“Soy un loco de perseguir utopías”
Se trata de uno de nuestros músicos más destacados y todo el tiempo está generando cosas. Por otra parte muestra un costado solidario que lo enaltece, y es un soñador con una sensibilidad muy especial.
MARIO VEGA
Se encontraron en los estudios de Radio Noticias y enseguida se notó la empatía. Los suaves acordes del teclado y las voces interpretando a Charly… “los dinosaurios van a desaparecer”, cantaban a duo. Un pequeño concierto que los conductores del programa “La Pampa Va” –y la audiencia claro-- disfrutaron a pleno en esa mañana de domingo.
El profesor Alberto Carpio casi que es un habitué del espacio, y Alberto “Tuki” Montano (63) era el invitado del día porque, además, promocionaba la tocata solidaria que organizaba precisamente ese domingo en beneficio de un merendero. Se juntaron y enseguida vino la zapada para deleite de todos.
Yo estaba equivocado.
Conozco a “Tuki” de toda la vida… de cruzarlo por allí, en un café, en una calle o una esquina cualquiera. Pero en realidad no lo tenía tanto… lo sabía un músico talentoso sí, pero es cierto que alguna vez lo pensé un flaco algo indolente, un muchacho divertido que se tomaba las cosas un poco en solfa. Que era alguien indiferente ante determinados temas, o en todo caso más interesado en las cosas mundanas de la vida.
¡Y cómo le erré!
Vaya que sí, porque después de charlar con él debo confesar que mi impresión no tenía nada que ver con la realidad.
Un tipo sensible.
“Tuki” es un hermoso personaje de la ciudad que le gusta recorrer en bicicleta –siempre con audífono en los oídos para escuchar música--, y reniega un tanto de manejar su auto. Talentoso, inteligente, sensible. Así lo considero ahora, después que charlamos y tengo más acercamiento a lo que piensa y siente. En verdad cuántas veces nos sucede que conociendo superficialmente a alguien –era el caso-- uno supone que esa persona es de determinada manera. Y como quedó dicho, no pocas veces se está desacertado en el juicio o la opinión.
Por eso cuando le dije lo que pensaba se quedó mirándome… fue comprensivo y sólo contestó: “No. No soy para nada indiferente… Por el contrario todo me llega y me sensibiliza. Nada que ver”, sonrió.
La charla café de por medio se hizo amena, intercambiamos esto de cuál era la impresión que uno tenía del otro y al cabo –¿lo digo o no lo digo?--, concluí que es de esos personajes que vale la pena conocer. Sin dudas.
“Échele Kerosén Fernández”.
Pasa que “Tuki”, junto a Charly Olivera –su gran amigo de todas las horas-- hacen desde hace mucho tiempo un programa radial donde parecen tomarse todo a la chacota. “Échele Kerosén Fernández” remeda de alguna forma –siempre en un tono de broma-- aquella célebre frase popular “Leña Savioli”, que instaba a los operarios de la Cooperativa a alimentar las calderas que generaban la energía para dar luz a la ciudad.
“Diría que crecí con la radio… Y con Charly la pasamos bárbaro, tratando que la audiencia tenga un momento de desconexión total. La realidad es muy dura como para venir nosotros a limarle la cabeza a las personas. Les hacemos compañía, nos hacen compañía y queremos que el producto sea genuino y salga relajado”, explica.
La familia.
Es hijo de Lucía Ester Noya y Alberto Montano que “ya no estan en este plano... Mamá hacia las tortas mas ricas que he comido y cuando era muy chico recuerdo que arreglaba medias, además del trabajo de criar a mi hermana Ita y a mí. Han sido dos luchadores… papá era dibujante de planos y trabajaba en la Provincia junto a por ejemplo el arquitecto Swinnen”.
“Tuki” fue cuñado del recordado Miguel Ángel “El Zorro” Campanino (casado con Ita)… “Un gran tipo, muy especial. Más de una vez toqué en su tanguería”, revela.
Conoció a su amor en la calle.
Está casado con Gabriela Tempesta, Analista Programadora… “Una genia como profesional e igual en la vida. Trabaja desde los 19 años en el Sempre; y tenemos a nuestro bien amado hijo Donato, que estudia y está próximo a recibirse de Analista Programador. Después él verá… Hoy trabaja en Córdoba en una empresa de ciber seguridad”, completa.
“Conocí a Gabriela en la calle… la vi caminando con una amiga y me gustó tanto que me encargué de conseguir el teléfono. La primera salida fue a tomar un helado… y aquí estamos”, cuenta con alegría al evocarlo.
Estudios y deportes.
Al volver a los momentos de la infancia y adolescencia narra que estudió “en la Escuela de Varones (Nº 1). Comencé la secundaria en la ENET, donde estuve casi hasta el final pero la bohemia… Igual terminé secundario gracias a la insistencia de mi familia que hoy agradezco”.
“¿Deportes? Jugué un poco de básquet. Primero en Estudiantes que quedaba a una cuadra de mi casa, con vecinos como los Paloma y los Nicanoff, excelentes todos. Después me pasé a All Boys que me parecía más popular, donde le hice a la pelota a paleta, jugaba como zaguero y es algo que me encanta. En cuanto a fútbol soy hincha de Independiente y a nivel local de All Boys, aunque no tengo ni idea quien juega, ni como van en el campeonato. Ni en broma me pelearía por eso con alguien… la vida es otra cosa”, y larga la carcajada.
Las primeras salidas.
Le gusta recordar el tiempo de cuando “podías dejar la bici en la vereda, salir y que siguiera en el mismo lugar... Esa ciudad de las puertas abiertas, época que cuando a nuestra casa llegaba alguien siempre iba a encontrar un lugar para compartir porque había más solidaridad. Santa Rosa todavía no era lo que es hoy, pero nunca creí en eso de ‘pueblo chico infierno grande’. No lo sentí así, y en mi caso hice mi vida sin importarme lo que los demás opinaran”.
Tiene presente “las primeras salidas. Por supuesto a cumpleaños de 15, la mayoría de las veces colados, pero siempre dispuestos a dar lo mejor para que no nos echaran… en ocasiones no nos dejaban entrar pero éramos insistidores… una barra de gente linda: Bruno Guajardo, Chicho Gaggero, Fabio De Pian, Charly Olivera y otro montón de muchachos”, completa.
El músico.
Su contacto con la música es “desde siempre. Fue como que nací en el lugar que tenía que nacer… En casa había un piano que tocaba bárbaro mi hermana Ita. Y por ahí viene la cosa… Mamá habló con Aki Chirino, una divina y la profe de mi hermana, y empecé. Aprendí a leer música antes que palabras y entré en un mundo de fantasías”, rememora.
Y agrega: “Se puede decir que soy pianista-músico (hizo 11 años de Conservatorio), y se lo agradezco a mis viejos en primer lugar, que me mandaron a estudiar y laburaron mucho para pagármelo; a Aki que siempre me bancó, y a Pelusa Rodríguez con la cual rendí todos los años de la carrera y realmente la pasé muy bien”, enumera.
Dice que le encantó “ese primer tramo del viaje... aunque por momentos me cansaba, siempre lo que venía era más bonito. Más complejo pero siempre más bonito”, reafirma.
Música de Santana.
Después de recibido, “a eso de los 15 ó 16 años me invitó a tocar en un trío un batero genial, Fernando Moreno; con un guitarrista creo de apellido Sauri, y empezamos a hacer música de Santana. Estamos hablando del ‘76, yo con un órgano Farfisa. Ahí me di cuenta que estaba bueno eso de ser músico, me encantaba, y en forma simultánea tocaba el piano a veces en el Club Santa Rosa los domingos… proyectaban películas y yo tocaba mientras cambiaban el rollo y los mozos salían a ver si los parroquianos querían algo”. En ese lugar iba a conocer a “El Bardino”, que era mozo en la confitería, y también solía caer Juan Carlos Bustriazo Ortiz. “Me gustaba charlar con ellos”, agrega.
Primeras actuaciones.
Ya era músico, y empezarían a sumarse las posibilidades de tocar. “Mi primera tocata solo fue en Piedrazul… en el inicio estar frente al público me ponía muy nervioso pero lo superaba y podía disfrutarlo como pocas cosas en mi vida. En ese momento eran canciones de Sui Generis, Lerner, Baglieto, Banana Pueyrredón…”.
Vino después el Servicio Militar, Marina en Puerto Belgrano, y en la Base fue organista de la Parroquia Stella Maris.
Nuestros grandes músicos.
Fue un paréntesis, porque a la vuelta iba a comenzar su verdadera carrera musical. Y recuerda: “Pude formar parte de MAG por un tiempo gracias a la convocatoria de Camilo Camiletti... conocí hermosa gente y viajábamos para mostrar lo que hacíamos. Yo era el otro tecladista de Antü junto a Miguel Benítez (batería), Julio Armando (saxo) Henry Sapegno (bajo) y por supuesto Camilo… Allí conocí a María Emilia Montalvo, Raúl Fernández Olivi y Mario Cejas que eran Zampal; y Jorge Sánchez, Peludo Sosa y Ariel Alfajeme que tenían el trío Modus Ponens. Pasado el tiempo entendí que lo que me gustaba era ser solista, que es lo que hice y hago llevando lo mejor del rock nacional. O lo que a mí me parece…”.
Otros grupos.
Más allá que le gusta ser solista, fue partícipe de otros tres proyectos “que me encantaron llevar adelante. El primero fue con el Negro Arena con el duo ‘Lejos de la pala’. Era terrible, tres cambios de vestuario y una puesta desde lo poético-musical… la gente siempre lo pasaba bien y nosotros ni te cuento. Después con ‘Chaveta Flores’, donde hacíamos música sólo de Serú Girán junto a Aldo Vignatti (bajos con trastes y sin trastes y coros), Jorge Sánchez (viola y coros), Peludo Sosa (batería), Mauricio Ponce (viola) y yo en teclados, voz y coros. El tercero fue con una banda que se llamaba ‘Los nietos del Al Seimer’, y ahí hacíamos temas de Charly García… acá me di el gusto de disfrutar del acompañamiento de mi amigo de la vida: Charly Olivera (bajo, voz y coros), con Jorge Sánchez (viola y coros), Hugo Acosta (batería), y yo siempre con teclado, voz y coros”.
Gracias, gracias, gracias...
“Todo eso los pensé y los pude llevar adelante por supuesto gracias a todas estas personas. Y otras como Javier Desuque, con quien aprendí entre otras cosas a respetar; y no quiero dejar de recordar a ‘Pekas’ Méndez, que no está entre nosotros pero siempre en nuestro corazón. Lo recuerdo haciendo magia con las luces… ¿Sabés una cosa? Cuando me acuerdo de todos ellos me sale decir gracias, gracias, gracias…”, y parece emocionarse Tuki.
Actualmente trabaja en la Radio Municipal, desde que lo convocó Miguel García cuando estaba en la Dirección de Cultura. Ha sido docente de música en diversos colegios de la ciudad; y hoy mismo tiene alumnos en la Academia Los Sonidos con Roxana Salaberry. “Me encanta compartir con los chicos…”, acota.
Con los mejores.
Después enumera aquellos músicos lugareños con los que le gustaba compartir. “Disfrutaba tocar a cuatro manos con Cachito Rapreti, que era empleado del Correo. Un tremendo pianista, que tenía un oído musical impresionante. Con él descubrí que yo también podía sacar canciones al escucharlas… tuvimos largas tocatas en el Café El Centenario, a lo que viniera… La gente se copaba en levantarse a pedir temas y el tipo como si siempre los hubiera hecho. Gracias a la vida que me lo crucé en el camino. Y cuando Foreto Chávez dejó el Grupo Miel pude compartir con un violero fantástico… Era un infierno… y música de baile con el Negro Toledo, que con Foreto tenían un dúo de tango genial. En la banda era el bajista, y estábamos Mario Giménez (batería), Silvano Torres ¡cantante de aquellos!; y yo en teclados. La verdad no me puedo quejar de nada. He tocado con los músicos locales populares que he querido y en todos los géneros”.
La política.
Se define como un peronista “más de izquierda”, y naturalmente tiene desacuerdo con lo que significa La Libertad Avanza. “El de Milei es un gobierno de derecha que nos está haciendo mucho mal… Es una vergüenza que nuestros jubilados no tengan sus remedios y no les alcance para vivir; pero además y en general no está bueno lo que estamos viviendo como sociedad, no nos merecemos el mal trato que hoy soportamos…”.
Esbozó lo que piensa diciendo que “igual me parece que algo tiene que cambiar, que el juego no debe ser siempre con los mismos muñecos… Tenemos que dejar de vivir de slogans y mirar más a nuestro alrededor, y además entender que es bueno ayudar como lo hacen algunos, si bien me parece que no hay necesidad de salir a mostrarlo en las redes”.
Ir por las utopías.
Y siguió reflexionando: “No me parece que quieran hacer creer que las ideologías están muertas. A mí no me incluyan en eso, porque tengo la mía y puedo y sé defenderla. Aún con todo lo que pasa creo en las utopías, porque de otro modo hubiera sido imposible llegar hasta acá, pero está en nosotros no perder la fe y cambiar esto… ‘No llores por las heridas/que no paran de sangrar/no llores por mí, Argentina/te quiero cada día más”, pronuncia las frases en voz baja y mirando a los ojos.
Menos individualismo.
Sobre Santa Rosa dice que la advierte “triste, como esperando un salvador o salvadora que venga a hacer cosas que no nos animamos a luchar para cambiar; y que si nos animamos es como que siempre somos los mismos. Me hace acordar a cuando la idea era ‘no te metas’, que no nos hizo para nada bien. Lo que está claro es que solo no se salva nadie”.
“Ah! Y quiero decirte algo más… a Santa Rosa le hacen falta más casas viejas, que no se lleve todo la piqueta. ¡Y árboles, muchos árboles...”, pide.
No obstante reconoce que vivimos “en una Provincia y una ciudad hermosa. Con gente linda, cálida, amorosa… lo único que me encantaría es que dejemos de ser tan individualistas”.
Lugar para la esperanza.
“Tuki” Montano… De verdad me puso bien descubrir que es una persona reflexiva, de esas que cada tanto se detienen a mirar el cielo... como queriendo encontrar en el infinito la explicación de qué se trata la vida. Es de esa clase de gente que entiende que aunque las cosas a veces duelan siempre hay lugar para la esperanza, para emocionarse y salir a perseguir utopías.
Ah! Una reflexión final: no se debe opinar sobre las personas sin conocerlas. A “Tuki” lo tenía de una manera y ciertamente yo estaba equivocado. Lo reconozco.
Se viene un tributo
Incondicional admirador de Charly García, “Tuki” viene trabajando –aprovechando el receso veraniego- en “armar un concierto con sus canciones solamente desde el piano… Por ahí con algún músico invitado, alguna música invitada o coreuta”.
Se entusiasma cuando lo expone: “Todo con temas conocidos y otros que los conocemos quienes somos fans de Charly… Estamos en proceso de armarlo, tocando las canciones desde las partituras para después ocuparme de lleno en lo que será la puesta en escena”.
¿El escenario? No lo tiene claro, pero obviamente el Medasur, el Teatro Español, u otro lindo espacio podrían estar buenos. “Estoy en la búsqueda… pero la intención sería cuanto antes mejor”, señala.
Por supuesto Charly es uno de sus grandes referentes. “En lo nacional no tengo dudas… me parece un tremendo compositor y me encanta tocar sus canciones. Siento que es un todo, es su música, su poesía y mi contemporaneidad. Y a nivel internacional muchísimos, y si tengo que mencionarte tres son Led Zeppelin, Deep Purple y Emerson, Lake and Palmer”.
Una opinión valiosa.
El profesor Alberto Carpio también dijo lo suyo sobre el artista: “Es de los músicos de una generación, al igual que Camilo Camiletti, Mario Cejas, y puedo decir Jesús Dahir, que llevaron adelante la música del rock nacional argentino”.
Dijo que “en el caso de ‘Tuki’ defendiendo, por decir de alguna manera, ese cancionero que todos cuando nos encontramos queremos cantar… ‘Canción para mi muerte’, ‘Necesito’, ‘ Rasguña las piedras’, entre otras. Y quiero destacar el rol que tuvo de trabajar y tener discípulos de piano… Algunos han sido alumnos míos, y doy fe que crecían musicalmente y les gustaba su modo de enseñar”, aporta el Profe.
Carpio cerró diciendo que “es de los que siempre está generando actividades relacionadas con la música, y es capaz como lo hace de mostrar su costado solidario. El año pasado recuerdo que organizó un espectáculo a beneficio de un comedor de niños…”, concluyó.
Una vida en tres imágenes.
En familia.
Tuki, Gabriela y el “bien amado” Donato, el hijo del matrimonio. Una familia feliz, a partir de una linda pareja conformada hace muchos años.
En grupo.
El Grupo MAG (Músicos Agrupados). Se ven entre otros el chofer y al lado Tuki, Mario Lóriga, Henry Sapegno, Miguel Benítez, Gustavo González, Mario Cejas, Miriam, Raúl Fernández y Jorge Sánchez.
A dúo.
Dos capos haciendo música: Camilo Camiletti y Tuki. Montano es un artista talentoso y comprometido con la realidad de este tiempo, que tiene un gran respeto por una amplia legión de músicos lugareños.
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