Murió el cura Miguel Padilla
“Dirigió con mano de hierro varias instituciones eclesiásticas de la provincia. Fue denunciado por abusos sexuales en La Pampa. En el juicio fue absuelto por el beneficio de la duda”, lo recordó ayer el diario La República de aquella provincia.
“Las últimas semanas de vida, el cura las pasó en la habitación 1 del Centro Oncológico San Luis, donde recibía constantes visitas de sus fieles”, informó el medio puntano. Incluso reveló que a mitad de la semana pasada su familia había tenido que salir a desmentir la noticia de su muerte, informada por redes sociales.
La crónica asegura que desde su lugar de internación, Padilla se las arreglaba para mandar cadenas de audio de WhatsApp que llamó “Un minuto para el alma”.
Carapintada.
La denuncia por abuso sexual que recibió en La Pampa por parte de un hombre que fue seminarista no fue el único escándalo que tuvo que afrontar Padilla. El religioso fue capellán del GADA 161 -la denominación que tenía el cuartel puntano del Ejército Argentino por entonces- entre 1980 y 1983 y desde ese lugar tuvo activa participación en el levantamiento carapintada de 1987 contra el gobierno de Raúl Alfonsín.
“Por entonces, Padilla era el ladero más fiel -aunque con algunas internas que con el tiempo se tornaron evidentes- de Juan Rodolfo Laise, obispo de San Luis desde 1971 hasta el 2001, juzgado por crímenes de lesa humanidad y fallecido en Roma, en 2019”, recordó La República.
En San Luis también recuerdan que Padilla se hizo conocido en el país por darle contención y refugio en tierras puntanas a Oscar Bianchi, un profesor de natación de Buenos Aires que fue señalado por los padres de Jimena Hernández de violar y asesinar a su pequeña hija, de 11 años, en 1988. El recordado crimen había ocurrido en un colegio católico del barrio porteño de Caballito y prescribió en la impunidad.
Bonaerense.
Había nacido en Adrogué, provincia de Buenos Aires, y se ordenó sacerdote diocesano en San Luis. A fines de los 90 un enfrentamiento con el obispo Laise lo obligó a alejarse de San Luis. Estuvo además en la localidad de Tres Arroyos, en Buenos Aires, donde los capuchinos recoletos se hicieron cargo del colegio Nuestra Señora de Luján de la Congregación Hijas de Nuestra Señora de Luján en 2002. Pero poco después, el obispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, lo expulsó por el perfil educativo de corte represivo que intentaba imponer.
Padilla aterrizó en Jacinto Arauz. Allí generó divisiones entre los fieles y recibió algunas acusaciones por sus prácticas. Al mismo tiempo demostró que sus contactos políticos seguían intactos: recibió cientos de miles de pesos de fondos públicos para construir un lugar de retiro.
Donde estuvo, Padilla expulsó a otros curas. Así fue en Jacinto Arauz y General San Martín. Y en Intendente Alvear al sacerdote Andrés David Quiroga, que denunció oportunamente los motivos por los cuales se fue de la localidad, solicitando refugio al entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.
En Alvear.
Padilla llegó a Intendente Alvear bajo el amparo de un grupo de familias de alto poder adquisitivo del medio y con el apoyo incondicional del obispo Brédice. Su aversión a los gobiernos nacionales de Néstor y Cristina Kirchner lo metieron en varias polémicas. En el ámbito provincial impulsó escraches contra las y los diputados que aprobaron el protocolo para los abortos no punibles, cuando la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) no era ley.
De su paso por Alvear se recuerda su entredicho con el intendente Eduardo Pepa, cuando en una homilía dijo que dos familias comían de la basura arrojada por los vecinos.
Entre 2014 y 2015 habrían sucedido los hechos denunciados por el joven seminarista, que la Justicia de La Pampa no pudo dar por probados. El juicio en su contra por el supuesto abuso sexual se realizó en mayo de 2023 en los tribunales de General Pico. El cura asistió a todas las audiencias con su sotana de capuchino.
El velorio de Padilla se realizará hoy, desde las 9, en la parroquia del Carmen y a las 11 se oficiará una misa en su honor. Luego, el cuerpo será trasladado al cementerio San José, de la capital puntana.
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