Viernes 04 de julio 2025

Calidad deteriorada

Redacción 14/08/2024 - 00.25.hs

Durante muchos años -un siglo, acaso más— la Argentina fue considerada “el país de las vacas y el trigo”. Se podía ser pobre, cómo no, pero muy difícilmente hubiera un hogar donde faltaran un churrasco y un pan crujiente. Todo eso, mileísmo mediante, pertenece al pasado.

 

De la carne, con sus precios estratosféricos, ni hablar, pero asombra todavía más el progresivo y constante aumento del precio del pan, de ese pan que se diría esencial al cuerpo pero también al espíritu, al que en los últimos tiempos se le ha agregado un detalle negativo: sea por fallas de calidad en la harina, por agregados no habituales o por un inexplicable deterioro en la elaboración, es lugar común la queja popular en cuanto al pan de consumo diario. Esas quejas apuntan tanto a la falta de sabor como al rápido endurecimiento o un sugestivo cambio de color en piezas de escasos días. Y no se trata de determinado establecimiento, ya que la irregularidad –según la queja pública— es generalizada. Los fabricantes se defienden diciendo -- y acaso tengan razón en sus argumentos- que junto con el aumento constante de la harina se verifica un deterioro del producto.

 

Los molinos harineros, que son monopolio en el país, parecen no darse por aludidos en cuanto al tema.

 

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