Martes 08 de julio 2025

Matrimonio gay y liderazgo regional

Redacción 17/07/2010 - 01.49.hs

La aprobación del Congreso de la ley de matrimonio entre parejas de un mismo sexo no sólo es una medida inédita para América Latina, sino que -en algún sentido- marca que la Argentina retoma el liderazgo regional en cuestiones sociales. Más allá de que la del Senado no fue una votación ejemplar -hubo nueve legisladores que se ausentaron para no levantar la mano, entre ellos Reutemann, Rodríguez Sáa y Romero, que antes habían rechazado el dictamen oficialista-, el resultado final permite algunas conclusiones interesantes.
Como ocurrió sobre fines del siglo XIX, cuando en 1884 se aprobó la Ley 1.420 de educación universal, obligatoria, gratuita y laica -una muy norma de avanzada para la época-, otra vez el Congreso soportó de pie la fortísima oposición de la Iglesia Católica, un sector que históricamente ha tenido y sigue teniendo fuerte peso en las decisiones políticas, especialmente en las provincias norteñas. Aquella vez las presiones llegaron desde el propio Vaticano a través del nuncio papal; ahora se manifestaron con marchas en distintas ciudades y cartas a los legisladores. No hay que olvidar que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, llegó a hablar de "guerra".
Más cerca en el tiempo, también fue un hito la Reforma Universitaria de 1918 en Córdoba, donde el movimiento estudiantil provocó una revolución cultural en base a principios e ideas progresistas, que llegó para reemplazar a los sectores reaccionarios que se oponían "a la ciencia de verdad". Esa democratización de la enseñanza, con cogobierno, autonomía y libertad de cátedra, también cosechó una rápida adhesión en el continente.
A esos dos hechos puede agregársele el juicio a las juntas militares durante el gobierno de Raúl Alfonsín en 1985, luego de que el ex presidente anulara la ley de autoamnistía impuesta por la dictadura y promoviera la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. Aquella decisión no sólo fue única para la región -pese a que la mayoría de los países cayeron bajos regímenes dictatoriales genocidas-, sino un ejemplo hacia el todo mundo.
Permanentemente los gobiernos afrontan controversias y debates donde las alternativas son legislar a favor de la comunidad o de las corporaciones y no siempre se elige por la primera opción. Esta vez sí se pudo lograr y no está mal destacarlo como un logro de gran significación para el conjunto social. Porque más allá de que en el país la grey católica es mayoritaria y hasta la Constitución sostiene económicamente ese culto, existen grandes conjuntos de ciudadanos que profesan otras religiones o ninguna. Y en una sociedad democrática todos merecen un trato igualitario.
No se trata con estas líneas de exaltar un nacionalismo cerril o de adherir a una visión eufórica del presente. Sólo se intenta recordar algunos hitos del pasado y enfatizar que Argentina -tan criticada y denostada en infinidad de circunstancias- ha logrado, en más de una ocasión, ubicarse a la vanguardia de la defensa de los derechos civiles. Y ello es fruto de la tarea muchas veces silenciosa de infinidad de hombres y mujeres que, no siempre ocupando cargos públicos visibles, trabajan en forma anónima y desinteresada por lograr que el reloj de la historia siga avanzando.

 


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