Mendoza pierde el 50% del agua por ineficiente
Son once las horas de diferencia las que existen entre Argentina y la ciudad de Perth, en el oeste de Australia, donde hace seis años reside Francesco Arturi, un santarroseño de 32 años que trabaja y estudia en aquel país. A pesar de la distancia y el tiempo que lleva lejos de su tierra, el oeste de la provincia de La Pampa, donde su padre tiene un establecimiento rural, sigue siendo parte de su vida, razón por la cual no dudó sobre qué temática debía escribir cuando le pidieron en la Edith Cowan University un trabajo sobre Cambio climático, agua y agricultura.
Con estudios primarios y secundarios realizados en el Colegio Santo Tomás, Francesco se fue a Buenos Aires donde se graduó como Licenciado en Economía Empresarial en la Universidad Torcuato di Tella. Su carrera académica siguió en Perth, donde realiza un Máster en Administración de Empresas y trabaja como mánager en un club de tenis, su otra pasión. “Mi padre es Daniel Arturi (ingeniero agrónomo), y mi madre Miryam Braun (bioquímica), quien falleció cuando yo tenía 12 años de edad. A Australia me vine hace 6 años, vine a trabajar y mi objetivo era hacer un máster, que si todo va bien lo termino ahora en diciembre”, le cuenta a LA ARENA. La charla se dio ayer a partir de las 10 de la mañana (las 21 horas en Perth).
“Mi objetivo después de terminar el máster es seguir formándome en la industria del deporte, estoy muy interesado en trabajar en las asociaciones de deporte, si puede ser de tenis mejor”, afirma.
-¿Por qué elegiste la situación del río Atuel-Salado para tu trabajo académico?
-Tenía que hacer un trabajo para la materia “Análisis económico de negocios”, con el tópico Cambio climático, agua y agricultura. Y elegí hablar del Río Atuel y el conflicto entre Mendoza y La Pampa por el agua. Abordé temas como la historia del conflicto, las consecuencias del no tener agua para las poblaciones pampeanas, y recomendaciones a futuro. Era un trabajo de investigación, estuve leyendo bastante sobre trabajos realizados por investigadores de la Universidad Nacional de La Pampa, también documentos del Gobierno de Mendoza, el Departamento General de Irrigación, etcétera.
-¿Y a qué conclusión llegaste?
-Que el cambio climático está influyendo en la nieve de la cordillera, lo que genera que haya menos agua en el río. A esto se le suma la ineficiente utilización del agua por parte de Mendoza por las técnicas de riego a manto o inundación.
En su trabajo, Arturi explica que “el 50% del agua de los mendocinos se pierde por riego a manto”, una técnica muy poco eficiente de uso del agua que ha estado en el centro de los cuestionamientos que nuestra provincia ha realizado a Mendoza.
Falta de control.
“Aunque los fallos de la Corte Suprema buscan una gestión cooperativa del agua, su efectividad también es limitada por fragmentación institucional y falta de control -explica Francesco-. La solución o recomendaciones que di fueron fortalecer la educación y la capacitación en riego eficiente que permitiría reducir el desperdicio y aumentar la productividad. Después, se necesita coordinación entre las dos provincias y Nación para que las medidas se lleven a cabo”.
En su trabajo, el pampeano repasó brevemente la cronología del conflicto: “La problemática comienza a principios del siglo pasado. Antes corría agua hasta que en 1947 se construyó el Nihuil. En 1987 se declara el carácter interprovincial del río. En 2014, La Pampa presenta una demanda por incumplimiento, exigiendo restauración ambiental, un caudal mínimo de 5 metros cúbicos por segundo y la construcción de un embalse. Después en 2017, la Corte Suprema ordena a ambas provincias, junto con el gobierno nacional, implementar de manera conjunta un plan integral de restauración ambiental y gestión de agua. En 2020, se estableció un caudal mínimo permanente de 3.2 metros cúbicos por segundo.”
“Mi papá tiene campo en Puelches, donde pasaba el Río Salado. Me acuerdo de chico cuando íbamos al campo que a veces había agua cuando Mendoza soltaba un poco. Pero la zona oeste pampeana se vio afectada y hubo poblaciones que tuvieron que migrar por la falta de agua, desertizando la zona”, rememora.
Obras y vegetación.
Para Arturi es fundamental en La Pampa realizar trabajos de reforestación e infraestructura en los canales del río. “En algunas zonas directamente nunca se desarrolló un sistema de mantenimiento adecuado. La falta de caudal constante hizo que muchos canales quedaran secos y se fueran tapando con sedimentos o vegetación. Además, la ausencia de árboles y cobertura vegetal agravó la erosión y la desertificación, porque el suelo quedó más expuesto al viento y al sol. Por eso una parte de la solución también pasa por reforestar y restaurar los cauces y márgenes del río, junto con mejorar los canales de riego existentes para que, si el caudal se recupera, el agua pueda aprovecharse de manera más eficiente”, sostiene.
-¿Por qué crees que Mendoza no suelta agua en forma permanente como establece el fallo de la Corte Suprema?
-Creo que hay varios motivos. En primer lugar, Mendoza argumenta que el caudal del Atuel no alcanza para abastecer tanto sus zonas productivas como para garantizar un flujo permanente. La provincia depende mucho del riego para su economía, especialmente agricultura y vitivinicultura. También hay una cuestión política e institucional, cada provincia tiene autonomía sobre sus recursos naturales, y aunque la Corte Suprema declaró el río interprovincial, en la práctica no hay un mecanismo efectivo de control ni una autoridad conjunta que supervise el cumplimiento del fallo. Luego, el cambio climático que reduce el nivel de nieve en la cordillera y, por lo tanto, el caudal disponible del río. Esa menor disponibilidad hace que Mendoza priorice el uso interno. Pero más allá de eso, la falta de cooperación real entre las provincias y la ausencia de obras de infraestructura compartidas siguen siendo los principales obstáculos para que el agua llegue de forma permanente a La Pampa.
-¿Qué podría hacer La Pampa ante este escenario?
-La Pampa necesita continuar reclamando ante la Corte Suprema y los organismos federales para que se cumpla el fallo y se garantice el caudal mínimo, que lo viene haciendo mediante sus organizaciones. Mantener el tema en la agenda nacional y promover soluciones conjuntas que combinen gestión, infraestructura y educación ambiental.
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