Hermanos piquenses abrieron su panadería
(General Pico) - Carlos y Sergio Rapp son dos hermanos que trabajaban en la Panadería Pérez, un comercio que después de 33 años y 18 años de esfuerzo los dejó sin sustento de forma imprevista. El domingo abrieron las puertas de su propio emprendimiento garantizando años de experiencia y un producto similar al de la tradicional panadería.
En abril de 2016, la Panadería Pérez cerró sus puertas y hubo despidos sin previo aviso y sin indemnización. Los trabajadores perjudicados fueron respaldados por el sindicato que lleva adelante las medidas judiciales.
Ayer los hermanos Rapp contaron a LA ARENA las expectativas del nuevo proyecto que se ubica en la esquina de calle 9 y 20, frente al edificio de su antiguo trabajo. Un lugar elegido por su ubicación, y no por añoranzas según aseguraron los hermanos.
"Veníamos viendo la situación de la Pérez, yo además de la panadería soy apicultor y fui ahorrando pensando en poder tener un negocio propio", aseguró Carlos.
Con cuatro días de atender al público la respuesta de los piquenses es muy buena, y afirmó: "Tenemos que agradecerle a la gente por la forma en la que respondió con nosotros".
Para poder comenzar con la nueva panadería los hermanos Rapp invirtieron sus ahorros y tuvieron el apoyo de sus familias. Porque hace dos meses comenzaron con las refacciones en el local y todas las modificaciones para lograr la habilitación, además fueron comprando las maquinarias de a poco porque son equipos costos.
Cuatro puestos.
En la producción de los panificados, con facturas, panes, tortas y otras elaboraciones están los dos hermanos, y se suman al plantel la esposa de uno de ellos y otra empleada que están en el mostrador.
"Desde el principio nos propusimos hacer os productos que ya conocíamos y todo con ingredientes naturales, sin usar químicos ni harinas ya preparadas. En la cocina se usan huevos, manteca, levadura y harina sin aditivos con un dulce de leche producido en Bernardo Larroudé", explicó Sergio. Se mantienen así los sabores reales.
"Arrancamos el domingo con 10 kilos de facturas que para nosotros es mucho, y nos sorprendió que se vendió muy bien", comentó Carlos. Ahora están con un promedio productivo de 50 kilos de harina destinada a distintas elaboraciones propias. Con el tiempo van a seguir con los productos tradicionales, que piden los vecinos, y además esperan incursionar en algunas recetas propias para innovar.
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