Algo le habrán hecho
Es la clase de preguntas que suele provocar escenas de pugilato en los asados de amigos, y hasta en las mesas navideñas en familia: realmente, ¿cuántos tipos de neutrinos existen en el universo? Por supuesto que los pedantes que nunca faltan tendrán una respuesta a flor de labios, con esa impunidad que los caracteriza. Pero -al menos si nos llevamos por dos artículos publicados esta semana por la revista Nature- los científicos siguen sin tener la más peregrina idea. Y eso que se divierten como locos con sus experimentos, carísimos ellos, todos pagados "con la nuestra".
Neutrinos.
Parece adecuado empezar por presentar a nuestro personaje de hoy, el neutrino: un tipo de partícula muy abundante, que está por todas partes en el universo, prácticamente carece de toda masa, y tiene cierta tendencia a interactuar con su entorno de un modo, digamos, bastante antisocial. Algo le habrán hecho.
Hasta ahora los científicos creen haber identificado tres tipos de neutrinos, pero algo les dice que deben haber más. Siempre quieren más. De eso se tratan los experimentos que dan cuenta los estudios recién publicados, los que, por cierto, no arrojan ninguna conclusión definitiva. Pero como quien disimula el fracaso, los científicos involucrados aseguran que esos pobres resultados eran lo que podía esperarse, al menos con el estado actual de la ciencia.
Durante años los físicos se han roto los cuernos observando estas partículas fantasma, que en realidad no están previstas en el llamado "modelo standard" que encapsula todo el conocimiento actual sobre fuerzas y partículas en la naturaleza. Algunos experimentos incluso arrojaron un conteo de menos neutrinos que los esperados. Hay algunos que aparecen, otros que desaparecen, y se sospecha que habría interacciones ocultas que involucrarían a un tercer tipo de neutrino, al que aún sin conocerlo en persona, ya lo han bautizado con el poco halagüeño nombre de "estéril", debido que que andaría por ahí, totalmente indiferente a todo el universo conocido, excepto por la fuerza de gravedad, que sí lo afectaría.
Anillos.
El primero de los artículos presenta las conclusiones de los experimentos denominados "MicroBooNE", llevados a cabo en el Fermi National Accelerator Laboratory, en las afueras de Chicago. El nombre es en realidad una contracción de "Booster Neutrino Experiment", donde "booster" se refiere a un anillo de unos 500 pies de ancho, cuya tarea consiste en acelerar los protones. Una calesita un poco sofisticada.
El otro "paper" describe los resultados del "Karlsruhe Tritium Neutrino Experiment" (Katrin, para los amigos) llevados a cabo en Alemania, y dedicados a estudiar la presencia de neutrinos en la descomposición del tritio, una forma pesada e inestable del hidrógeno.
En ambos casos, no se descarta en absoluto la existencia de neutrinos estériles, pero tampoco hay mucho entusiasmo en adelantarse a declarar solemnemente su existencia. Como quiera, los científicos parecen divertirse a mares con esta situación de incertidumbre.
Y es que los neutrinos son la segunda partícula más común del universo (la pole position la ocupan los protones), y sin embargo, es probablemente la menos comprendida de todas. Son muy difíciles de detectar, y más aún de caracterizar. Pero como a la vez son tan numerosos, no se los puede ignorar, porque su presencia necesariamente incide en el funcionamiento de todo el universo.
Se supone que los neutrinos podrían dar la clave para los misterios que aún existen sobre el universo, al menos dentro de las respuestas que proporciona el "modelo standard": por ejemplo, ¿por qué el universo no se hizo percha a sí mismo después del Big Bang? Y toda esa materia oscura que pulula en el mundo, ¿no estará en realidad compuesta de neutrinos estériles? En tal caso, tan estéril no sería, ¿no?
Pistacho.
En los anaqueles de los científicos, los neutrinos vienen en tres tipos distintos, que los estudiosos denominan, también, "sabores"; como las viejas heladerías, que sólo tenían chocolate, crema y frutilla (antes de que se inventen el pistacho, el chocolate Dubai y todas esas chorradas que hay ahora, incluyendo la menta granizada, también conocida como Kolinos). Pues bien, los neutrinos vienen en sabor electrón, sabor muon, y sabor tau. Cuál es más rico, depende por supuesto del gusto de cada quien.
Parece que los muons y los tau son como versiones más pesadas de los electrones, algo así como Deep Purple y Led Zeppelin. Pero resulta que, a medida que se van moviendo, los neutrinos van cambiando de sabor, un poco como ocurre con el helado cuando se derrite y al final resulta indistinguible un gusto del otro. Ese componente aleatorio es lo que les sugiere a los científicos que podría haber otros sabores disponibles en el universo de los neutrinos.
Por si no hubiera bastante motivo para querella, está también ese rompecabezas neutrinal que se llama "la anomalía del galio". El galio es, desde luego, un metal plateado, que se funde a baja temperatura y se usa bastante en la electrónica, y que tiene la particularidad de que cuando se combina con un neutrón, éste se transforma en protón, con lo cual el galio se transforma en otro elemento, el germanio.
Pero hubo varios experimentos en los que, usando toneladas de galio líquido en piletas, se generaba menos germanio del que resultaba esperable con el "modelo standard": esa anomalía podría explicarse por la presencia de algunos neutrinos electrones que cambiaron de sabor y se transformaron en estériles. Pero el experimento Katrin no arrojó data confiable al respecto.
A lo mejor, si se dejan de molestarlo tanto, el neutrino finalmente dará la respuesta por sí mismo. Se ve que tiene su temperamento ese muchacho.
PETRONIO
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