Viernes 09 de mayo 2025

Celebran centenario de épica travesía

Redacción 19/04/2025 - 08.59.hs

El próximo sábado se conmemorarán los 100 años de la travesía de Gato y Mancha, dos caballos que recorrieron a pie la distancia desde Buenos Aires hasta Nueva York. La celebración será en Ayacucho, la localidad bonaerense desde donde se inició el viaje.

 

Guiados por el jinete suizo-argentino Aimé Felix Tschiffely, Gato y Mancha iniciaron un viaje de más de 21.000 kilómetros, que recorrió todo el continente americano y que se extendió entre 1925 y 1928. Gato tenía 16 años al momento de partir, y Mancha 15.

 

La expedición tiene un lugar significativo en la historia de Ayacucho, ya que es el lugar de nacimiento de Gato y Mancha. Ambos caballos eran ejemplares de raza criolla, nacidos en las estancias de Emilio Solanet.

 

"Con esta hazaña, lo que se hizo fue confirmar las virtudes de la raza, la resistencia, nobleza y fortaleza del caballo criollo. Para todos nosotros, para toda la gente de Solanet, Gato y Mancha son emblemáticos", explicó Constancia Saubidet, representante de la Asociación de Caballos Criollos, en diálogo con LU32 Radio Olavarría.

 

La Municipalidad de Ayacucho, en conjunto con la Asociación de Criadores de Caballos Criollos (ACCC) está organizando la jornada conmemorativa “Gato y Mancha: 100 años del raid Buenos Aires–Nueva York”, con diversas actividades que iniciarán a las 10 horas con la concentración de jinetes, criadores, y público general en Estación Solanet, para iniciar una marcha simbólica de aproximadamente 5 kilómetros hasta el casco de la Estancia El Cardal.

 

"En el momento que Tschiffely se animó a hacer esta hazaña, la criolla era una raza que por ahí no estaba en el top ten de las razas, porque la gente estaba muy entusiasmada con todas las que que venían de afuera, y todo lo que venía de afuera se mezclaba con la raza criolla. Esta hazaña logró que la gente mire con otros ojos al caballo criollo, que deje de mirar tanto a lo de afuera y se empiece a valorar el caballo que estaba adaptado a nuestra tierra", remarcó Saubidet. “Fue el comienzo de lo que es la raza de Argentina. La raza criolla es de las más importantes del país, la que tiene más disciplinas, más pruebas, más exposiciones. Hoy es la raza más fuerte y de hecho se declaró al criollo como el caballo argentino”.

 

Travesía.

 

Gato y Mancha partieron junto a Tschiffely el 23 de abril de 1925 desde la Sociedad Rural en Ayacucho hasta Nueva York. El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 kilómetros por día, conquistando así el récord mundial de distancia ecuestre y también el de altura, al alcanzar 5.900 metros sobre el nivel del mar en el paso El Cóndor, entre Potosí y Challapata (Bolivia).

 

Tschiffely planeó la travesía con el fin de demostrar la fortaleza de los caballos criollos. Para ello, se contactó con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza, y uno de los fundadores de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Argentina, quien le regaló los dos caballos. En sus numerosos viajes a la Patagonia, Solanet compraba tropillas de caballos criollos puros con mayoría de yeguas, que los reseros llevaban hasta Bahía Blanca y de ahí en tren hasta la estación Solanet. Gato y Mancha llegaron en la última tropilla.

 

El suizo y los dos caballos criollos emprendieron la travesía con poco equipaje y enfrentando las más adversas condiciones: cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes, con caminos a más de 5.500 m.s.n.m. y temperatura que llegaban a los -18 °C.

 

Más de tres años después de haber salido de Ayacucho, Tschiffely arribó a Nueva York el 20 de septiembre de 1928, tres años y 149 días luego de su partida. "Después de más de tres años y cinco meses, Aimé montado en Mancha, su fiel compañero (Gato tuvo que quedarse en la Ciudad de México al ser lastimado por la coz de una mula), logró la hazaña: al llegar a la Quinta Avenida de Nueva York llevaba en los cascos de su caballo criollo el polvo de veinte naciones atravesadas de punta a punta, en un trayecto más largo y rudo que el de ningún conquistador, y sobre su pecho, en moño blanco y celeste, bien ganados como una condecoración, los colores argentinos", detalló una editorial publicada por el diario La Nación.

 

Mancha y Gato llegaron de regreso a Buenos Aires el 20 de diciembre de 1928. Fueron cuidados por el paisano Juan Dindart, en la estancia El Cardal, hasta que murieron en 1944 y 1947, a los 36 y 40 años. Se encuentran embalsamados, en exposición en el Museo de Transportes del Complejo Museográfico Provincial "Enrique Udaondo" de Luján.

 

'
'