Jueves 05 de junio 2025

La ciencia, lejos y cerca del aula

Redacción 10/01/2011 - 06.08.hs

La enseñanza de las ciencias en las escuelas, una de las deudas que más reconocimiento y consenso tiene entre funcionarios, docentes, alumnos y padres, a pesar de su inclusión obligatoria en las currículas y la preparación de los
profesores, avanza a paso lento por un camino surcado de prejuicios, preconceptos y temores.
¿Alguien duda que hoy se puede hacer ciencia con sólo mirar la composición de un alimento, calcular y comparar valores
nutricionales y fechas de vencimiento, preguntarse y poner en duda teorías evolutivas, estudiar los suelos, la contaminación del ambiente y los gases, predecir el futuro y los cambios climáticos de las regiones?
Muchos pedagogos y jóvenes profesionales de las ciencias creen que la enseñanza de la ciencia es de vital importancia para el desarrollo en el siglo XXI. Esa corriente de divulgación científica está llegando a las aulas, y en algunos casos con buenos logros en niños de escuelas primarias de zonas humildes, que demuestran igual pasión por los experimentos y el razonamiento científico.
Tal vez los más pequeños, los "nativos" que vinieron con la computadora bajo el brazo, no incorporaron los prejuicios instalados en generaciones anteriores respecto a que los científicos conforman una elite, que son neuróticos o tontos solitarios, o tal vez una casta de genios "elegidos" para esa tarea.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, sostuvo que es un momento oportuno para divulgar la importancia de la enseñanza de las ciencias de manera creativa y contemporánea, por entender que también es "una herramienta de movilidad social". El vaticinio de los 90, acerca de que el poder de los países del mundo pasará por quienes ganen las "batallas" por la apropiación del conocimiento, puede que se esté cumpliendo, y por ello la enseñanza tendrá que preparar a sus mejores "contendientes".

 


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