Una victoria en el campo de las ideas
El campo perdió dos veces en un mismo fin de semana. Perdió en la Exposición Rural de General Pico primero y en las elecciones de Buenos Aires después.
En la norteña localidad pampeana quedó demostrado que están flojos de argumentos para el debate y que todo lo que quieren hacer es el mayor negocio posible sin importar el resto de la sociedad.
Sus representantes gritaron a viva voz que quieren “una provincia que deje hacer” pero todas sus posturas se limitaron a cuestionar sin proponer ideas superadoras. Y siguen usando curiosos discursos con una doble vara muy extraña, en la que ven todo mal cuando tienen que juzgar a las autoridades pampeanas, pero cambian el cristal a la hora de valorar a los gobernantes nacionales. Por ejemplo, piden por el mantenimiento de los caminos vecinales, pero se olvidan de reclamar por las rutas nacionales abandonadas.
Conviven con un presidente que les impuso un tipo de cambio atrasado, dólar bajo y retenciones altas, junto a la falta de inversión en infraestructura, pero dedican la mayor parte de sus discursos a cuestionar al gobierno provincial, el mismo que los apoya con créditos a tasa subsidiada, entre otras cuestiones.
Así es que como terminaron una vez más perdiendo el debate, porque desde el mismo palco de la Rural piquense la ministra de la Producción les replicó que pidieron “diálogo” para debatir la Ley de Plaguicidas, pero nunca llevaron una propuesta. Ya pasó una semana completa desde ese cruce y aún no hubo un solo dirigente ruralista que pudiera salir a exhibir un documento que demuestre lo contrario.
Paliza electoral.
Ese sábado que terminó con una clara derrota discursiva fue apenas el aperitivo de lo que sobrevendría un día después: una paliza electoral en el terreno bonaerense, donde la dirigencia de Carbap forjó desde hace años una “alianza estratégica” con el macrismo primero y con el mileísmo después, siempre con un claro posicionamiento en contra del justicialismo.
Creían que ganarían las elecciones de legisladores provinciales y de concejales de cada distrito, pero la esperanza de pintar la provincia de violeta, que después trocó en el más modesto pronóstico de “empate técnico”, terminó con una inesperada -y abultada- derrota en las urnas.
¿Será que no interpretaron el sentimiento de los votantes, que sus ideas no representan al sector o que su influencia está sobrevalorada? Porque los medios terminaron destacando que se registró un “cambio histórico en el voto del campo”. Hablaron del “voto cosechadora” a través del cual el peronismo también terminó aplastando a LLA en la zona rural de Buenos Aires, en distritos donde el peronismo no ganaba desde hacía 20 años. Son territorios donde la vida económica gira en torno al agro: molinos, frigoríficos, transportistas, metalúrgicas, maquinaria agrícola, concesionarios, contratistas, acopiadores y tambos, que conviven con empleados públicos, profesionales y comerciantes.
“Calladitos, los chacareros le pusieron el voto a Fuerza Patria porque Milei no cumplió lo que prometió en campaña”, coincidieron en destacar los analistas. También señalaron que “cuando al campo le aprieta el zapato, se olvida de sus orígenes antiperonistas”. Los resultados estarían mostrando una imagen de “un interior rural que empieza a mirar distinto”.
La incógnita del futuro.
Ahora queda por ver qué pasará con las elecciones de octubre. No parece que la cuestión económica y política vaya a mejorar. Esta primera semana tras la debacle libertaria en terreno bonaerense mostró que todo sigue igual o peor: dólar y “riesgo país” en alza, acciones en baja, precios remarcados y desconfianza por las nubes.
Tal vez esta realidad haga reflexionar a los ruralistas: podrían correrse esas anteojeras ideológicas que los hace odiar a todo lo que tenga que ver con un sentimiento nacional y popular de unidad, porque en el fondo de su corazón y de su bolsillo saben que casi siempre les fue mejor con gobiernos que apostaron a la producción y al crecimiento. Si hacen un profundo acto de reflexión podrían sumarse a quienes piensan en un país mejor, pero con todos adentro.
En el terreno de las ideas, el pasado fin de semana la victoria fue del campo nacional y popular. Acá cerca, en provincia de Buenos Aires, parece que unos cuantos habitantes de las zonas rurales ya se dieron cuenta que este modelo egoísta y para pocos no les sirve a ellos ni a la mayoría de los argentinos.
El mensaje de los bonaerenses en las urnas marca un camino de avance hacia la recuperación de un país para todos, como el que disfrutamos en otra época. Habrá que ver en octubre si los votantes del resto del país piensan lo mismo.
DANIEL ESPOSITO
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