Miércoles 17 de abril 2024

Sin una mirada global

Redacción 19/03/2018 - 01.17.hs

Como era de suponer la intromisión política, sumada al desconocimiento técnico que han manifestado los actores, terminó por complicar y confundir el panorama de los ríos de la Patagonia norte, desde hace mucho tiempo vistos como complementarios e integradores. A los naturales problemas que se generan entre estados provinciales condóminos, siete en este caso (tres en el Negro y cinco en el Colorado), se han agregado ahora los que se desprenden de conveniencias y privilegios otorgados a socios políticos, ignorando las herramientas debidas de ese orden -y también del técnico-laboriosamente construidas.
Un ejemplo de lo expresado está en el reciente anuncio de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires de solicitar el trasvase de caudales del río Negro al Colorado. Aquella provincia integra las dos cuencas fluviales y los dos organismos de control de las mismas (Coirco y AIC), con una muy extensa área bajo riego -la mayor del país-servida por el río Colorado, en el árido sur bonaerense. Una obra semejante ya aparece consideada en el Acuerdo Interprovincial del río Colorado, aunque de una magnitud mucho menor que la planteada por Buenos Aires.
El Negro es un gran río, con un caudal medio superior a los 800 m3 por segundo y que permitiría desarrollar una enorme zona bajo riego; un razonable trasvase al Colorado, unas siete veces menor en el agua que lleva, no lo afectaría mayormente y, por el contrario, daría otras posibilidades de desarrollo a la zona interfluvial que separa ambos cursos. El Acuerdo Interprovincial prevé un desvío de 40 m3 por segundo pero la cantidad solicitada por la provincia de Buenos Aires es de... 250 m3/s, poco menos que la tercera parte del caudal del Negro y el equivalente a dos río Colorado. La circunstancia -reconocida por los bonaerenses-carece de un estudio serio en cuanto a aspectos técnicos, ni siquiera en lo que hace a impacto ambiental.
Semejante pedido resulta difícil de entender en sus motivaciones. Podría ser en el fondo una prevención contra los efectos de Portezuelo del Viento planteado en su forma actual de manejo, sin contrariar el laudo del presidente Macri, del cual la gobernadora de Buenos Aires es una aliada incondicional; pero también puede constituir una preventiva argucia preelectoral para con los comicios venideros. Después de todo los regantes del sur bonaerense vienen reclamando aquel traspaso en su forma original desde la implementación misma del Tratado; si no se concretó hasta ahora es por la absurda posición de la provincia de Río Negro, que niega la servidumbre de paso a través de su territorio y prefiere que esa agua se siga perdiendo en el mar.
El pedido de Buenos Aires ha provocado un rechazo unánime en las otras dos provincias que integran la cuenca, conscientes de la desmesura que implica y de lo que en principio aparece como una falta de seriedad. En lo que hace al Coirco, responsable de la otra cuenca implicada, la que recibiría el agua y la conduciría hacia la posible área de riego, no ha mediado hasta ahora comunicación alguna, lo que sugiere que ni siquiera fue informado del proyecto.
Visto en perspectiva el proyecto bonaerense no es más que otro ejemplo de la falta de mirada global para con la planificación del desarrollo de las regiones del país en general y de lo fluvial en particular. En esa concepción, al igual que en el resto de las del gobierno nacional, sigue primando el criterio economicista y las conveniencias políticas. Los resultados que están a la vista.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?