Lunes 16 de junio 2025

«Convierte a la mujer en un recipiente»

Redaccion 27/09/2020 - 21.53.hs

La gestación subrogada, comúnmente conocida como alquiler de vientres, es un tema del que mucho no se habla, menos se conoce pero que sí genera una enorme polémica. Hace unos meses, al inicio de la pandemia mundial, el caso de una pareja pampeana varada en Ucrania tuvo una gran repercusión social y médiática ya que ambos habían viajado a buscar a sus hijas mellizas y quedaron varados, al igual que otras parejas argentinas, en esa misma situación.
Ilda Lucchini es una reconocida militante feminista, ex docente (hoy jubilada) de la Universidad Nacional de La Plata y actual integrante del colectivo Carta Abierta. Hace unas semanas publicó un nota (en el sitio elcohetealaluna.com) bajo el título «El Rey Midas tocó su vientre» en el que aborda la cuestión de la subrogación de vientres y afirma que «el limbo legal en que quedó» esa práctica «permite el tráfico de niñes».
Consultada en el programa en El Aire de la mañana, por Radio Noticias, Lucchini abordó distintos aspectos de la gestación subrogada y resaltó la carencia de regulación legal en nuestro país. También apuntó sobre la forma en la que las firmas internacionales obtienen beneficios a costa de la utilización del cuerpo y la vida de seres humanos y las controversias éticas que ello implica.
«En algunos países el ingreso de divisas producto de esta actividad mercantil es muy alto. En Europa todo el proceso llega a costar 60 mil euros», informó Lucchini, mientras que en Estados Unidos la tarifa llega a ser de 200.000 dólares.
Para la ex docente, las firmas internacionales «actúan como una empresa de turismo: te muestran el spá, la pileta de natación, la clínica donde se va a realizar la inseminación». En ese sentido cuestionó «el carácter mercantilista y comercial» con que se lleva a cabo la operación de subrogación, y el menoscabo de otros aspectos relacionados con la condición humana, dado que el cuerpo gestante y el bebé son transformados en una mercancía.

 

Mujer gestante.
Respecto a la práctica en sí, Lucchini reflexionó sobre las implicancias físicas, psicológicas y emocionales para las mujeres que llevan adelante el embarazo. «No se ha investigado sobre los efectos psicológicos y las alteraciones en el equilibrio emocional que atraviesan mujeres que saben que van a parir y que no van a tener a ese bebé», explicó.
En esa condición se juegan aspectos que hacen a la condición humana y no solamente de índole biológica, según Lucchini. Y expresó la necesidad de hacer que estas condiciones «sean cada vez más humanas».
«Nuestras principal objeción a la figura de alquiler de vientres es la de que convierte a la mujer en un recipiente», subrayó la especialista.
Para la oferta de las firmas «está abierta la posibilidad de hacer como una especie de desfile de candidatas para ser seleccionadas, rubias ojos celestes». Esto es percibido como una mercantilización del ser humano, lo cual provoca una ofensa ética del mismo tenor que la «compra» de un bebé.
«Las propagandas de las empresas de subrogación expresan que el niño está esperando a sus futuros padres intencionales, pero el bebé no espera nada porque no existe. Hay una presentación de marketing que confunde sobre la condición humana», argumentó en la entrevista en Radio Noticias. Los cuerpos del bebé y la mujer gestante son puestos en una situación de comercialización tal que genera un rechazo a los marcos éticos.

 

Argentina.
En nuestro país la actividad no está regulada, y el Código Civil reconoce la maternidad a la mujer que porta el feto y lo pare. Por lo tanto si la mujer gestante se «arrepiente de entregar al niño, está en su derecho», explicó la ex docente.
En comparación con la magnitud del debate que giró en torno al aborto, la problemática del alquiler de vientres no ha tenido la misma trascendencia pública ni mediática. Y en ese punto Lucchini señaló «la importancia de abordar el asunto en todas sus dimensiones».

 

Gestación altruista

 

En el caso de lo que se conoce como gestación altruista, la mujer gestante se ofrece de forma desinteresada a ayudar a una persona o pareja a convertirse en padres, pero sin correspondencia alguna con una retribución mercantil. En Argentina ha habido casos. «En Canadá es el único tipo de subrogación permitida, pero como estamos en un sistema capitalista altamente financiarizado, están habiendo muchas denuncias de que bajo el paraguas del altruismo se hacen transacciones comerciales», explicó. «El capitalismo se filtra por todos los poros de prácticas que tienen un objetivo noble», se lamentó la profesional. Se debe pensar una ley o un régimen muy claro y muy regulado sobre esta cuestión.
Para finalizar, la ex docente ponderó que al momento de tomar la decisión de formar una familia es importante meditar sobre la posibilidad de la adopción: «hay que ayudar a niños que polulan en estado de orfandad de a miles», declaró.

 

'
'