“La Escuela nunca renunció a su esencia”
La comunidad educativa de la Escuela 37 celebró un nuevo aniversario con un homenaje a Nilia Lezcano, quien fue directora del establecimiento durante 20 años.
Con una cálida y emocionante ceremonia, la comunidad educativa de la Escuela 37 “Alemanes del Volga”, celebró ayer el 116º aniversario desde su creación. La jornada sirvió para reconocer y homenajear a Nilia Margarita Lezcano, quien fue directora del establecimiento durante 20 años y defendió con coraje e hidalguía su permanencia cuando autoridades nacionales pretendieron cerrarlo para otorgar otro destino a las tierras que ocupaba.
Programada originalmente en el espacio verde dedicado a Nilia Lezcano e inaugurado hace pocos días en Fiorucci y Palasciano, muy cerca del emplazamiento original de la escuela, finalmente la jornada se trasladó al interior de la escuela debido a las malas condiciones del tiempo. Asistieron ex alumnos, docentes, ex docentes y vecinos del barrio, y durante el acto se escucharon palabras emocionadas de dos sobrinas de Nilia. Además, un grupo de alumnos bailó un gato y otro entonó una canción dedicada a la escuela. Finalmente, todos compartieron un delicioso chocolate con facturas, preparado en el comedor municipal lindero al edificio.
“Sueños”
Carla Laboranti, directora actual de la escuela ubicada en el corazón de Colonia Escalante, sobre la calle Luther King, señaló la importancia de “homenajear a Nilia y a todos quienes nos precedieron” y consideró que este cumpleaños es “un momento fundamental para reconocer el valor profundo de esta institución, que más allá de los desafíos y obstáculos nunca renunció a su esencia: una educación que contribuya al progreso individual y colectivo y brinde oportunidades para que todos y todas logren una vida más plena”.
Definió la creación de esta escuela como “un sueño surgido hace 116 años de la necesidad de educar a niños y niñas de la zona rural” y celebró “los miles de recuerdos atesorados en el corazón por generaciones que aprendieron aprender a leer, escribir, sumar y restar, sumar y restar, pero también a formar amistades para toda la vida”. Y concluyó que “éste es un lugar donde se construyen los sueños. A lo largo de su historia creció y se renovó pero nunca perdió su alma: alojar niños y niñas con amor, respeto y el firme propósito de brindarles la mejor educación para construir una sociedad más justa solidaria e inclusiva”.
Recordando a Nilia.
Nilia Margarita Lezcano fue directora desde 1947 hasta su jubilación. La Escuela había sido creada en 1909, para acoger a hijos e hijas de los productores y quinteros radicados en ese barrio, por entonces periférico a la ciudad. “Fue la primera escuela rural, la primera escuela mixta, la primera Escuela Hogar y la primera donde funcionó un comedor”.
Laboranti recordó que Lezcano “desarrolló un accionar integrador, social y educativo con las familias de pobladores de quintas y chacras, propiciando un acercamiento a la escuela” y como resultado el establecimiento “se volvió centro de actividad social, lugar de celebración y vaso comunicante entre productores, granjeros y horticultores, quienes llevaban sus hijos a la escuela, convencidos de que recibirían una buena educación imbricada con la cultura del trabajo”.
Alicia Susana Lorda y Nilda Lezcano, recordaron a su tía Nilia y rescataron de su memoria las escenas cotidianas de sus épocas escolares. Recordaron que las maestras de la época “dependían del ámbito nacional y recorrían el país”, razón por la cual antes de radicarse en Santa Rosa, Lezcano “dio clases en Lonquimay, Esquel (Chubut), Roque Saénz Peña (Chaco)”.
En sulky.
En aquellos años las maestras “se trasladaban en sulky para darnos clases y nuestra tía se preocupaba mucho por la escuela y por nosotros, quienes la queríamos y la respetábamos”. Además, en el establecimiento “no teníamos luz ni agua potable: dependíamos de un viejo molino y éste, del viento”. Y como “percibía que algunos alumnos no se alimentaban bien, Nilia también creó el comedor escolar, incrementando aún más sus responsabilidades”.
La semblanza despertó admiración, emociones y aplausos. “Por eso, esta escuela es única y guarda en sus paredes los recuerdos de varias generaciones” advirtió Laboranti, y convocó a su comunidad educativa a “seguir construyendo un lugar de sueños y futuro, de ayer y de hoy, junto a quienes creen que aquí se pueden lograr pequeños pero significativos cambios, porque no es un edificio vacíos sino un lazo con amigos y el recuerdo vigoroso de un proyecto firme, que perdurará por siempre: una escuela abierta, inclusiva y con objetivos claros, que reconoce su pasado, valora el legado de sus fundadoras y enfrenta con grandeza los nuevos desafíos”.
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