Garrahan: “Hay ataque a las infancias”
La doctora Hilda Susana Pérez –médica en el Favaloro donde es encargada de Coordinación en Pediatría- tiene muy presente aquella mañana cuando llegó al Hospital Garrahan para hacer su residencia durante dos años. “Llegué con nervios, porque conocía exactamente lo que era, por eso hoy no puedo entender este ataque del Gobierno nacional a la salud pública, y también a la tarea de investigación y del trabajo de docencia y capacitación permanente que se hace ahí”, expresó.
Situación muy grave.
La profesional –que está a un paso de su jubilación- razonó diciendo que “la situación del Garrahan es muy grave, porque están renunciando por los bajos salarios los profesionales con más experiencia, y también los enfermeros. “En síntesis es un ataque a las infancias”.
Su experiencia en el reconocido nosocomio le dio la pauta que “un médico no se forma sólo con una residencia. “Se forma después con los años, viendo pacientes… y lo cierto es que al Garrahan van los casos más graves; desde malformaciones congénitas, pasando por patologías neurometabólicas, encefalopatías raras, diversas, que no se podrían atender en otra parte del país”.
-¿Por qué cree que se da ese ataque?
-Se me ocurre pensar que es intencional. Y hasta cruel. Pero, además, no le veo un sentido político favorable para nadie, ni siquiera para este gobierno, que lo mejor que podría hacer es sostener al Garrahan, tratar de que este conflicto se solucione. Hay toda una provocación, porque encima en el ataque dicen que hay mucho personal y echan administrativos. Si fuera cierto que es así –y no lo es- que redistribuyan personal, que puntualicen quiénes son. Pero no, salen a confundir y ponen en tela de juicio a todos, incluso a los médicos, a los técnicos, a los enfermeros. Pero además quiero decir: el administrativo también es un personal importante dentro de un hospital. Por eso insisto, hay un ataque cruel e intencional. Y no le veo ningún sentido”.
“Me duele”.
La médica, hoy en el Hospital Favaloro, agregó que “todo indica que es un modo de gobernar al que sólo le importa el capital, el dinero. Para este Gobierno nacional no es importante la salud como una inversión. Y la verdad es que todo esto duele un montón, porque estoy muy conectada con los médicos del Garrahan y tengo amigos que siguen trabajando ahí”.
El Garrahan y la salud pampeana.
La doctora Pérez explicó que el Garrahan ofrece la red de telemedicina. “Si aquí tenemos una duda con un paciente lo presentamos allá por telemedicina. Es lo que se llama OCD (Oficina de Comunicación a Distancia). Es decir que sin que el paciente tenga que trasladarse se envían los estudios con nuestro pensamiento; y después de evaluarlos se nos dice si tenemos que derivarlo o no; o nos van sugiriendo estudios que bien se pueden hacer aquí porque tenemos buenos recursos para eso en el Favaloro. Hay muy buen nivel de Laboratorio”.
Cuando es necesario se hacen derivaciones, pero “eso también se está complicando. Con esta crisis el Garrahan está dejando de tener camas, y por eso nos han rechazado algunos pacientes. No está teniendo disponibilidad, capacidad”. De todos modos la médica del Favaloro señaló que “cada vez tenemos que mandar menos pacientes con esto de la telemedicina”.
Llegada al Molas.
La doctora Pérez recordó que regresó a Santa Rosa “en el ‘99, en junio, cuando terminé la especialidad en terapia intensiva. Aquí me encontré con una terapia que estaba creciendo, con grandes profesionales,y entre ellos los doctores Juan José Córdoba (fallecido) y Mónica Rodríguez (jubilada), pero además Raúl Mata y Adriana Gelemur. Yo lo que hice fue volcar toda la experiencia del Garrahan y formar el equipo de enfermería, y en esto aplicar las enseñanzas del doctor Magliola, quien siempre decía que los enfermeros son parte del equipo de trabajo, y están codo a codo con los médicos, que son los que están todo el día mirando al paciente. Son los ojos de los médicos”.
Lleva 33 años desde que se recibió, y 26 años como médica del Molas. “Ya me estoy por jubilar, aunque me gusta lo que estoy haciendo ahora, que es gestión, auditoría interna, gestión de pacientes, entre otras cosas. Son muchos años, y lo que pasa con el Garrahan es un verdadero despropósito”, cerró.
“Hay una mística especial”.
“Hice mucho para llegar al Garrahan, porque había que pasar una entrevista con las autoridades del hospital, con los referentes más importantes. Ahí ellos preguntan porqué querés hacer la especialidad, dónde la vas a ejercer, si te vas a quedar en Buenos Aires o te volvés a tu ciudad. Porque la idea ahí es formar gente para federalizar, para que el conocimiento vaya al interior y a la gente que más lo necesita. Y yo les aclaré de entrada que yo me volvía a La Pampa”, contó la médica Hilda Susana Pérez.
Nacida en Santa Rosa llegó “sabiendo que me volvía porque ya conocía la terapia intensiva pediátrica de acá, que recién la estaba armando el doctor (Juan José) Córdoba. Le propuse que en vez de venir medio cruda como estaba, con un año de pasantía solamente en el Hospital de Niños de La Plata, más los tres de residencia en Pediatría, era mejor esperar dos años más y formarme en el Garrahan”.
Beca y residencia.
Recordó que “hubo una nota del gobierno de La Pampa explicando al Hospital Garrahan la conveniencia de que pudiera hacer lo que en ese momento era una beca, y que después se transformó en residencia”.
Eso fue desde 1997 a 1999. Así la doctora Pérez se mudó de La Plata, donde se había recibido, a Buenos Aires. “Fui con mi hijo chiquito a dos cuadras del Garrahan. Y fue una experiencia maravillosa, muy enriquecedora”.
Distintas terapias.
Siguió contando que “el primer día fue de mucha expectativa, y nos conocimos con compañeros que éramos de distintos lugares. Nos distribuyeron por sectores, por terapias. A mí me tocó la terapia, la UCI 45 (Unidad de Cuidados Intensivos). Empecé ahí, pero son tres terapias y pasé por las tres: las otras dos son la 44, otra terapia polivalente, pero que tenía más pacientes post-transplantados; y la 35, que es la que más me gustó que es la terapia de recuperación cardiovascular, donde van todos los pacientes niños. Hasta 19 años, porque en realidad la adolescencia es una franja dentro de la pediatría”.
Realidades complejas.
Allí la doctora Pérez pudo ver “las realidades más diversas, las cirugías más complejas”, y pudo comprobar el compromiso “de los médicos de planta, en el sentido de que eran los primeros en llegar, así fuera el jefe o el último
de planta que había entrado el día anterior. Todos entraban temprano y se iban a las 4 de la tarde”.
No se olvidó de reconocer a destacados médicos referentes, como Ricardo Magliola (UCI 35), Gustavo Cardigni (UCI 45) y María Althabe (UCI 35), y también José Ocampo, “un terapista muy comprometido, muy humano”.
“Hay una mística”.
Después expresó que ella tiene la idea que “hay como una mística especial en el Garrahan. Vas ahí y sabés que es distinto a todo. Todos los pediatras queremos pasar por allí a formarnos en las subespecialidades: terapia intensiva, cirugía, neonatología, cardiología, porque están los referentes más experimentados, y los pacientes más complejos que vienen de todo el país y de Latinoamérica”.
Si bien admitió que hay otros buenos hospitales de niños como el Gutiérrez, en Buenos Aires; y el Elizalde, “nada es como el Garrahan. En ningún lugar de Sudamérica, porque es público, de acceso libre a todos los pacientes”, sostuvo.
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