Eficiencia naturalizada
Pareciera que las y los habitantes de La Pampa hemos naturalizado ciertas cuestiones y consideramos que la forma en la que desarrollamos nuestra vida es así por disposición divina. Sin embargo, recién cuando asomamos la cabeza y miramos lo que ocurre a nuestros costados, en otras jurisdicciones, nos damos cuenta de ello.
Imagínese usted que es padre o madre de dos hijos y habita en un barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se levanta temprano para cumplir las obligaciones del día pero ya desde la primera hora de la mañana exterioriza sus quejas porque sigue sin haber luz, pese a que ya pasaron varios días.
A esto se le suman temperaturas que son agobiantes producto de una inédita ola de calor, lo que es más difícil de afrontar si ni siquiera puede prender un ventilador. Ni hablar de mantener los alimentos. Esto ocurrió durante todo el verano en CABA y el conurbano bonaerense, donde el servicio de energía eléctrica lo prestan dos empresas privadas. Alrededor de las 19 del lunes, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) informó que había más de 130 mil usuarios sin servicio.
Los reclamos y quejas hacia las firmas se multiplican, pero nadie da respuestas. Tampoco parecen alcanzar las millonarias multas impuestas por Nación, porque el problema se repite. Este ejemplo nos debería hacer reflexionar de la realidad distinta que tiene La Pampa, dónde las cooperativas y el Estado provincial a través de la Administración Provincial de Energía (APE) se han encargado de invertir y mantener con eficiencia un servicio de energía eléctrica -entre otros- que, cómo dicen algunos vecinos, “nunca nos deja a pata".
Lo mismo ocurre con otras áreas: no faltan vacantes y las escuelas reciben a todos y todas, el servicio de Salud Pública no le niega la atención a nadie con excelente calidad y profesionalismo, sea de donde sean y tengan dinero o no, como ocurrió durante la pandemia de Covid-19. Claro que aún falta y no se está exento de errores. El camino por recorrer es largo, pero la provincia muestra un rumbo claro y correcto. Las comparaciones son odiosas, siempre. Pero en este caso es necesario, porque este año se vuelven a poner en juego los destinos de un país (y de la provincia) en un nuevo proceso electoral. De un lado las expresiones han sido más que claras sobre el rol del Estado, que debería ser ajeno a todo tipo de regulación. Incluso han esbozado un plan para privatizar todos estos servicios. Un ejemplo palpable son los reparos que hubo a una iniciativa del Gobierno pampeano para hacerse cargo de la distribución de gas. Se trata de una política de Estado que debería tener a todo el arco político del mismo lado, pero que encuentra suspicacias en la oposición.
En la vereda de enfrente a este modelo de país "para unos pocos" o del "sálvese quien pueda" se encuentra un proyecto que busca un Estado cada vez más presente, que garantice igualdad y equidad, con fomento de la actividad económica privada. "Un modelo con todos adentro", podría sintetizarse.
Más allá de las frases y eslóganes marketineros que circularán durante la campaña, son estos los aspectos a evaluar a la hora de optar por un proyecto u otro.
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