“Lloré en la municipalidad”
Pasadas las 11 de la mañana, en la zona de Emilio Mitre y Circunvalación en el contexto de una lluvia muy intensa, las cloacas colapsaron. En la residencia de la cantante Gladys Martino el agua servida comenzó a inundar los ambientes, primero el baño y después el living. Acudió al municipio pero “a nadie le importaba” y rompió en llanto. Un rato después, su esposo se presentó también en el edificio municipal y logró que una cuadrilla se ocupara del asunto.
“Pasadas las 13 horas vino Alberto Viñas, empleado municipal. Observó lo que pasaba dentro de mi casa y se puso a buscar la cañería que había colapsado. Finalmente la encontró y a la tarde empezó a desagotarse mi casa”, contó. En diálogo con LA ARENA, la artista aclaró que la problemática no es novedosa: “El 17 de septiembre empecé con los reclamos porque en esta esquina de Emilio Mitre y Colectora de Circunvalación las cañerías están tapadas”.
“Me puse a llorar”.
En una lluvia anterior “se había inundado la cocina, pero ahora el agua llegó hasta el living”, explicó. Y lamentó haber protagonizado una escena dramática en el municipio, por la cual se disculpó públicamente en su perfil de Facebook. “Hice un descargo emocional en las redes. Estaba tan desesperada que acudí al municipio. Primero llamé por teléfono, pero te otorgan un número y aclaran: “Tiene que esperar, cuando le toque va a ir una cuadrilla”. Así que fui a pedir auxilio, tenía el living inundado con agua de cloacas y era urgente. No podía esperar en esas condiciones. También llamé a la policía y a los bomberos. No sabía a quién más acudir. En la municipalidad me recibió un secretario del intendente, pero no quiso escuchar, se hizo el apurado, me atendió con mucha soberbia y prepotencia. No mostró ninguna empatía ni sensibilidad. Creo que una persona sin educación, que no tiene empatía ni sensibilidad no debería ser funcionario público. Hace unos veinte años atravesamos una situación similar. Esa vez, me atendió personalmente Oscar Jorge, que era intendente. Me escuchó y hasta vino a mi casa a ver cómo era el problema. Y por eso quiero agradecer al señor Viñas, que se hizo cargo de solucionar este percance”.
Martino reconoció que el problema resulta estructural. “Esta cuestión empezó hace unos 30 años, cuando construyeron el Casino. Acá las cañerías no alcanzan para desagotar y ya sabemos que tenemos un problema. Pero es muy feo cuando nadie muestra voluntad de ayudar ni quiere escuchar. Lo que más molesta es el maltrato”, concluyó.
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