Jueves 05 de junio 2025

El trabajo propuesto para una liberación

Redacción 29/12/2009 - 01.23.hs

SEÑOR DIRECTOR:
El robo del letrero de entrada al campo nazi de exterminio de Auschwitz, ocupó a la prensa en el curso de la pasada semana y se prolongan los ecos a pesar de que la policía polaca detuvo en Cracovia a los autores inmediatos y recuperó las partes robadas.
La frase incluida en el acceso es lo que ha llamado más la atención a quienes no estaban al tanto de su existencia. Está hecha (en su materialización para el arco de entrada) con letras de acero sostenidas por un soporte de hierro. Dice: Arbeit macht frei (El trabajo libera). He leído que la b está cabeza abajo y un diario de Varsovia dice que de esa manera los obreros polacos (prisioneros de los nazis) que hicieron el arco, dieron testimonio de su rebeldía. Puede que sea verdad o que se trate de esos relatos que pueden no ser ciertos pero valen por estar bien contados ("si non é vero é ben trovato") o, como prefiero imaginar, porque proponen no dejar las cosas ahí, sino hacerlas punto de partida para reflexiones de otra naturaleza.
Los datos disponibles al momento de hacer esta nota decían que la policía polaca detuvo a cinco hombres. Habían cortado el arco de entrada en tres partes y se disponían a trasladarse a Suecia. La información no es precisa, es conjetural: que tenían un comprador (y un precio: 150 mil dólares). Los ladrones se habrían movido estimulados por el lucro, sin asomo de nacionalismos ni de neonazismo. Del presunto comprador hay menos posibilidad de conjeturar, pues ni siquiera sabemos si existe. De existir, puede ser una suerte de coleccionista de objetos de la era hitlerista. En Internet abunda la oferta. O puede ser alguna organización interesada en recordar Auschwitz. Más rebuscado sería pensar que fue un individuo que estuvo en Auschwitz, bien como prisionero, bien como guardián; o puede que sea alguien que tuvo ascendientes que murieron en las cámaras de gas. Los antisemitas no vacilarán en proponer que se piense que los judíos quieren mantener vivo el recuerdo del horror para contraponerlo a actos censurables del Estado de Israel. Como se puede apreciar, todo es pensable y me atrevo a esperar que todo será dicho.
Al buscar información en la web di con las expresiones de alguien que dice no conocer Auschwitz, pero sí haber visitado Dachau (otro de los campos de trabajo esclavo y exterminio). Cuenta que al recorrer esos siniestros espacios, como turista, se sintió shockeado al arrimarse a leer frases escritas por otros turistas en paredes y soportes de camas de los prisioneros. Lo que encontró fueron frases del tipo "Tony estuvo aquí" y "Pepe ama a Lola". Se estremeció, dice, y ciertamente estremece este comportamiento de individuos que hacen turismo sin interés por conocer sino que están tan embebidos en sí mismos que se comportan como si estuviesen en su pueblo o en la montaña o ante un cartel vial sólo para gozar sin compromiso ulterior. El relato me hizo pensar que el horror no está museificado en Auschwitz: que está vivo en la gente, tanto porque esta actitud puede hacer que alguien se encoja de hombros al saber de un genocidio, como que se convierta en genocida. Esta última posibilidad es mencionada por el relator.
Volvamos a la frase El trabajo libera. Si bien se dice que el letrero fue hecho por prisioneros polacos en Birkenau, se puede pensar que la frase fue elegida y dispuesta por la autoridad alemana. Si quien eligió dicha frase conocía la finalidad de esos campos de "trabajo", sería para ponerse a temblar, dado que Auschwitz l y 2 fueron levantados cuando la invasión a Polonia, en 1939, puede admitirse que se echara mano de un epigrama muy repetido, sin ironía siniestra. Sea lo que fuere, lo que importa es que hubo campos de exterminio y que la posibilidad del horror subsiste. Ni siquiera ha sido desterrado el pensamiento de que el mejor enemigo es el enemigo muerto y que hasta es pensable matarlo sólo porque da el tipo de enemigo posible.
Atentamente:
JOTAVE

 


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