Paola Acosta y Martina, un caso estremecedor
El crimen de la joven madre, cuyo cadáver fue encontrado en una alcantarilla junto a su hija de un año, que sobrevivió a la tragedia, conmovió a todo el país. El padre de la niña, presunto asesino, está siendo juzgado y puede ser condenado a prisión perpetua.
IRINA SANTESTEBAN
Detrás de todo crimen hay siempre una historia, con personajes y dramas que son determinantes para el fatal desenlace. El asesinato de la joven Paola Acosta, y el hallazgo de su cuerpo en una alcantarilla en barrio Villa Urquiza de la ciudad de Córdoba, el Día de la Primavera del año pasado, tiene aristas estremecedoras.
Es que junto al cadáver de Paola, estaba su pequeña hija, Martina, de sólo un año de edad, quien milagrosamente había sobrevivido 80 horas en medio de aguas nauseabundas, soportando el frío de la noche, sin comer ni beber. La fortaleza de esa niña sorprendió incluso a los profesionales del Hospital de Niños de Córdoba, que la atendieron amorosamente, porque no es común que una nena tan pequeña pueda sobrevivir, en semejante situación, con cuatro heridas cortantes en su cuerpito, durante tanto tiempo. La enfermera Alba Ramallo y el médico Diego Rodríguez Schultz, relataron emocionados cómo recibieron a Martina aquel 21 de septiembre y expresaron su admiración por lo que denominaron "enormes ganas de vivir" por parte de esa criatura de apenas poco más de un año de vida.
A los pocos días de vivir semejante drama, Martina salió del hospital en brazos de su tía Mariana Acosta, con una sonrisa y sorprendida de tantos regalos que recibía.
Una historia truculenta.
Paola quedó embarazada fruto de su relación con Gonzalo Lizarralde, un comerciante cuya familia es dueña de una empresa de panificación y fábrica de sandwiches. Cuando nació Martina, Lizarralde nunca quiso reconocerla y sólo accedió a otorgarle su apellido después del juicio de filiación que le inició Paola, por el cual fue condenado no sólo a reconocer a su hija, sino también a pasarle una cuota alimentaria, que el Juzgado de Familia había fijado en 1.400 pesos.
El día del crimen, Lizarralde había ido al domicilio de Paola a llevarle el dinero de la primera cuota y a conocer a su hija. Sin embargo, desde esa noche en que Paola fue vista con su hija en brazos junto al padre de la niña y al lado de su vehículo utilitario, frente a su casa en barrio San Martín, tanto la madre como la niña desaparecieron. Cuatro días después, luego de intensa búsqueda y marchas reclamando por su aparición, ambas fueron encontradas en una alcantarilla, gracias a una empleada de una panadería que mientras barría la vereda, escuchó los gemidos de Martina.
Asesinato a sangre fría.
Para el fiscal Diego Albornoz "pocas veces se ha visto un caso con prueba tan firme", respecto a la acusación que pesa sobre el único imputado en la Cámara del Crimen de 11 Nominación de los Tribunales de Córdoba. Es el mismo fiscal que recientemente actuó en el juicio por el caso de la desaparición y muerte del joven Facundo Rivera Alegre, donde pidió 11 años de cárcel para Pablo Rearte, uno de los asesinos.
Es que de los testimonios y demás probanzas, se va demostrando que esa noche Paola y Martina fueron vistas en la vereda de su casa junto a Lizarralde, quien había llegado hasta allí en su camioneta blanca.
Un empleado de la panadería de la familia Lizarralde declaró que fue despedido luego de relatar a la Policía lo que sabía: que el vehículo había sido lavado dos veces en la misma semana, un hecho que nunca ocurría; que habían cambiado los cartones que se encontraban en la parte de atrás del rodado y que el acusado le había pedido que limpiara unas "manchas rojas".
Vecinos de Paola declararon que esa noche vieron al acusado con su vehículo, hablando con Paola quien tenía a la niña en sus brazos.
Juicio con jurados populares.
Los vocales de cámara Graciela Bordoy de Pizzicari, María Susana Frascaroli y Daniel Ferrer Vieyra, son los que dirigen el debate oral y juzgarán al único imputado, Gonzalo Lizarralde, junto a jurados populares. Es que en Córdoba hace varios años que se aplica este sistema para casos complejos, con muy buenos resultados.
La única declaración favorable para el acusado, fue la de su hermana, Valeria Lizarralde, quien intentó defenderlo, pero sólo pudo afirmar que su hermano y la víctima no tenían una relación estable, sino que sólo habían mantenido "encuentros". Sobre el crimen de Paola, no pudo mejorar la situación harto comprometida de su hermano.
El pasado lunes, por consejo de su defensa y para contrarrestar la andanada de pruebas en su contra, Lizarralde pidió declarar pero sin aceptar preguntas del Tribunal. Habló sólo 17 minutos. No mostró arrepentimiento, y relató una historia increíble -literalmente-, que habría sido atacado, maniatado y encapuchado, su camioneta secuestrada y finalmente devuelta, y en la que la desaparición de Paola y Martina sería responsabilidad de esos imaginarios "secuestradores".
Marchas y reclamos.
El crimen de Paola originó marchas y reclamos por mayor seguridad para las mujeres víctimas de violencia de género, así como mejores instrumentos para combatir y evitar los femicidios, que en nuestro país suman 255, 295 y 277 asesinatos de mujeres durante los años 2012, 2013 y 2014, respectivamente.
En la enorme movilización del 3 de junio, bajo la consigna "#Niunamenos", que congregó miles de personas en todo el país, el pedido de justicia para Paola fue uno de los convocantes en Córdoba.
Su hermana "Maru" Acosta, militante del MST y candidata a legisladora provincial por esa agrupación, se hizo cargo de Martina, junto a sus padres -abuelos de la niña-, luego del asesinato de su hermana. Hoy asiste a las audiencias y pide que Lizarralde sea condenado por el delito de femicidio, es decir, homicidio agravado por el contexto de violencia de género.
Condena por femicidio.
Pese al pedido de Maru, que opina que "las pruebas sobran" para que el asesino de su hermana sea condenado por femicidio, para algunos de los que participan del juicio, no se darían los supuestos de violencia de género, que exigen que el asesino y su víctima hayan convivido, o mantenido una relación de pareja, circunstancia que no se dio en el caso de Lizarralde y Paola. Por eso el testimonio de la hermana de Lizarralde habló de los encuentros esporádicos: para tratar de zafar de la acusación de convivencia o relación habitual.
A pesar de ello, igualmente el imputado enfrenta la posibilidad de ser condenado a prisión perpetua, pues Paola fue asesinada con alevosía, que implica que quien mata lo hace aprovechándose de su fortaleza en relación a la víctima, a quien toma en un alto grado de indefensión y actuando sin peligro para sí.
Ni una menos.
La organización La Casa del Encuentro, que es la encargada de llevar las estadísticas de los femicidios y casos de violencia de género -una tarea que debería hacer el Estado- en nuestro país, considera al femicidio como un término "político", y denuncia la naturalización que durante años imperó en nuestra sociedad hacia la violencia sexista.
"El Femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres, es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad".
"Ante la ausencia de estadísticas oficiales sobre Femicidios en Argentina la Asociación Civil La Casa del Encuentro en el año 2008 produce el primer informe de Femicidios en Argentina".
Y en el año 2009, para ampliar y profundizar los monitoreos, se funda el "Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano", en homenaje a la joven de 28 años, asesinada a golpes en Palpalá, Jujuy. Su asesino, José Manuel Alejandro Zerda, quien la mató a golpes de puño y puntapiés, fue condenado por "homicidio preterintencional" y sentenciado a 5 años de prisión por ese crimen. Su hija, quien al momento del asesinato de su madre tenía sólo nueve meses de vida, fue obligada a visitar a su padre en la cárcel y luego de su salida, éste obtuvo un régimen de visitas, sin que el Poder Judicial tenga en consideración la violencia que eso significaba para la niña.
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