“La Pampa es referente nacional e internacional en inclusión”
“Elegí la docencia por mi propia experiencia personal: quería ayudar a jóvenes que tuviesen dificultad de aprendizaje que era lo que yo hubiese necesitado cuando era chica. Luego nació Catalina y al principio me concentré en ella, en mejorar su calidad de vida. Cuando falleció, entré en una depresión y llegué a pesar 105 kilos, fue terrible. Sentía un vacío enorme. Ahí me di cuenta de que ese vacío lo podía llenar dando todo lo que había aprendido como mamá de una niña con discapacidad, en ese espacio donde tenía la oportunidad de hacerlo, que era la escuela”.
El testimonio incluido en una entrevista que brindó hace unos años resume buena parte del perfil de alguien que se sobrepuso a enormes y muy dolorosas adversidades y que, con estudio y trabajo incansable, se convirtió en una referente ineludible a la hora de hablar de educación inclusiva.
Silvana Corso tiene 54 años y este lunes estuvo nuevamente en La Pampa para disertar, conversar, escuchar y debatir con cientos de directoras, directores y docentes de establecimientos educativos de la provincia, en la segunda reunión del Ateneo que se enmarca en el Ciclo Intensivo de Formación que organiza el Ministerio de Educación; una actividad que tendrá continuidad a lo largo de este 2025 y que llegará a su actividad final en noviembre.
“Hace más de 30 años que trabajo en educación -soy profe de Historia- y desde hace 20 años estoy con la educación inclusiva. Vengo a La Pampa desde 2017 y quiero destacar que la provincia es referente nacional e incluso internacional en inclusión: es un lugar pionero en esa transformación y todo ese proceso es muy mirado y reconocido. En lo personal de alguna manera me siento integrada al gran trabajo que hace el Ministerio de Educación porque desde mi lugar llego para aportar mi granito de arena y ya desde el año pasado trabajo en la formación específica de las D.A.I. (Docentes de Apoyo a la Inclusión) y, desde las necesidades de las escuelas, surgió también hacerlo en paralelo con directores y directoras. Es una propuesta diferente, más de comunidades, de aprendizajes, de posicionamientos y de proyectos de escuela que alojen la incertidumbre que provoca trabajar en inclusión”, le explicó Corso a LA ARENA en la pausa del mediodía, luego de la primera parte de su exposición en un salón de la calle Luther King de Santa Rosa utilizado para el encuentro.
“Hay mucho malestar dentro de las escuelas por desconocimiento y porque no se abordan explícitamente algunas cuestiones de la inclusión. Es súper interesante porque si bien voy trabajando con un marco teórico, aporto herramientas para que vayan a sus escuelas, que puedan superar la catarsis y generar un ida y vuelta interesante, por eso el documento sobre el que voy trabajando es algo vivo, que se va moviendo de forma constante”, detalló Corso.
“Si uno los escucha (a los docentes), sus reclamos son por la cantidad de estudiantes por curso y la falta de un recurso humano extra. Por eso el gran desafío es transformar ese discurso, superar el discurso de la inclusión, que no sea sólo una expresión políticamente correcta sino realmente estar convencidos y transitar la incertidumbre que genera, alojando esa incertidumbre como una forma de hacer escuela. Porque no hay forma de atravesar un cambio sin crisis, no se la puede ignorar con soluciones inmediatas. Hablamos de una transformación cultural y social con estudiantes, con docentes y con familias”, analizó Corso que en 2017 fue nominada al Premio Global a la Enseñanza, considerado el Nobel de Educación.
Directoras.
Alejandra Richter está a cargo del JIN Nº 14 con sede en Quemú Quemú, un establecimiento que abarca a Miguel Cané, Colonia Barón, Relmo, Mauricio Mayer y Villa Mirasol, en la zona norte de la provincia. Desde su lugar, llegó al Ateneo para incorporar “nuevas miradas y nuevos aprendizajes” al desafío diario de la inclusión.
“Es una temática que nos atraviesa y en la que estamos todos los niveles educativos. Silvana nos aporta otros conceptos y una amplitud de bibliografía porque la inclusión es algo que implica un aprendizaje permanente, por eso también nos da herramientas para incorporar junto a las familias que tienen un rol clave en el acompañamiento, porque sin ellas no se puede avanzar en la verdadera inclusión. Lo bueno de esta jornada es que todos estamos hablando de lo mismo”, remarcó una de las directoras presentes en la jornada.
“Me parece que el Ateneo viene a poner en tensión todo lo que nos sucede respecto a la inclusión. Y que no es solo sobre los chicos con discapacidad sino sobre todos los estudiantes, la familia, los no docentes. El desafío es que cada estudiante que va al aula, aprenda. No al mismo ritmo ni al mismo tiempo ni con las mismas demandas y necesidades, pero sí necesitamos que todos aprendan”, opinó por su parte Leandra Guido, directora del colegio secundario Enrique Stieben de Anguil y que también abarca a Colonia Inés y Carlota.
Para Lorena Barrionuevo, directora de jornada completa en la Escuela Nº 34 Realicó, “es necesario empezar a replantear y mirar las prácticas docentes y desde ahí elaborar una propuesta para todos. Puede ser con un cuento a través de la lectura, un audio con la escucha, un video, herramientas que sirvan para pensar esta nueva mirada y replantearnos la educación inclusiva. Por eso creo que el Ateneo nos viene a proponer una mirada hacia adentro, de los docentes y de la institución”.
Teresita Pico es referente de zona del Equipo Focalizado de Inclusión y se suma a la charla con LA ARENA para remarcar que, desde lo teórico, “no hay mucho más que todo lo planteado. La discusión sobre la inclusión está instalada desde hace tiempo y hay posicionamientos contundentes. Por eso el Ateneo tensiona más que nada en cuanto a cómo nos sentimos mirados, qué estamos haciendo, los desafíos que tenemos, qué necesitamos. Argentina, y La Pampa especialmente, ha tenido un crecimiento cultural muy importante respecto a la discapacidad y además ya hay una cuestión generacional, porque mis hijos se criaron en una escuela más inclusiva. Entonces hay que ver cómo seguimos avanzando en la práctica”.
Discursos.
Durante muchos años, Silvana Corso trabajó en una escuela pública de Capital Federal ubicada frente al barrio Ejército de los Andes, más conocido como Fuerte Apache, una zona considerada de gran conflictividad social. Y desde ese lugar bregó incansablemente por una real educación inclusiva para todos.
“El actual es un momento complicado porque se habilitan discursos que pensás que no estaban vigentes, y en realidad una discusión se supera cuando ya está materializado el tema por el que se discute, y en el caso de la inclusión lo cierto es que no se materializó. No lo pudimos concretar, no es que no se avanzó, La Pampa es un ejemplo concreto de cómo se materializa este principio porque hay una decisión política con una agenda, con una propuesta de trabajo que respeta tiempos y que no renuncia a la dirección en la que eligió avanzar. Pero a nivel nacional no fue igual, terminó siendo un status quo en el que sabemos lo que no podemos decir, hacer; entonces hoy es como retroceder, volver a foja cero porque se habilita otra vez algo que parecía superado”.
-¿Y en este escenario tan hostil cómo se avanza hacia la inclusión?
-“Va a depender de los posicionamientos y de asumirnos como responsables de eso en todos los órdenes, porque alojar la diversidad nos involucra a todos. La inclusión es un estilo de vida y somos responsables de hacerlo en todos los órdenes, tengo que demostrar que esos valores los tengo incorporados y forman parte de mí; pero todavía estamos lejos de eso. El éxito se va a ver en la calle”, responde quien sí tiene un estilo de vida, ese es el de la inclusión. Y lo comparte con todos los estamentos del sistema educativo. Con los de La Pampa, sin dudas.
“Enseñar a quererte”.
En una de las actividades del Ateneo, Corso mostró un video de un rapero estadounidense con una letra referida a la educación. Más allá del contenido, la capacitadora utilizó ese material como disparador y preguntó: “¿Qué es lo que nos convoca de la escuela?”. Y mencionó dos líneas de respuestas. “Pensar en el afuera: ¿convoca más, es más interesante, me necesita? Y pensar en el adentro: ¿me expulsa, da lo mismo si voy?”.
A partir del cuestionamiento sobre lo que se enseña tradicionalmente y lo que lo estudiantes demandan, Corso propuso “revisar discursos, repensar prácticas, respirar democracia en las escuelas. La escuela tiene que enseñar a quererte”.
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