Viernes 09 de mayo 2025

¿Reductores o destructores?

Redacción 08/11/2009 - 06.34.hs

¿Reductores de velocidad o destructores de amortiguadores? Los "lomos de burro" que acaba de instalar la comuna en varias calles de la ciudad insisten en seguir el "modelo golpe" en lugar del "modelo loma". De estos últimos, que tienen un diseño más amigable e igualmente logran el cometido de que el conductor se vea obligado a reducir la velocidad del vehículo sin riesgo para su integridad mecánica, sólo queda uno (si la memoria del cronista no le falla) que está ubicado en la calle Don Bosco, frente al colegio Domingo Savio).
Los restantes -y los nuevos lomos de burro que fueron añadidos recientemente-, no sólo obligan a reducir la velocidad (lo cual no está mal pues para ese propósito fueron colocados) sino también a detenerse, bajarse del vehículo y revisar el tren delantero luego del consabido golpe.
Los mecánicos son los únicos vecinos de la ciudad a los que se ve contentos con estos "reductores-destructores". Los muchachos del taller deben estar festejando por anticipado al imaginar las largas colas de vehículos averiados que pronto requerirán de sus servicios.
Por ahora, como los lomos de burro nuevos están recién pintados y las franjas amarillas se ven desde una distancia prudencial, pueden ser advertidos oportunamente por los automovilistas. El problema se va a presentar dentro de algún tiempo, cuando los neumáticos y los agentes atmosféricos se encarguen de borrar la pintura. En ese momento, estos obstáculos que atraviesan muchas de las calles capitalinas -como ya sucede con los que están desde hace más tiempo- van a mimetizarse con el pavimento y perder visibilidad. Las consecuencias son previsibles: a) Los conductores no tendrán tiempo suficiente para frenar, por lo tanto pasarán por encima del obstáculo a una velocidad excesiva con el consecuente riesgo de avería para el vehículo. b) Otros frenarán bruscamente y correrán otro riesgo, aún mayor: el de ser chocados por los automovilistas que circulen por atrás.
Si en lugar de elegir un diseño tan tosco, de perfil abrupto, hubieran optado por otro más amplio con un lomo de curva más suave y extendida, se hubiera logrado el mismo efecto sin correr los peligros ya mencionados. Quienes han circulado por las calles colectoras del acceso oeste a la ciudad de Buenos Aires tienen el mejor ejemplo (además del ya citado en esta ciudad).
En verdad, la comuna todavía está a tiempo para modificar estos peligrosos obstáculos y mejorarlos para beneficio de todos.

 


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