“Le otorgó su mirada latinoamericana”
Según el cura Cipolla, los fieles deben “agradecer todo el tiempo de su presencia, recordarlo con el corazón y seguir sus enseñanzas”.
La tradicional misa vespertina en la Catedral santarroseña vivió ayer una jornada muy especial ya que congregó a los fieles para despedir y acompañar a Francisco en su último viaje. Tras el anuncio de su muerte, católicas y católicas en todo el mundo iniciaron cadenas de oración y rituales de duelo. “El Vaticano atravesará un duelo oficial de nueve días, pero ningún otro Estado está obligado a determinar una medida semejante. En Argentina hace muchas décadas que rige claramente la separación entre Estado e Iglesia y nosotros lo tenemos muy claro, aunque sigan existiendo quienes reclaman esa división, incluso desde el periodismo”, comentó Juan Carlos Cipolla, cura de esa Catedral.
Por eso, si bien Jorge Mario Bergoglio nació en este país, “el Estado argentino es libre de declarar o no un duelo nacional. Y si lo hiciera, sería un declaración formal que no implicaría ninguna afectación sobre las actividades” normales y habituales.
En diálogo con Radio Noticias (FM 99.5), Cipolla añadió que “por respeto a otro jefe de Estado, muchos países izan a media asta su bandera y también hay países que decretan duelo nacional por tres días, pero ningún Estado está obligado a eso”, reiteró.
El deceso marcó el inicio de “ciertos rituales que durarán varios días y darán tiempo a cardenales y jefes de Estado para asistir a su funeral”.
Cipolla recordó que Bergoglio “simplificó con un motu propio el ritual funerario del Papa, para que en adelante se desarrollará de esa manera”. Una modificación sustancial es que los restos “ya no serán colocados en tres cajones superpuestos, que garantizaban mejor preservación para eventuales exhumaciones” sino enterrados en un ataúd normal “como cualquier otra persona”.
A diferencia de otros pontífices, el argentino tampoco descansará en El Vaticano. “Dejó establecido que su entierro debe ser en la Basílica Santa María la Mayor, ubicada muy cerca del Vaticano, pero fuera de su territorio”. El obispo de Roma debe ser sepultado en esa ciudad, por lo cual la decisión de Francisco no desoye ningún mandato. “Era muy devoto de la Virgen y pasaba por esa Basílica al iniciar cada uno de sus viajes, donde luego agradecía también al regresar”, remarcó Cipolla.
La Iglesia Católica acompañará “con oraciones” todos los rituales funerarios. “Es su viaje de vuelta a la casa del padre. Como cristianos tenemos conciencia de que salimos de sus manos creadoras y a esas manos regresaremos. Es el destino de todas las personas, aunque Jorge Bergoglio irá vestido con una responsabilidad adicional por haber sido sucesor de Pedro”. Según Cipolla, “debería alegrarnos que en esa lista de sucesores haya un argentino”.
Legado imborrable.
A nadie sorprende una muerte esperable. “Podía ser inminente porque su salud estaba deteriorada, pero había mostrado cierta mejoría y lo habíamos visto en la Plaza San Pedro durante la Pascua. Como el mismo decía, ‘nadie muere en la víspera’, porque cada uno tiene fijada su hora”, recordó. Sin embargo, “es natural sentir dolor ante el fallecimiento de un ser amado”.
Cipolla recomendó a los fieles afrontar ese sentimiento de pena “con una mirada cristiana y agradecer todo el tiempo su presencia que nos ha regalado: recordarlo con el corazón y seguir sus enseñanzas”. En todas las iglesias y parroquias del mundo “hay un formulario de misas por las exequias del Santo Padre, destinadas a que todos los católicos puedan acompañarlo” mediante un funeral universal.
Al mismo tiempo, en el Vaticano se congregarán “los cardenales, en forma de retiro espiritual, con la misión de determinar el perfil que deberá tener un nuevo Papa y elaborar un catálogo de cuestiones y temas para abordar durante su mandato”. Según Cipolla, “primero se elabora un ese programa pastoral y después se elige a la persona que debe llevarlo adelante” y por eso la tarea de Francisco no respondió a elecciones propias sino a “un encargo colegiado de los cardenales”.
De todos modos, el argentino “le otorgó su propia impronta y su mirada latinoamericana, aunque los temas habían sido definidos por el Colegio Cardenalicio”, aclaró Cipolla. Uno de sus aportes personales fue “descentralizar la representatividad de la Iglesia, al promover más cardenales en regiones periféricas y menos en Roma”.
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