La Copdrip y su tarea
Modesto Morrás
Un grupo de pampeanos, nativos algunos pero otros por opción, dedicó un día de la semana transcurrida a recordar y celebrar la labor que no hace tanto tiempo (apenas cuatro décadas) se propuso y llevó adelante aquella Comisión Popular de Defensa de los Ríos Interprovinciales Pampeanos.
La recordada entidad había nacido a la luz de una más que trascendente decisión del gobierno nacional, que reconocía a La Pampa el derecho a percibir la mitad de la regalías de la producción hidroenergética de la represa El Nihuil, emplazada sobre el río Atuel y construida en los años '40 en territorio mendocino.
La resolución gubernamental, estaba muy claro, implicaba la declaración de interprovincialidad de un río que desde 1948, cuando se consumó la erección de esa obra hidráulica, no llegaba a suelo pampeano. Fue también notorio que aquí, la iniciativa significó el renacimiento de una esperanza y una acción dirigida a reivindicar el derecho de nuestra provincia al aprovechamiento de los caudales de ese curso de agua. Así nació la Copdrip, a la luz de ese decreto nacional 1560/73 que sin mayor publicidad previa, dio a conocer el gobierno provisional del general César Aguirre Arrieta a través de una rueda periodística convocada a fines de febrero de 1973 por el entonces ministro de Obras Públicas, ingeniero Rubén Gómez Luna.
La gestión oficial que condujera a esa positiva culminación, no careció de lucidez política; aprovechó la presencia en la secretaría de Energía de funcionarios que, por su anterior actuación o su conocimiento personal de La Pampa, sabían del drama de nuestro Oeste por el corte de aquel río. Así fue que el dictamen del jefe de asesores de ese organismo, Achával Rodríguez, fue tan terminante que constituyó la base del citado decreto que, por ausencia del país del presidente provisional Alejandro Lanusse, firmó el sustituto brigadier Alberto Rey.
La noticia conocida aquí causó un estallido favorable. Viejos y jóvenes luchadores por la causa hídrica celebraron reuniones y ya formalmente, en la sede municipal, hubo un encuentro de diversas entidades (empresariales, obreras, deportivas, culturales) de toda la provincia que acordaron dar organización a ese renaciente fervor popular. Así nació la Copdrip que allí eligió sus miembros: Juan Carlos Paz, por la Cámara de Comercio (quien pronto debió resignar el cargo al ser designado presidente del Banco de la Nación por el gobierno constitucional); por los partidos políticos, Antonio Tomás Berhongaray y León Nicanoff; Raúl I. D'Atri, fundador del diario LA ARENA por su extensa lucha en el tema hídrico pampeano y, como asesores, dos estudiosos de la materia, Edgar Morisoli y Julio Colombato.
La comisión popular creada se dedicó al problema desde varios flancos. Por un lado, editó documentos que ilustraban sobre los antecedentes del batallar pampeano en la defensa de sus recursos fluviales y, por el otro, convocó a asambleas que se realizaron con participación multitudinaria, promovió reuniones para abrir filiales en el interior y en la capital federal y, sobre todo, inició una vasta tarea de difusión que llevó a todo el país a conocer el despojo del que había sido víctima.
El columnista, que en ese tiempo y por su función tuvo ocasión de recorrer todo el país, llegó a apreciar cómo el tema del "río robado" comenzó a ser conocido y apreciado y a tener lugar también en las columnas periodísticas y los espacios audiovisuales de todo el ámbito argentino.
La Copdrip venía a llenar un espacio que había sido norte de sus antecesoras, las comisiones de Agua y de Colonización, constituidas a fines de los años '50, y predecesora de la de Recursos Hídricos, que a través de sus miembros Víctor M. Arriaga y Benito Bruno debió convencer en 1978 al gobernador provisional Julio César Etchegoyen, de la necesidad de emprender la demanda judicial contra Mendoza que culminó en 1977 con la declaración de la Corte Suprema del carácter interprovincial de nuestro Atuel.
En el homenaje del jueves último hubo no más de una treintena de personas. Pocas para un acto de tanta trascendencia. La labor ahora es insuflar nuevos esfuerzos en una lucha que sigue y necesita del acompañamiento de un gobierno provincial que tarda demasiado en comprender la importancia de esta lucha de todos.
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