Convocan a una movilización por la Emergencia Laboral
Lo que parecía una utopía hace unos meses, lo lograron las medidas del gobierno de Mauricio Macri: que todas las expresiones del movimiento obrero organizado se unieran para una convocatoria conjunta.
IRINA SANTESTEBAN
"Macri lo hizo", podría decirse en relación a la jornada de movilización que están convocando las 3 CGTs y las 2 CTAs, para el próximo viernes 29 de abril, en vísperas de la conmemoración del 1° de Mayo, día de lucha de los obreros en casi todos los países.
Es que la situación generada por las medidas tomadas en los casi cinco meses de gobierno del PRO-Cambiemos, que han provocado más de 140.000 despidos en el sector privado y en el Estado y un aumento del índice inflacionario superior al 12% en los primeros cuatro meses del año, unió a dirigentes que hasta hace poco tiempo no podían siquiera sentarse a una mesa de discusión.
Las tres vertientes de la Confederación General del Trabajo, lideradas por el camionero Hugo Moyano (CGT Azopardo), el metalúrgico Antonio Caló (CGT Alsina) y el gastronómico Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca), hace rato que amenazan con la unificación. Pero hasta ahora esa tan anunciada unidad no se concreta.
La Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), nacida durante los años menemistas como oposición a los "gordos" de la CGT, que apoyaron las medidas neoliberales de Carlos Menem, de privatizaciones y precarización laboral, se dividió en 2010. Distanciados por profundas diferencias en torno a la posición frente al gobierno kirchnerista, la CTA Autónoma, dirigida por Pablo Micheli, antes por Víctor De Genaro, era una acérrima opositora a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. La CTA de los Trabajadores, conducida por el docente Hugo Yasky, en cambio, fue oficialista durante esos gobiernos y su secretario general era un asiduo asistente a la Casa Rosada, cuando la ex presidenta hacía anuncios económicos o sociales.
Por la emergencia laboral.
Los despidos en el Estado y el sector privado, y la perspectiva seria de que pueden incrementarse, obligaron a todas estas centrales obreras a sentarse a consensuar un proyecto de ley que ponga un freno al empresariado. La aprobación en las comisiones del Congreso de un proyecto que prohíbe los despidos y establece la doble indemnización, es uno de los reclamos de la jornada del viernes.
El presidente Macri salió con los botines de punta a oponerse a ese proyecto, con el argumento que el mismo "desalentará" las inversiones que él y su ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, aseguran que vendrán, luego del acuerdo arribado con los fondos buitres, y la salida del default.
La historia reciente de Argentina, los contradice. La reducción del llamado "costo laboral" fue una política implementada por el gobierno menemista, donde no sólo se podía despedir libremente, sino que se suprimieron los aportes patronales y se precarizó el empleo. El gobierno de Fernando de la Rúa (Alianza-UCR) profundizó esas políticas con una Reforma Laboral, que fue aprobada mediante sobornos en el Senado.
Por el contrario, durante los primeros años del kirchnerismo, estuvo vigente la "doble indemnización" para aquellas empresas que despidieran empleados, y sin embargo, ese fue el período de mayor crecimiento del empleo.
Claro que muchos de esos puestos de trabajo fueron precarios, y por eso el empleo informal se mantuvo en un índice alto, de un 35%. O sea, más de la tercera parte de la fuerza laboral argentina no cuenta con aportes previsionales y es fácilmente "desechable" por parte de las patronales.
Aún así, el empresariado pretende "libertad" para despedir trabajadores, cuando considera que "no le dan los costos". Por ello, la necesidad de poner un freno mediante una ley que prohíba los despidos por seis meses o un año (según el que está en el Senado y el de Diputados) e imponga un mayor costo para la empresa que se desprenda de puestos de trabajo.
Ganancias, asignaciones y jubilaciones.
Las otras banderas de la movilización del viernes son la suba del valor de las escalas del impuesto a las Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares, el 82% móvil para los Jubilados y paritarias sin techos.
Todas ellas fueron promesas -hoy incumplidas- del gobierno del PRO-Cambiemos. Macri no suprimió el "impuesto al trabajo", como lo llamaba en campaña, tampoco accedió al reclamo sobre asignaciones familiares y aumento de las jubilaciones que hoy le formulan las centrales obreras, y que fueron motivo de paros a la anterior presidenta Cristina Fernández.
Contra los jubilados.
Al contrario, la reducción de los medicamentos con cobertura de la obra social PAMI, que atiende a los jubilados nacionales, y la falta de pago a las farmacias adheridas, ha sido un fuerte golpe para los más de 5 millones de afiliados que tiene esa obra social, la más grande de Latinoamérica. Justamente ayer y hoy hubo un corte de atención de farmacias a los afiliados del PAMI.
Es que durante el gobierno de Cristina Fernández, además de estatizarse el sistema jubilatorio, eliminando las Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión, se mejoraron notablemente las prestaciones de la obra social de los jubilados. En aquellos años, la entonces oposición (hoy en el gobierno) hacía campaña contra el gobierno kirchnerista porque "se quedaban con la plata de los jubilados", al criticar la utilización de los fondos de la ANSeS para la Asignación Universal por Hijo (AUH) o los planes de vivienda Procrear.
Pero al momento de gobernar, el macrismo está muy lejos de contemplar los intereses de los abuelos.
Paran a la fuerza.
La convocatoria a la jornada de movilización del 29 no ha sido fruto de una renacida combatividad de sindicalistas como Barrionuevo o el "Momo" Venegas, ni siquiera del camionero Moyano. Los dos primeros apoyaron y lo siguen haciendo, al gobierno de Macri.
Venegas, en entrevista publicada el pasado lunes por el diario "La Voz del Interior", negó el carácter de protesta a la movilización. "Es una conmemoración del Día del Trabajo", dijo quien tiene el sindicato con mayor cantidad de trabajo informal. Venegas pasa más tiempo con las patronales del campo que defendiendo a sus afiliados.
Tan inseguros están los dirigentes de las CGTs, de lo que puede provocar esta movilización, por la bronca que hay entre las bases trabajadoras, que recién hoy por la tarde resolverán si el viernes habrá paro de actividades, o será una movilización a las 15 horas, frente al Monumento al Trabajo, en el Bajo porteño.
Tampoco se sabe si habrá un documento consensuado, aunque sí que hablarán los secretarios generales, dos por las CGTs y uno por las CTAs. En el primer caso, se "bajó" Barrionuevo, quizás consciente del rechazo que provoca su figura entre los trabajadores. Una chiflatina generalizada en una concentración que los organizadores calculan que podría superar las 100.000 personas, sería un papelón.
Perforando el techo.
La movilización de los trabajadores puede ser un fuerte obstáculo para los planes económicos del macrismo. Los despidos y la pretensión de poner un techo a las paritarias, provocan fuertes rechazos, así lo han demostrado las movilizaciones de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el gremio que ha canalizado la bronca de los estatales. El paro y movilización del pasado 24 de febrero fue la mayor muestra de ese rechazo.
Pero además de la bronca, en los hechos, los trabajadores están perforando el techo salarial. Los bancarios lograron un acuerdo que les reconoce un aumento del 33%, a partir del mes de enero, a cobrar en un solo tramo, más la reincorporación de los trabajadores despedidos de los bancos Central y Provincia. Las patronales bancarias prefirieron pagar ese costo antes de soportar un paro de 48 horas, que era acatado masivamente en todo el país. El acuerdo llegó al finalizar la primera jornada de paro y la medida se levantó al día siguiente.
Los aceiteros también superaron el límite que intentó poner el gobierno nacional a las negociaciones salariales, logrando un 38% de aumento, y también cobrado de una vez, a partir de abril. Las exportadoras ya han sufrido en otras oportunidades el paro de estos trabajadores, que provocan pérdidas a un sector que en los últimos años ha "levantado en pala" enormes ganancias.
Cómo se sigue.
La incógnita es cómo se sigue tras la movilización del viernes 29. El enfriamiento de la economía por la reducción del consumo, producto de la merma en los ingresos de los sectores populares, traerá aparejados nuevos despidos, sobre todo en las PyMES, y eso recalentará los ánimos de los trabajadores.
Más allá de la voluntad de los popes sindicales, muy afectos a sentarse en reuniones con empresarios y ministros macristas, pero poco sensibles a los reclamos de sus bases, el movimiento obrero argentino tiene una larga trayectoria de organización y lucha, incluso pasando por encima de la pasividad de sus propios dirigentes.
Esas bases sindicales suelen amenazar con una frase del general Perón: "con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes".
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