Un particular agasajo en el centro
Un particular festejo de cumpleaños, el número 75, tuvo ayer Juan Roberto “El Brujo” Cabral, aquel recordado boxeador de la década del ‘70 y primeros años de los ‘80. Ante el acontecimiento pasó un grato momento rodeado de amigos en la confitería La Capital.
Es integrante de una reconocida familia vinculada al pugilismo provincial –sus hermanos “Golepa” y “Misiro” fueron boxeadores también-, y ha sido uno de los animadores de aquellos grandes festivales que tenían como escenario el gimnasio del Fortín Roca (cuando así se llamaba), y luego el de Atlético Santa Rosa ubicado en pleno centro de la ciudad.
Querido personaje.
“El Brujo” es un querido personaje de la ciudad. De aquella bandada de pibes que pululaban por el centro cuando transcurría la década del ‘60 con su clásico cajoncito de lustrabotas. Chicos que hacían de todo un poco para llevar una moneda a sus casas, como por ejemplo ser canillitas vendiendo los diarios de ese tiempo.
Precisamente en esa esquina de enfrente de la plaza San Martín pasaba buena parte de las horas del día para –en pequeña forma- llevarse “la diaria”. Después, ya muchacho vino la vida, trabajos más “formales”, una familia, hijos… Sí, la vida.
Siempre el deporte.
Era un pibe que vivía con su familia pegado al gimnasio fortinero, frente mismo al Prado Español, y a metros también del "famoso" Club El Oeste, que se ubicaba en la esquina de Sarmiento y Cervantes. Un barrio con enorme cantidad de muchachitos para los que la pelota era el juguete más preciado, y entre los que estaban los Cabral claro, y además El Negro Vicente Cejas, Carlos Fortuna, Floro Domínguez, Tono Orueta, los hermanos Carlucche, los Maldonado, los Michelli, los Gómez... y muchos más.
“El Brujo” también jugó fútbol defendiendo el arco de Argentino FBC, y le hizo al sóftbol cuando el entrenamiento para el boxeo se lo permitía.
Trabajó en una empresa proveedora de gas en garrafas (Neogas), hasta que comenzó como portero de la Escuela 143, donde se habría de jubilar. Se casó joven con María del Carmen Rodríguez -la esposa que siempre exhibe su permanente alegría-, cuando él tenía 18 y ella sólo 16 años. Tienen tres hijos -Soraya, David y Aixa- y nueve nietos.
Familia numerosa.
Los Cabral eran una familia numerosa y humilde: "Papá se llamaba Casimiro, trabajaba en el Molino Werner de camionero, y mamá era Susana Regina ('La Chana' para todo el mundo), que un tiempo lo hizo en la Escuela Hogar”. Fue conocida por los deportistas de antaño porque tenía una cierta "habilidad" para curar torceduras, luxaciones y otras yerbas. Eran siete hermanos en la casa: Julio, Susana, Luis Horacio ("Golepa), Casimiro ("Misiro", también ex boxeador y arquero del Deportivo Uriburu campeón de la Liga Cultural), Juan Roberto ("El Brujo"), "Tosón" (fallecido, ex softbolista), y Miguel (fallecido).
Eran muchos y había que ayudar en la casa, y el cajón de lustrar era una posibilidad… o vender diarios.
Pobres… pero felices.
Ayer en la mesa con amigos se encontró con Miguel Ervitti –ex concejal de la ciudad- y recordaron los buenos y lindos tiempos, rememorando los años de chiquilines… “Un grupo de vagos buenos, sin maldad. Fui a la Escuela 38 pero hice nada más que hasta cuarto grado, pero igual aprendí a leer y escribir… pasa que enseguida agarré el cajoncito y arranqué para el centro a lustrar zapatos junto con Justino (Heredia). Tiempos hermosos... parábamos en la confitería El Águila, o en La Capital. A veces salíamos a juntar papeles, metales y vidrios para vender en la chacarita de Mainetti", que estaba al lado de las vías sobre calle González.
“Es cierto que éramos pobres… pero no nos dábamos cuenta y éramos felices. ¡Y esto lo digo de verdad!”, reafirma sonriendo. Como sonríe siempre “El Brujo”.
Porque es puro de alma, y se le nota… Ayer mismo Miguel Ervitti recordaba que cuando uno de los dos no podía ir un día a lustrar el otro le daba la mitad de lo que hubiera hecho esa jornada. Eran lustrabotas y socios… “Así que mirá si no es un tipo bueno”, lo halaga.
“El Brujo boxeador”.
Se sabe, hubo una época de oro en el boxeo provincial, y “El Zorro” Campanino, “Golepa” y “El Indio” Paladino fueron estardantes de ese tiempo. Pero también “El Brujo” y otros varios supieron destacarse y llenar el gimnasio de la 9 de Julio al fondo.
Juan Roberto Cabral hizo medio centenar de combates como amateur (fue campeón argentino), y 52 en el campo rentado. Tenía buena línea técnica, era rápido y guapo, y supo protagonizar peleas brillantes con los mejores como Patricio Díaz (era campeón argentino y sudamericano y "El Brujo" le ganó por nocaut técnico), Simón Escobar y Palito Magallanes.
Además se dio el gusto de pelear en el mítico Luna Park de Buenos Aires, y en su gimnasio compartir con los célebres Carlos Monzón y Nicolino Locche, entre otros grandes.
¡Feliz cumple!
Se sabe que hay muchas historias dolorosas en cuanto a cómo terminan muchos púgiles que no supieron guardar lo que ganaron, pero no es el caso de “El Brujo”. Él pudo hacerse su linda casa en la calle Larrea, donde transcurre feliz con su compañera desde la adolescencia.
Acaba de festejar los 75, y lo celebra con esa alegría con la que asumió siempre la vida. Por eso ayer fue a la esquina en la que tantas veces lustró zapatos y vendió diarios y lo festejó con sus amigos, y con muchos que pasaban por allí, lo reconocían y lo saludaban. ¡Felicidades campeón!
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