está mi hermana Alicia, que es actual concejal de General Pico", agrega.
Tres casamientos.
María Cristina Garello -ex ministra de Educación de Carlos Verna- es su esposa, a quien conoció en sus épocas de estudiante. "Es profesora de Historia y Geografía y la conocí en un cumpleaños en casa de Raquel Beanatte, que vivía en la calle Gobernador Duval, justo frente al Club Argentino...", cuenta.
Sobre su esposa indica que "cursaba quinto año de la Escuela Normal. Yo vivía al lado del kiosco de Amado, y de la Farmacia Palasciano, frente de la plaza... una vez escuchamos que las chicas hablaban de festejar un cumpleaños y les pedimos que nos invitaran y así fuimos... no nos conocíamos entre nosotros, los varones, nos presentamos cada uno y fuimos, los tres nos casamos con esas chicas del cumpleaños", rememora.
El matrimonio Campo-Garello habría de tener dos hijas: María Verónica, abogada; y Lucía Soledad, médica. La familia la completan los nietos Martina y Lisandro.
Mozo en bares y cantinas.
Cacho transcurrió su niñez y adolescencia en General Pico. "Trabajé desde muy chico... colaborando con papá en los bares o cantinas, y también en cenas como mozo. Por otra parte fui cadete del Pico FBC, y esto me permitió rescatar la marcha del club escrita por don Mario Porta, quien me la regaló porque yo tocaba el bandoneón y la guardé. Nunca se ejecutó, pero cuando cumplimos 100 años con PFC logré por gentileza de la Banda de Música provincial ejecutarla en el Teatro Español y grabarla... y fue maravilloso... El maestro de la banda provincial la pasó de piano a instrumentos de vientos en un trabajo de meses... eso me hizo muy feliz y fue un homenaje a don Mario Porta y a mis queridos panza negra", completa sobre el club de sus amores.
Los estudios.
Cacho Campo cursó la primaria en la Escuela 57 "Benjamín" Zorrilla". Fue cuando tenía 8 años que tuvo una accidente muy grande: "Perdí la visión del ojo derecho y contabiliza mi historia doce fracturas... ¿El secundario? En el Nacional, en la Sección Comercial anexa, hasta el 67".
En la Facultad, ya en Santa Rosa, tuvo "un promedio de 7 y terminé en seis años la carrera. En algún momento colaboré con Miguel Tavella en el Centro de Estudiantes, y estuve en todas las tomas y marchas por la nacionalización, y hasta una vez rompimos el desfile militar para un 25 de Mayo, sobre la avenida San Martín, frente al Automóvil Club", reseña.
Trabajador de Correos.
En algún momento en General Pico volvió a la Escuela 57 nocturna. "En el Radio Club aprendí telegrafía, que me sirvió para ingresar como empleado del Correo, primero en Pico hasta que conseguí traslado a Santa Rosa, lo que me permitió estudiar y por eso soy un agradecido de todos mis compañeros de ese trabajo... me cubrían las ausencias para que pudiera cursar. Fui ordenanza, sereno, mensajero, y lo que me mandaran a hacer".
Evoca que "como sereno dormía los domingos en el sillón del jefe de distrito, y era un placer. Para quienes fueron compañeros fui siempre Luisito. Junto a Milton Rulli nos desempeñamos como delegados de Foecyt, el gremio; y así participamos en el Primer Congreso Chileno-Argentino de Trabajadores de Correos en Mendoza. A su cierre se produjo la caída del gobierno de Salvador Allende... del otro lado de la cordillera tengo amigos muertos y desaparecidos. Además no quiero olvidarme de Del Blanco, Cantera y Villanueva de la Asociación de Telegrafistas y Radio Telegrafistas Argentinos", completa.
"Cacho", la odalisca.
Pero además de ser responsable en el estudio y en el trabajo, a Cacho le gustaba divertirse... "Sí, es así. Me gustaba disfrazarme para los carnavales y en una murga hice de odalisca bailando para el Jeque... con velo, corpiños... Se llamaba la murga 'El mundo al instante'; pero después también participé en otra: 'El sol y sus planetas', siempre con mis amigos de la promoción del '67".
Y la verdad, no resulta fácil asimilar a aquella "odalisca" divertida con el contador Luis Campo, con el intendente de General Pico o el vicegobernador de la provincia. ¿O no es así?
"Me gustaba divertirme. Gracias a la Facultad de Ciencias Económicas, me llevaron como premio por el promedio en un viaje por mar hasta Ushuaia, en el Bahía Thetis, transporte de tropas. Había un alumno más seleccionado, pero no viajó, así que sin avisar a nadie llevé un amigo con los documentos del otro. Ya en alta mar hicieron control de la documentación y saltó que mi amigo no era el designado. Por suerte el teniente que controlaba la dejó pasar y le dijo a mi amigo: 'Bueno Fontana... cada vez que pase revista vos sos Ochoa...'. Hicimos un viaje increíble por los canales fueguinos", rememora.
Viviendo en Santa Rosa.
En su ciudad natal las primeras salidas "fueron los famosos asaltos en casas de familias. Pero a los 17 años ya vivía en Santa Rosa y lo cierto es que el Correo, con los compañeros que tuve, fue como la facultad de la vida. Las salidas eran a los bailes del Club Argentino, Sarmiento, Penales, San Martín, y me movilizaba en mi moto Puma 98, segunda serie; y después seguíamos la gira artística por Amancay, El Pampa, La Capital, el Águila y ya más tarde Ova, Kaskote, 04... el punto de reunión era el kiosco de Amado", indica.
Lo que pocos saben es que Cacho toca el bandoneón... "Sí, una noche con otro amigo que tenía una furgoneta Citroen cortamos el tránsito frente a la confitería La Capital y mientras yo tocaba los otros integrantes de la comitiva bailaban... fue hermoso, no había control de alcoholemia... pero llegó la Policía y se terminó todo. Para la misma época, carnaval, un chico que tocaba en la orquesta típica de José Cambarieri se disfrazó de mujer y estaba tan bien que no podía sacarse de encima al querido Cholito Álvarez... aquel hombre que se vestía de gaucho y tenía tan lindas frases y refranes", recuerda.
El deporte y Pico FBC.
Siempre fue una persona inquieta y comprometida, e incursionó en diversas actividades, en las que obviamente no podía estar ausente el deporte, siempre tan fuerte en General Pico. "Yo practiqué fútbol en Pico FBC, en inferiores, y si bien no llegué a la primera me gustaba y compañeros que después serían campeones, como Raúl Pelayo, José Edreira, Chiro Echeverría, Jose 'Lungo' Alvarez. Y también hice básquet en cadetes: era bueno para marcar, pero horrible para el aro, y había en ese grupo grandes jugadores como Pilila Bonessi, Horacio y Osvaldo Toselli y 'El Lungo' que era bueno para todo", reseña.
Cacho Integró la comisión directiva de su club en dos oportunidades. "En la primera con Rolo Roggero se hizo la última vuelta de La Pampa, y anduve bastante con el boxeo. Cuando se hizo la Semana del Boxeo en La Pampa viajé mucho con el programa radial 'Entre las sogas y el tango', con Ricardo Arias y el Gordo García Blanco... traté a don Víctor Arnotein, gran entrenador, y pude conocer a la gran mayoría de los grandes pugilistas pampeanos. ¡Si habré andado noches con García Blanco y también con Horacio 'La Pantera' Saldaño, un boxeador notable!", puntualiza.
No quiere dejar de mencionar que en otro período estuvo en la comisión directiva, siendo presidente Tatán Audisio... "Una persona inolvidable, siempre con la sonrisa a flor de labios... era mordaz y con él no podías dejar de reírte. Fue un grupo hermoso, y la época maravillosa del básquet con la conducción de Pilila Bonesi, quien hoy sigue siendo un gran colaborador del club".
También el automovilismo.
Cacho Campo tiene pasión por el deporte, y el automovilismo y el motociclismo lo tuvieron cerca, ya para colaborar o incluso para competir. "Me vinculé por Rubén Campanari, y me tocó redactar el estatuto del TC Pampeano, cuyos fundadores fueron Rubén y Ricardo Campanari, Zaninovich, Lely García, Lucho Riera (Macachín), Seisdedos (General Acha), Pascualetto (Pico) Almeijeiras (América) Lavecchia (Metileo), Taboada (Trenel), Mazaferro (Caleufú), Cernicharo (Dorila), Frank (Castex)I, Beto Vigna (Pico)", los menciona. "Llegó a haber más de 25 autos en pista, y más adelante se agregaron Lencioni, Teja, Furch, Bongiovanni... y todos se destacaron", agrega.
Y no dudó en subirse al auto de Rubén Campanari (Chevrolet) como acompañante. "Mi última carrera fue en Alpachiri en el 2000... hemos tenido suerte dispar", resume.
La política.
Cacho Campo sostiene que su madre "era socialista, escribía muy bien, era muy inteligente, pero nunca pudo estudiar aunque sí leía mucho. Ella me llevó a leer a Alfredo Palacios; en tanto mi papá era una mezcla de socialismo y peronismo; y Evita ya ocupaba un lugar central en la casa".
"Así que tuve un acercamiento al socialismo en el '67, y hasta me tocó dar una pequeña charla en La Casa del Pueblo, en la Juan B. Justo. Esa vez LA ARENA sacó un recuadro en sus páginas centrales", dice. Después los amigos lo convencieron que "Perón era el hombre sobre el cual había que confluir para que fuera gobierno y ahí ingresé al peronismo".
Y allí comenzaría un extenso periplo por distintos cargos: "Fui funcionario de José Aquiles Regazzoli en el ente del Río Colorado, hasta que fui prescindido en marzo del 76", recuerda.
Prescindido.
Y no iban a ser buenos tiempos para Cacho Campo. "La pasé difícil hasta que mis amigos de Organización Canar, Juan Carlos y Eduardo Evangelista me dieron trabajo; luego me llevaron a Organización Antón y comencé a recuperarme. Por supuesto siempre soy agradecido de su ayuda. Después Julio Héctor Sánchez me lleva a Organización Poggi en Victorica y varios años estuve allí. Fueron Rubén Marín y César Ballari los que más adelante me consiguen trabajo con Organización Martínez en Rancul: liquidaba impuestos. Subía al auto los lunes en Santa Rosa y regresaba el sábado o viernes a la noche".
Pero en un momento se iba a independizar y junto a su hermano pusieron un estudio en General Pico. "Fue en 1982 que empezamos a reunirnos en mi oficina, por hacer política", reseña.
La función pública.
Cuando el intendente de Pico era Edén Cavallero al contador Campo le tocó ser director de Rentas; luego sería secretario de Hacienda de Carlos Verna; y ocupó otros cargos importantes, como que fue presidente de Corpico, también de Fepamco, diputado provincial y Convencional Constituyente en 1994.
"Pero nunca me despegué de la municipalidad -señala-, y en el '95 tuve mi oportunidad, y fui intendente durante tres períodos, hasta 2007, en que fui electo vicegobernador acompañando a Oscar Mario Jorge", rememora.
Explica no obstante que la vicegobernación "no estaba en mis planes... siempre me gustó más andar, proponer, desarrollar, y era como estar con el freno de mano puesto para mi forma de pensar".
Aunque hoy en día es director del Estado en Pampetrol, Cacho desarrolla actividad en lo privado: "Prestamos servicios fúnebres, y de cremación, a varios pueblos del oeste, norte, centro y sur de La Pampa", señala.
Un piquense agradecido.
Vaya si ha tenido una vida intensa el hombre. Pero igual dice que "siempre quedan ganas de participar, sobre todo en cuestiones sociales". Al evaluar la actualidad señala que ve bien a la Provincia; con un Banco sólido y creciendo; con muy buen sistema de salud que tuvo un excelente ritmo de vacunación, con un gran trabajo del personal, y además no faltaron insumos...". Pero no sólo se queda con eso, porque destaca también el rol de la Justicia provincial "que funciona bien, con fallos en tiempos razonables y que pocas veces son revertidos por instancias superiores", y resalta el funcionamiento de nuestra Policía. "Es de calidad, con buen servicio y personal que no ha mancillado el uniforme. Como pampeano me siento orgulloso de nuestra policía", reafirma.
Cacho Campo concluye diciendo que pudo concretar buena parte de los sueños que tuvo. "Estoy satisfecho con lo que logré y sigo buscando nuevos sueños...". En el final se define como un piquense "agradecido de su familia, de sus amigos, del peronismo, de La Pampa y un convencido de que siempre se puede y se debe hacer algo, por mínimo que sea, para mejorar nuestra provincia".
El amigo de Samper.
En su paso por la función pública Cacho Campo tiene, por supuesto, cientos de anécdotas. Una que cuenta es increíble, porque lo que al principio le pareció una broma, -otra más como la que le tocó soportar cuando supuestamente lo llamaron de una radio porteña-, concluyó en una amistad impensada.
"Un día, siendo intendente de Pico me pasan una llamada de Radio Rivadavia de Buenos Aires, porque me iba a entrevistar Adriana Brodsky (aquella modelo-actriz que actuaba en televisión en el sketch del "Manosanta" protagonizado por Alberto Olmedo). "Estuve un buen rato conversando... pero al rato recibo otra llamada: decían que era Gabriela Sabattini quien había escuchado la nota y que quería venir a General Pico a hacer una exhibición... Por supuesto, entusiasmado, seguí conversando... Cuando cortamos la comunicación me quedé conectado a la radio para saber qué comentaban y ahí me entero... había estado hablando con un imitador... ¡Sí, me tomaron el pelo!", admite ahora risueño.
Tiempo después iba con su hermana en auto y sonó el teléfono, le pidió que atendiera: "Dice que es la secretaria del ex presidente de Colombia, Ernesto Samper". Por supuesto -con lo que le había pasado antes- no creyó y cortaron la comunicación.
Pero el teléfono volvió a sonar y la voz con tono caribeño no le dejó dudas, así que escuchó lo que le decían. Lo convocaban a una reunión en Bogotá y cuando la invitación formal llegó Cacho se decidió y viajó a Colombia al encuentro de ex presidentes de América Latina. "Allí me encontré con el general Balza, que se acordó que me había visto en Pico, y bueno con el (ex) presidente Samper fluyó y casi me distinguió. Fue increíble e inesperado", se ríe.
El mismo Samper lo invitaría luego a exponer en Biarritz, paradisíaca ciudad francesa famosa porque la nobleza europea vacacionaba allí. "Fui tres veces a ese lugar...", dice sobre lo que al principio creyó que era otra broma.
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