El experto en limpieza

Ramiro Righetti se dedica al lavado de alfombras, tapizados, cortinas roller y sommiers, un oficio que aprendió en la histórica tintorería de su familia y que hoy extiende a distintos ámbitos y lugares de la provincia con la sabiduría de un especialista.

 

Su apellido lo vincula directamente a una tradición que hoy ya se parece bastante a una rareza pero que se mantiene en pie ante el avance tecnológico, los cambios, las modas y todo lo nuevo que suele arrasar de un plumazo con largas décadas de usos y costumbres. Righetti acumula 80 años como una tintorería pionera en Santa Rosa y hoy cada día, cuando abre sus puertas a la clientela, alguien que aprendió allí todos los secretos del oficio sale a la calle a buscar todo aquello que está manchado, sucio y opaco para que se transforme en limpio y reluciente. Un cambio de cara tan necesario como revitalizador para casas, oficinas, salones y todo lugar donde habiten alfombras, cortinas o tapizados.

 

“La tintorería se abrió en 1942, con mi abuelo Neptuno Righetti, así que ya tiene 80 años, fue la primera de Santa Rosa y de hecho todos los que después tuvieron tintorería en la ciudad previamente fueron empleados de mi abuelo. Luego siguieron mi papá Carlos y su hermano mellizo René que sigue hasta hoy con el comercio. En mi caso empecé a trabajar en 2003 y estuve 15 años así que lo que me pasa es que siento que tengo que cuidar el apellido. Todo el mundo nos conoce como gente que nos dedicamos a la limpieza y a mí claramente me conocen por el apellido, una trayectoria de tantos años significó una gran vidriera cuando empecé a trabajar solo”, resalta Ramiro (35), una especie de súperheroe quitamanchas y restaurador de objetos de interior que, con el tiempo y el uso, piden a gritos una limpieza de rostro.

 

“Cuando empecé fue porque hice un contacto con gente del Casino y no tenían este servicio. Hice una inversión grande en equipamiento así que luego necesitaba ampliar la cartera de clientes porque con lo del Casino solo no era suficiente. Mientras tanto yo seguía trabajando en la tintorería y recuerdo que una vez una señora a la que le lavé la alfombra me dijo que le limpie un sillón blanco muy grande y de mucha calidad. Yo me negué pero ella me decía que lo podía hacer, que iba a salir bien, que solo tenía que animarme. Acordé con ella llevarme uno de los sillones y realmente quedó bien, desde ahí agregué más cosas porque si ese trabajo que era muy difícil lo había podido hacer, me daba la pauta que podía hacer otros”.

 

Ramiro finalmente alcanzó un pico de demanda que le impuso dejar su puesto en la tintorería familiar para dedicarse de lleno a su emprendimiento. Junto a su hermano Rodrigo “y con el incondicional apoyo” de su pareja Candela –tienen tres hijos: Lautaro, Josefina y Camila- sumaron nuevos servicios y trabajos y los llamados (el WhatsApp es 2954 551522 y la oficina comercial funciona en la calle 25 de Mayo 622) se multiplicaron.

 

“Hemos hecho la residencia del gobernador, antes con (Oscar) Jorge y luego con Carlos Verna, también trabajos en Casa de Gobierno, en la Cámara de Diputados, en el Sempre y en otras oficinas oficiales. Hoteles, el Casino por completo, también el Aula Magna de la Universidad que ganamos el trabajo por licitación. Limpiamos cada una de las más de 500 butacas, el telón del escenario, todo lavado completo y sin sacar nada. Las paredes de tela, el techo, las alfombras, al escenario tuvimos que lijarlo completo y pasarle un producto. También la carpa enorme que tiene la Universidad y que utilizan para hacer eventos en la plaza o lugares públicos”, enumera Ramiro que por supuesto hace trabajos a domicilio pero también tiene un galpón donde armó toda una estructura para hacer su tarea.

 

“Armé un lugar para colgar las cortinas grandes que no las podés limpiar si no están colgadas. Hay un aspecto importante y es que por más productos y tecnología nuevos que vengan, este es un trabajo muy artesanal donde tenés que aplicar el detalle de tu mano”, resalta Righetti que suele trabajar cuando el resto descansa. O no está.

 

“Yo voy siempre a contramano del resto porque necesito que no estén, que nadie pise, por eso no hay horarios ni días preestablecidos. Muchas veces me dan un trabajo en una oficina el viernes y lo tengo que terminar para el domingo a la noche, así que es meterle todo el fin de semana”, apunta Righetti mientras muestra fotos de trabajos en el “Antes” y el “Después”. Y no hace falta resaltar la diferencia, salta a la vista.

 

Servicios.

 

Lavado de alfombras, de tapizados, de cortinas roller y de sommiers. Righetti está registrado como empresa de limpieza por lo tanto durante toda la pandemia de coronavirus pudo seguir trabajando cada día por ser considerado esencial. En su interminable lista de clientes y anécdotas recuerda que estuvo en la casa de Saúl Santesteban “porque había que sacar la alfombra de la habitación para poder trabajarla, y también me llamaron para otros trabajos de la familia. Tengo la suerte de conocer a muchísima gente de distintas actividades y es algo que te reconforta porque tienen que abrirte las puertas de su casa y confiar en uno. Es un trabajo gratificante y que está bueno cuando ves que la gente queda muy conforme”.

 

¿Cada cuánto tiempo hay que limpiar la alfombra?

 

“Eso depende también del uso que tenga, lo normal es sacarla una vez al año aunque cada seis meses hay que darle una limpieza. Hay un factor que es relevante para mucha gente y es si son alérgicos porque las alfombras suelen generar esa situación, por lo tanto depende de cada caso y del trajín diario que tengan”, responde Ramiro, quien reconoce que su tarea diaria se enfoca cada vez más hacia las cortinas.

 

“Es cierto que la tendencia es que hoy se le da más importancia a las cortinas que a las alfombras, la gente ya no las compra tanto como antes y prefiere enfocarse en las cortinas. Hoy las de roller son muy habituales y requieren una tarea especial”, explica el experto con linaje de tintorero. Un artesano de la limpieza que cuida el legado de un apellido que, con el paso del tiempo, mantiene su vigencia en la práctica del agua y el jabón.