“Liberaría sustancias tóxicas”
El informe completo de la Funcuyo confirma los riesgos de contaminación ambiental que entraña el proyecto para extraer pórfidos de cobre en Mendoza.
“A menos que se diseñe y construya un sistema de aislación de depósitos de colas, baja ley e inertes con sus respectivos colectores de lixiviados que garanticen la estanqueidad, se recomienda ampliar el análisis con información en el marco de una Evaluación de Riesgo Ambiental”, advirtió el Dictamen Técnico elaborado por la Fundación Universidad de Cuyo (Funcuyo) sobre el proyecto para explotar pórfidos de cobre en el departamento Las Heras. El viernes 25 de abril, respondiendo a reclamos formulados desde las Asambleas por el Agua, las autoridades dieron a conocer un informe completo de 186 páginas, que contiene severos incumplimientos y numerosas observaciones críticas sobre el proyecto “PSJ Cobre Mendocino”, presentado por Minera San Jorge y resistido por la población de Uspallata.
Hace veinte días, el gobierno de Mendoza había difundido un breve resumen, que en solo tres páginas anticipaba un dictamen lapidario para este proyecto minero. El texto completo permite comprobar que los profesionales designados para elaborar el estudio consideran imprescindible “realizar una Evaluación de Riesgo Ambiental más exhaustiva”, que incluya una evaluación minuciosa de posibles sustancias peligrosas que la explotación podría liberar, así como su toxicidad y eco toxicidad.
Según el informe, la Ley 7722 se cumple solo “parcialmente”, pero si bien la empresa asegura que no utilizará sustancias prohibidas, “falta una Evaluación de Riesgo Ambiental para los reactivos químicos que declara (xantato y espumantes)”. La mayor preocupación de los evaluadores es “la inexistencia de sistemas de aislamiento para los depósitos de colas, baja ley e inertes”, una infraestructura clave para garantizar la estanqueidad, sin la cual los riesgos de contaminación ambiental aumentan seriamente.
También se “identificaron falencias en el abordaje del patrimonio paleontológico”, por lo cual “resulta necesario realizar un nuevo estudio que permita incorporar un Programa de Preservación Patrimonial Paleontológico a cargo de profesionales especialistas, destinado a brindar procedimientos adecuados de mapeo paleontológico, monitoreo y supervisión de remoción de terreno, informe de hallazgos, rescate de fósiles y traslado a repositorios científicos”.
“Sustancias tóxicas”.
Otras demandas urgentes registradas por el trabajo son la necesidad de “identificar las vías ambientales a través de las cuales podrían difundirse estas sustancias”, la estimación de “transformaciones químicas y bioquímicas” y una ponderación “de los riesgos generales en base a exposiciones y consecuencias”. Además de “prevenir daños irreversibles al entorno”, los resultados de esas mediciones servirán “para determinar medidas concretas destinadas a controlar los riesgos”.
El dictamen cuestiona además la falta de información “sobre el manejo de residuos, las emisiones de calor y las consecuencias que podrían provocar en los ecosistemas cercanos”. La carencia de medidas preventivas adecuadas “incrementaría la posibilidad de riesgos asociados a la liberación de sustancias tóxicas y su posible bioacumulación”, cuestiones que podrían afectar “tanto a las comunidades como a los ecosistemas” locales.
Luego de enumerar los estudios y acciones concretas que se necesitan para garantizar que el proyecto no involucre riessgos ambientales, el informe detalla los nueve puntos más importantes que deberán ser abordados por la Declaración de Riesgo Ambiental: “identificar las sustancias potencialmente peligrosas que pudiesen liberarse”; “identificar las vías ambientales por las que estas sustancias podrían difundirse”; “estimar las transformaciones químicas y bioquímicas probables de estas sustancias en contacto con el ambiente, identificando posible formación de contaminantes secundarios”; “evaluar la posible toxicidad y eco toxicidad de las sustancias identificadas”; “identificar los factores ambientales potencialmente afectados (receptores)”; “determinar las vías ambientales mediante las cuales estas sustancias podrían alcanzar a potenciales receptores”; “mensurar las probabilidades y magnitudes de las exposiciones (dosis crónicas, tasa de bioacumulación)”; “estimar las consecuencias mediante una comparación entre: con medidas de control y sin medidas de control”, y “ponderar los riesgos”.
Tres escenarios.
Finalmente, los autores del estudio elaboraron narrativas sobre tres futuros posibles para Uspallata en 2050, según las condiciones en que se desarrolle este proyecto minero. Ellos son un primer “escenario tendencial, que extrapola una continuidad condicionada de la minería bajo regulaciones ambientales y sociales y que presenta desafíos importantes respecto al equilibrio entre desarrollo económico y protección ambiental”, un segundo “escenario de colapso, caracterizado por el deterioro acelerado de las condiciones socioambientales, generando crisis profundas debido a la dependencia extrema de un modelo económico minero no sostenible” y en tercer lugar un “escenario de transformación, que describe un horizonte de diversificación productiva significativa hacia
alternativas económicas como el turismo sostenible, la agroindustria y otras iniciativas locales que promueven un desarrollo integral y sostenible con énfasis en la participación comunitaria y la protección de los recursos naturales”.
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