Jueves 18 de abril 2024

Ernesto Galván, campeón de la vida

Redacción 05/02/2023 - 01.09.hs

Tuvo muchos reconocimientos, obtuvo triunfos en ciclismo por varios años; hasta que se dedicó al atletismo y lo consiguió todo: campeón mundial, sudamericano y argentino. Ernesto es un canto a la vida.

 

MARIO VEGA

 

Aseguran algunas investigaciones científicas que los niños nacidos en este tiempo tendrán una expectativa de vida de 100 años, o más. En otras épocas era algo impensado, pero conocemos algunos casos de personas que superan la centuria y por allí andan, muy contentos con sus vidas.

 

Tiene que haber, creo, algo de genética que ayude a esa longevidad, pero también cuidados, una buena dieta, hacer ejercicios y mantenerse activo deben ayudar grandemente a esa circunstancia.

 

En estas mismas páginas hemos dado a conocer de personas con muchos años bien vividos. Y ya no serían circunstancias aisladas, sino que se trataría de nuevos tiempos y modos de transitar este plano de la existencia.

 

Límites que se corren.

 

Cualquiera, sin tener que hacer un ejercicio demasiado complicado, podrá recordar a familiares cercanos -en algunos casos sus propios padres, por qué no--, y tendrá presente que los veíamos "grandes" cuando a lo mejor apenas habían superado los 40 años. O poco más.

 

Si nos trasladamos a esta época hay que señalar que hoy estaríamos refiriéndonos a ellos como personas jóvenes, y con un largo camino por delante.

 

¿Que se corrieron los límites de la juventud, la adolescencia y la adultez? Todo indicaría que sí. Y me parece que no nos equivocamos si admitimos que es así.

 

Una persona sin mácula.

 

Ernesto Eufemio Galván, quien en abril cumplirá 87 años, es nacido en Villegas (provincia de Buenos Aires), pero desde hace mucho está afincado en Santa Rosa, y vive en Ameghino 756 desde que llegó a la ciudad.

 

Es un deportista ejemplar, no sólo por su notable carrera -primero como ciclista y desde hace décadas como múltiple campeón en atletismo--, sino porque, además, tiene un transcurrir de sencillez y frescura.

 

Lo cierto es que aún cuando es reconocido públicamente por una trayectoria magnífica y difícil de emular, Ernesto muestra una humildad y un don de gente que lo hace naturalmente querido. Por quienes son sus compañeros de ruta en el deporte, por sus vecinos en esa casa que habita desde que la Ameghino era un guadal hasta ahora que se ha tornado en una arteria tan comercial.

 

Campeón mundial.

 

Ernesto es múltiple campeón, y la culminación de su exitosa trayectoria fue cuando se consagró campeón mundial en Málaga, España. Fue el 4 de septiembre de 1918 y si bien esa prueba fue el hito estelar por otra parte ganó decenas de campeonatos argentinos en diversos escenarios del país en pruebas pedestres (maratones, carreras de calle y de pista, cross country y pruebas combinadas). Pero también ostenta títulos sudamericanos y panamericanos, y tuvo destacadas participaciones en otros campeonatos mundiales realizados fuera de nuestras fronteras. Su último y trascendente logro fue el Sudamericano que -con 85 años-- lo vio coronarse en Bogotá a fines del año pasado.

 

La familia.

 

Días atrás fui a charlar con él a su casa, y rodeado de trofeos, copas y recuerdos, Ernesto fue contando aspectos de su vida. "Nací el 16 de abril de 1937. Mi papá se llamaba Eufenio, trabajó en el campo y falleció en un accidente; y mamá Jorgelina era ama de casa. Tengo una única hermana, que es Clelia Jorgelina, que está jubilada; y mi esposa se llamaba Inés Estela Rivero... falleció hace 7 años y con ella tuvimos a Marcela Rosana, nuestra hija bien pampeana. Mi nieto, que vive conmigo, es Marco Antonio (20)... terminó la secundaria y ahora empieza la universidad porque quiere ser ingeniero en computación. Había empezado con la bici, hizo algo de ciclismo pero también le gusta el king boxing", completa.

 

El ciclismo y el campo.

 

Ernesto hizo la primaria en la Escuela 17 de Villegas, empezó el secundario pero dejó enseguida porque "ya me gustaba el deporte... un primo que hacía ciclismo me prestó su bici para dar una vueltita y me gustó. Ahí fue que le dije a mamá que dejaba de estudiar porque iba a laburar para comprarme la bici. Tenía 13 años y era bollero en un tambo: hacía los mandados, ayudaba a juntar las vacas y terneros... Y la verdad es que me encanta la vida de campo".

 

Siendo adolescente siguió trabajando en los tambos "con unos gallegos. Laburaba de día y cuando tenía tiempo libre me dedicaba a correr en velódromo en Villegas, Trenque Lauquen, Vedia, Lincoln...". Ya era un deportista, condición que no abandonaría nunca más.

 

Mayordomo en una estancia.

 

En un momento dado -se desempeñaba hasta allí con su esposa en el Inta Anguil pero en una estación experimental en Villegas--, le ofrecieron trabajar en un campo cercano a Trenque Lauquen. Después los mismos propietarios compraron en el Bajo Nereco y se quedó con esa gente durante 28 años... "Eran sucesores de Juan Blas Ballester, y también me tocó andar por Salliqueló, González Chaves y Tapalqué. Fui encargado de estancia muchos años, y llegué a tener 60 personas a cargo... entré como peón y terminé siendo el mayordomo. Se dedicaban a la cría de caballos criollos, y más de una vez obtuvieron premios en Palermo", precisa.

 

Su afición por la cosa campestre lo llevó a participar muchas veces en desfiles tradicionalistas... "Eso me gustaba mucho y por ahí tengo guardadas cosas del gauchaje como ropas, recados, aperos de plata antiguos... Corría en bicicleta y participaba de los desfiles", sonríe recordando la diversidad de actividades que nada tenían que ver una con la otra.

 

Físico impecable.

 

Cuando llegué a su casa, en Ameghino 756, Ernesto me recibió en short, zapatillas y el torso desnudo. Y realmente sorprende observar que su físico está muy lejos del deterioro natural que, obviamente, traen consigo los años. Fibroso, sin una pizca de rollos o arrugas, parece desmentir que en pocas semanas tendrá 87 años. "Sí, claro que hago una vida sana, y mucho deporte... porque es vida, es salud. Y yo estoy constantemente en actividad, y si un día no voy a entrenar siento que me falta algo".

 

Y agrega Ernesto: "Es una sensación única entrenar, y me siento bien y contento de lo que hago... me parece que todo el mundo tiene que saber que hay que hacer actividad física, que sirve para vivir mejor... También me cuido en las comidas, aunque no me privo, y como sé que el descanso es fundamental duermo al menos ocho horas diarias", revela el "secreto". Que en realidad no es tan secreto sino que es conocido pero no todos lo asumen porque supone un sacrificio.

 

El campeón del mundo.

 

Ernesto Galván aparte de correr hace un trabajo de gimnasio, y tiene una ventaja que no todos consideran: "Nunca fumé ni tomé alcohol, y eso ayuda un montón. Cuando se empieza un deporte lo primero que se pretende es ir subiendo, mejorando, y un sueño mayor es ser campeón del mundo. ¡Y pude llegar!", dice con satisfacción. "La cuestión es entender que no pasa solamente por ponerte las zapatillas el día de la competencia sino entrenar todos los días, menos los domingos... y aparte en mi caso cuando puedo salgo a pedalear 50 ó 60 kilómetros", completa.

 

Para el Guinness.

 

De todos modos advierte que no todas son maduras en ese camino: "Claro, porque tenés muchas desilusiones también... a mí me llevó entre 6 y 7 años llegar a un nivel altísimo, pero eso hizo que nunca perdiera una carrera en mi categoría... en 65 años para arriba. No voy a decir que me sentía imbatible, pero eso sí me tenía gran confianza, y por eso en tantos años pude conseguir más de 50 campeonatos argentinos...". Y lo dice con una sencillez que deja mudo al interlocutor. ¡Medio centenar de títulos nacionales! Si eso no es para el Record Guinnes pega en el palo. ¿O no?

 

Innumerables viajes.

 

El deporte no sólo le ha dado una calidad de vida como la que exhibe, sino que además le permitió conocer lugares que -cuando vivía en su Villegas natal-- no hubiera soñado visitar. "Me esforcé, pero también tuve suerte... Estuve en Valladolid dos veces; una vez en Londres; conocí Colonia y Montevideo en Uruguay; competí en Porto Alegre en Brasil; en Concepción en Chile tres veces donde me consagré campeón sudamericano; igual que en Bogotá (Colombia) el año pasado", resume

 

Enseguida aclara que todo se hace con el esfuerzo de los deportistas. "Sí, todo costeado por nosotros... Cuando volvemos de un viaje ya estamos pensando en el que viene y juntando para los gastos, y casi siempre pagando los pasajes aéreos en cuotas", agrega. Es ese gran esfuerzo al que tanto se acostumbran los deportistas amateur... los que compiten porque aman el deporte, y que casi nunca tienen otro beneficio que el de hacer lo que les place.

 

Lo que viene.

 

Ernesto es una persona sumamente disciplinada, que planifica y se permite imaginar lo que viene. "¿Sabés que pasa? Que nunca se pierde la capacidad de soñar... y el asunto es ponerse objetivos. Lo mío ronda en nuevos desafíos deportivos, y en eso estoy. Ahora estamos haciendo la pretemporada, y lo primero que tenemos por delante es el Campeonato Sudamericano aquí, en La Pampa, dentro de pocos meses, y por supuesto tengo ganas de un nuevo podio... porque yo me preparo para ganar. Después hay otro nacional de cross en Tandil. Hay mucho por delante", dice y entrecierra los ojos como presintiendo lo que viene.

 

El libro.

 

Pero no es todo. No es solamente intentar ganar nuevos trofeos, sino que además el hombre quiere "dejar asentado" lo que ha hecho. "Quiero escribir un libro con tantas vivencias, con tantos recuerdos, y con cosas que me parece pueden ayudar a entender que el deporte es de las mejores cosas que tiene al alcance un hombre o una mujer", razona.

 

Vuelve atrás en el tiempo y se ve a sí mismo conversando con su madre: "Ella tenía una idea totalmente distinta... me decía que haciendo tanto ejercicio 'se te agranda el corazón y te morís joven'. ¡Qué errada estaba no! Si la tuviera frente a mí le diría: 'Viste viejita, mirá todo lo que me dio el deporte. Y aquí estoy", completa mientras posa para la foto rodeado de cientos de medallas, trofeos, copas y reconocimientos varios que ha recibido en su rica trayectoria.

 

El deporte es vida.

 

"El deporte me lo dio todo... amigos, viajes, conocimientos. La gente tiene que entender que el sedentarismo es malo, y que la actividad física da vida, da salud y es un cable a tierra... Y nada de excusas: nada de que no puedo, no tengo tiempo... te lo tenés que hacer...", concluye.

 

¡Qué veinte años no es nada...!, dice el tango. ¿Y 87? Sí, parecen unos cuantos, pero viendo a un personaje como Ernesto Galván se puede decir, sin errarle, que son un canto a la vida... Ni más ni menos.

 

¿Joven hasta los 57 años?

 

Un estudio realizado a nivel mundial, hace un par de años, demostró que los argentinos perciben que dejan de ser jóvenes cuando superan los 46 años. Una percepción que los ubica bastante por encima de lo que siente habitantes de otros países.

 

La encuestadora Worldwide Independent Network of Market Research, que relevó a 31.890 personas de 42 países, dio a conocer que en nuestro país la edad promedio en la que dejamos de sentirnos jóvenes ronda los 46 años. Esto es por encima de la media global; y de igual manera lo sienten los paraguayos, italianos y chilenos. Entienden que son jóvenes por bastante más tiempo que peruanos, brasileros, mejicanos o filipinos.

 

Hubo distintos resultados dependiendo la edad de los consultados. Así los jóvenes de 18 a 34 consideran que se deja de ser joven a los 37 años; las que tienen entre 35 y 44 dicen que la juventud se pierde a los 48 años. Además los mayores de 55 afirman que se deja de ser joven cuando se alcanzan los 57 años.

 

¿Vivir más de 100 años?

 

Científicos revelaron en la revista "The Lancet" que las personas están viviendo el doble de años que hace un siglo, y con menos enfermedades discapacitantes. Así se estima que los niños de hoy podrían vivir en el futuro 100 años o más.

 

Analizados datos de más de 30 países desarrollados se advirtió que desde 1950 la probabilidad de sobrevivir después de los 80 años se ha duplicado para ambos sexos. Tendría que ver con conductas más sanas en todas las edades. El profesor Kaare Christensen, del Centro Danés de Investigación del Envejecimiento, dijo que "para mirar el futuro tuvieron en cuenta "lo que ocurrió en el pasado y cuáles fueron las tendencias hasta ahora".

 

De esa manera advirtieron que en los últimos 150 años hubo un aumento muy estable en las perspectivas de vida en los países ricos. "Si proyectamos las tendencias actuales hacia el futuro podemos decir que los bebés que nacen hoy vivirán 100 años", concluye.

 

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