Miércoles 09 de julio 2025

Primeros balbuceos de una negociación

Redacción 27/01/2014 - 03.48.hs

Con pasos cautelosos y sin entrar aún en asuntos sustanciales, comenzaron en esta ciudad suiza este viernes 24 las esperadas negociaciones de paz para tratar de poner fin a la sangrienta guerra de Siria, que probablemente se prolongarán toda la siguiente semana.
El representante conjunto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Liga Arabe para Siria, Lakhdar Brahimi, anunció que este sábado se encontrarán por vez primera en una misma sala, cara a cara, los delegados de los dos bandos. Las sesiones de la negociación proseguirán el domingo, también en la sede de la ONU en Ginebra.
"Confío en que será un buen comienzo y que continuaremos hasta el fin de la semana siguiente", dijo el diplomático argelino después de mantener contactos separados con las delegaciones del gobierno sirio y de la oposición rebelde.
Sin embargo, el mediador reconoció que el proceso será "difícil y complicado", aunque las discusiones sostenidas durante la jornada "fueron alentadoras", puntualizó. De todos modos, "esperamos algunos tropiezos en el camino", aceptó.
Se abordaron aspectos prácticos, con la esperanza de que contribuyan a hacer más fáciles las discusiones, indicó Brahimi, con lo que admitió que todavía no se va a entrar en los temas más espinosos y de fondo.
El director del Centro de Estudios y de Investigación sobre el Mundo Arabe y el Mediterráneo (Cermam, por su sigla en francés), Hasni Abidi, recordó que la oposición siria ha planteado la transferencia del poder en Damasco como una condición necesaria para iniciar las negociaciones.
Ese punto, el cese del fuego, la crisis humanitaria de millones de sirios residentes en su territorio o refugiados en países vecinos, y la liberación de prisioneros por las dos partes figuran como parte de los objetivos de la negociación auspiciada por la ONU.
Tales condiciones fueron incluidas en el Comunicado de Ginebra, adoptado en junio de 2012 por un grupo de países entre los que figuraron las cinco potencias nucleares del Consejo de Seguridad de la ONU, más otras naciones, particularmente del mundo árabe.El régimen del presidente sirio Bashar Al Asad no firmó ese documento y desconoce la pretensión de la transferencia del poder que ostenta en el país sumido desde hace casi tres años en una cruenta guerra civil.
"Este punto aparece como la cuestión más áspera porque el gobierno de Damasco no la acepta", estimó Abidi.
"Si Brahimi logra una solución para que el asunto de la salida de Al Asad no represente un condicionamiento insuperable, entonces sí, la negociación prosperará", vaticinó el director del Cermam, una institución con sede en Ginebra.
Durante la apertura oficial de las negociaciones de paz de Siria, en la ciudad suiza de Montreux, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y jefes de las diplomacias de los principales países de Occidente y del mundo árabe proclamaron que el proceso der paz deberá guiarse por las orientaciones del Comunicado de Ginebra.
La ceremonia de Montreux, el miércoles 22, pareció más que nada un juicio sumario al régimen de Al Asad, en que una treintena de ministros de relaciones exteriores y de jefes de organizaciones internacionales condenaron en términos muy severos a Damasco y defendieron la validez del Comunicado de Ginebra.
Las únicas voces discordantes en esa ciudad situada a unos 30 kilómetros de Ginebra, fueron, obviamente, la del propio gobierno sirio y, aunque de manera parcial, la de Moscú. Resultaron escasos los representantes que, como el de Indonesia, hicieron declaraciones más equilibradas entre las dos partes en contienda.
El tema del desplazamiento del actual régimen sirio se ha constituido en el más complejo de la negociación, hasta el punto que llevo a Ban a retirar en pocas horas una invitación que había cursado el gobierno de Irán para concurrir a Montreux.
Ban alegó que el gobierno de Teherán, luego de confirmar su participación, había desconocido la validez del Comunicado de Ginebra en lo que respecta al desplazamiento del poder de Al Asad en Damasco.
En distintas capitales se sostuvo que el secretario general de la ONU actuó bajo presión de Estados Unidos y sus aliados occidentales, a los que se sumó también Arabia Saudita, adversario regional de Teherán.

 

(Gustavo Capdevila , IPS)

 


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