Lunes 16 de junio 2025

Lamentable fin de semana

Redacción 06/11/2013 - 03.59.hs

El pasado fin de semana, entre las múltiples ofertas de entretenimiento y culturales que se vieron en Santa Rosa, hubo dos hechos que merecen ser comentados. El primero es el tumulto que tuvo lugar en una esquina céntrica a partir de una infracción de tránsito cometida por un motociclista que no llevaba casco y se resistió al secuestro de su vehículo.
Hay dos cuestiones centrales en este lamentable episodio. La primera, relativa a lo que dice el texto de la ordenanza respectiva; si la no portación de casco implica el secuestro del vehículo el infractor nada tiene que decir ni los inspectores que justificar. Es una ley que se está cumpliendo. Sin embargo ese conocimiento tan simple y taxativo es resistido por muchos de los conductores en formas que van desde la argumentación verbal a la resistencia violenta, tal como se vio el domingo, llegándose incluso al escamoteo de la moto por parte de un amigo del conductor, y a la vista de la autoridad.
De tamaña escena es responsable, en definitiva, el municipio que no ha sido capaz de implementar una campaña efectiva de educación, información y prevención al respecto. Si a través de los múltiples medios de comunicación masiva se hubieran establecido reglas del juego claras se habrían evitado bochornos intolerables como ése que se escuchó reclamando la muerte de un inspector, aunque sea metafóricamente.
También llama la atención el aparente divorcio que parece existir entre los agentes de tránsito y la policía provincial. En este reciente -y lamentable- episodio las opiniones fueron opuestas: "la policía tampoco colabora con nuestra labor", fue la queja de los inspectores municipales; en tanto que los efectivos policiales fueron tajantes: "esto lo ocasionó Tránsito, que se hagan cargo". Una inquietante falta de coordinación que merecería ser armonizada en los niveles superiores de cada fuerza.
El otro hecho significativo que se vivió el fin de semana ocurrió durante la carrera automovilística celebrada en el flamante autódromo pampeano. Allí, en forma inesperada, un avión particular hizo una pasada rasante sobre el escenario deportivo. Por lo que las fotografías permiten observar, la maniobra se realizó a muy baja altura sobre un lugar que en ese momento estaba poblado por más de medio centenar de miles de personas. Después se supo que el autor de tan singular evolución -al parecer realizada a la vista del propio gobernador de la provincia- fue un piloto que suele caracterizarse por sus audacias conductivas, extendidas en este caso al pilotaje de aviones.
El suceso se inscribe en la permisividad que suele darse a ciertas figuras destacadas del deporte o la farándula, pero lo cierto es que, en este caso, se vivió una situación de alto riesgo encima de una multitud. Cabe preguntar si el organismo responsable del contralor de la aviación civil tendrá noticias de la maniobra. Se sabe que suele ser muy estricto en cuanto a episodios de este tipo, aun cuando las circunstancias obligan a realizar aterrizajes de emergencia en carreteras. ¿Tendrá algo que decir respecto a un irreflexivo piloto que hace vuelos rasantes sobre un lugar donde hay miles de personas concentradas?

 


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